Virus de Epstein-Barr y su relación con la esclerosis múltiple

Entrevista al coordinador del Grupo de Enfermedades Desmielinizantes de la SEN

Andrea Jiménez 

Conflictos de interés

26 de enero de 2022

El 13 de enero Science publicó un estudio que analizaba las muestras de suero sanguíneo de más de 10 millones de militares estadounidenses y relacionaba la infección del virus de Epstein-Barr, causante de la mononucleosis infecciosa también conocida como la enfermedad del beso, con el desarrollo de la esclerosis múltiple.[1] Las conclusiones de la investigación llevada a cabo por científicos de la Harvard University, en Cambridge, Estados Unidos así como las declaraciones de su autor principal, provocaron que muchos medios no especializados señalaran al virus como causa primordial de la enfermedad neurodegenerativa. 

Ante el impacto mediático y la gran difusión que tuvo la noticia, la Sociedad Española de Neurología (SEN) lanzó un comunicado en el que solicitaba precaución por la información vertida alrededor de estos resultados y donde señalaba que, a pesar de que ya se conocía por estudios anteriores que la mononucleosis infecciosa era un factor de riesgo importante para desarrollar esclerosis múltiple, la altísima prevalencia de seropositividad al virus de Epstein-Barr, en la población general y la frecuencia relativamente baja de incidencia de esclerosis múltiple planteaban un gran desafío para probar la causalidad directa entre el riesgo de desarrollar la enfermedad y la infección viral previa.

"Por eso el titular recogido por los medios resulta un poco sensacionalista", manifestó a Univadis España el Dr. Miguel Ángel Llaneza, coordinador del grupo de estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología y jefe de Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol, en Galicia. "Ya se habían publicado muchas investigaciones que relacionaban el virus de Epstein-Barr con la esclerosis múltiple e incluso con otras enfermedades autoinmunes, como el lupus, desde hace años. Pero ninguno ha podido demostrar que eso sea una certeza a 100%". 

¿Cuál es el verdadero impacto de esta reciente investigación para avanzar en la lucha contra la esclerosis múltiple?

Aunque las conclusiones de este estudio ahonden en las de otros que ya se realizaron, esta investigación resulta muy relevante porque incluye a un número importante de individuos a los que se les ha dado seguimiento durante años. Se pudo observar que pacientes con esclerosis múltiple eran seropositivos para el virus de Epstein-Barr, es decir, que habían tenido contacto con él. No obstante, esta observación provocó que se concluyera que el virus es la causa directa de la enfermedad, algo bastante simplista si tenemos en cuenta que el virus ha infectado a 95% de la población general en algún momento de la vida y afortunadamente ese porcentaje no tiene esclerosis, una enfermedad que afecta 1 de cada 1.000 personas.

Claro que pensamos que el virus de Epstein-Barr probablemente juega un papel muy importante en la puesta en marcha de la enfermedad, pero hay otras muchas posibles causas detrás, como la predisposición genética del individuo.

¿Qué agentes se han asociado hasta ahora con un mayor riesgo de desarrollar esclerosis múltiple?

En la búsqueda de la causa de la enfermedad se han estudiado múltiples factores ambientales, como la exposición a algunos tóxicos, la obesidad en la infancia, el consumo de sal, tabaquismo, la falta de vitamina D o a la falta de exposición a luz solar. También se sabe que un individuo puede ser más susceptible a desarrollar la enfermedad cuando la microbiota intestinal está compuesta por algunos grupos bacterianos concretos, distintos a los perfiles bacterianos comunes del organismo. 

¿Se debe entonces descartar que la esclerosis múltiple sea "una complicación derivada de una infección viral", tal como afirmaba el investigador principal del estudio?

De momento, esa afirmación no es válida y entraña un problema: genera que mucha gente piense que al haber pasado la mononucleosis vaya a desarrollar una esclerosis e infunde mucho miedo innecesario. La mayoría de los pacientes que ha tenido la infección vírica nunca va a desarrollar la enfermedad neurodegenerativa. Por eso la difusión que se le ha hecho a esta nueva investigación es además de alarmista, muy reduccionista. Tal vez con el tiempo se pueda demostrar eso que ahora se está afirmando, pero de momento no parece correcto.

En los últimos años diversos estudios han relacionado a otros virus distintos al de Epstein- Barr como posibles agentes relacionados con la causa y con la posterior evolución de la enfermedad…

Hay investigaciones que han valorado, por ejemplo, una relación entre el herpesvirus humano 6 o el citomegalovirus con la esclerosis múltiple, así como otros factores ambientales. Pero ninguno de ellos parece tener tanta relación directa como con el virus de Epstein-Barr.

El estudio publicado en Science analizó las muestras de suero sanguíneo de 10 millones de militares revelando que 800 de los 801 hombres que habían desarrollado la enfermedad habían estado en contacto con el virus de Epstein-Barr. No obstante, la esclerosis múltiple es estadísticamente más típica en mujeres. ¿Se sabe por qué afecta mucho más a un género que a otro?

La esclerosis múltiple tiene tres veces más incidencia en mujeres que en hombres, como suele ocurrir en la mayoría de enfermedades de origen autoinmune. Y la explicación posiblemente se encuentre en que el perfil hormonal femenino juega un papel importante. De hecho, se sabe la influencia que tienen las hormonas en la evolución de la enfermedad según las fases de la vida en que se encuentre la paciente. Por ejemplo, es muy recurrente no tener brotes durante el embarazo, mientras que inmediatamente después del parto sí es frecuente tenerlos. Es importante tener en cuenta que los primeros brotes en mujeres suelen aparecer en la adolescencia, cuando las hormonas empiezan a tener un protagonismo importante en el organismo femenino, mientras que en la infancia no hay tanta diferencia entre hombres y mujeres.

Una de las conclusiones derivadas del estudio que ha generado tanto polémica es que un tratamiento con fármacos antivirales, que se dirija directamente al virus de Epstein-Barr, podría resultar más eficaz para tratar las esclerosis…

Si se llega a demostrar que la enfermedad está causada solo por una enfermedad vírica se podría desarrollar vacunas que protejan de la infección vírica y, como consecuencia, eviten el desarrollo de la enfermedad. Respecto a los fármacos antivirales, desconocemos el mecanismo que pone el marcha la enfermedad autoinmune y quizás, aunque se atacara a la causa original que provocó la enfermedad, el tratamiento antiviral podría no ser eficaz porque ya se puso en marcha el sistema inmune y resulta demasiado tarde.

¿Con qué tratamientos cuentan los pacientes con esclerosis múltiple en la actualidad?

Digamos que la enfermedad consta de dos fases, la fase inflamatoria y la fase degenerativa. Contamos con fármacos para cada fase, pero los más eficaces actúan en la primera, la inflamatoria. Por eso es importante la detección precoz de la enfermedad y poner al paciente en tratamiento lo antes posible.

¿Cuáles son los retos actuales de la esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple afecta a 2,8 millones de personas en todo el mundo y no cuenta con una cura definitiva. El desafío es encontrar la causa que la produce de forma certera con el objetivo de diseñar tratamientos muy específicos para evitarla, así como desarrollar medicamentos que actúen en las fases degenerativas y eviten la progresión de la enfermedad y el desarrollo de discapacidades en lo pacientes, como terapias de remielinización para regenerar el daño de las vainas. Necesitamos mucha más investigación. Por eso insisto: decir y afirmar tajantemente que el virus de Epstein-Barr es el responsable de la esclerosis nos parece aventurado. Pero, sin duda, el estudio es un gran paso para avanzar en el conocimiento de la enfermedad.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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