Inflamación y riesgo cardiovascular ante desequilibrio sodio-potasio en la dieta de pacientes con lupus

Gabriela Navarra

25 de enero de 2022

Una investigación que analizó las comidas y bebidas autonotificadas durante un día de 280 pacientes con lupus eritematoso sistémico (LES) mostró que una dieta alta en sodio y baja en potasio aumenta el riesgo de elevar la proteína C reactiva, un marcador sensible a la inflamación.[1]

El trabajo, publicado en Biological Research for Nursing, mostró que el consumo de sodio estuvo significativamente asociado con el anti-DsADN (anticuerpo anti-ADN; β = -0,005; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: -0,002 a -0,008) y el nivel del complemento C4 (β = -0,002; IC 95%: -0,003 a 0,000; p = 0,039), en tanto el consumo de potasio se asoció con el complemento C3 (β = -0,004; IC 95%: -0,007 a -0,001; p = 0,021), apoyando la idea de que tienen un papel clave en marcadores vinculados con la actividad de la enfermedad.[1]

Dra. María Correa Rodríguez

"Hasta donde sabemos, este estudio es el primero en evaluar el efecto potencial del sodio y el potasio en la dieta sobre la proteína C reactiva en pacientes con lupus; estudios previos lo evaluaron, pero en la población general", comentó a Medscape en español la Dra. María Correa Rodríguez, profesora del Departamento de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Granada, España, del Instituto Biosanitario de Granada (IBS Granada) y una de las autoras del estudio.

El objetivo fue investigar la asociación entre el consumo dietario de sodio y potasio, la relación sodio-potasio y la relación con los parámetros clínicos de la enfermedad, el daño acumulado y los factores de riesgo cardiovascular en pacientes con lupus eritematoso sistémico.

Riesgo cardiovascular aumentado

El lupus es una enfermedad autoinmune sistémica de origen no esclarecido, caracterizada por la presencia de anticuerpos dirigidos a los antígenos nucleares, con manifestaciones clínicas, como rash, artritis, fatiga, problemas neurológicos, anemia y trombocitopenia.[2]

Las personas con lupus tienen una prevalencia mayor de enfermedad cardiaca isquémica con un riesgo 10 veces mayor respecto de la población general y de 50 veces mayor en mujeres jóvenes en edad reproductiva.[3]

El mayor riesgo cardiovascular en personas con lupus parece depender tanto de la gravedad de la enfermedad como de los fármacos que se utilizan y de los factores de riesgo conocidos: obesidad, hipertensión, dislipidemia. Investigaciones previas han mostrado que los factores dietéticos pueden modular procesos inflamatorios y de riesgo cardiovascular y desempeñar un papel en procesos aterogénicos en el lupus.[4]

Dra. Alejandra Babini

"Hay datos sobre la mayor frecuencia de síndrome metabólico en estos pacientes y la mayor causa de mortalidad sigue siendo el fenómeno cardiovascular. El control de los factores de riesgo, como dislipidemia e hipertensión arterial, además del control de la enfermedad lúpica per se, son una prioridad", afirmó la Dra. Alejandra Babini, jefa del Servicio de Reumatología del Hospital Italiano de Córdoba, en Argentina, y expresidenta de la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR), quien no participó del estudio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere una ingesta diaria máxima de 2.000 mg/día de sodio y al menos 3.510 mg/día de potasio en adultos.[5]

Indicadores analizados

La investigación transversal fue realizada sobre población andaluza en España, con todos los participantes diagnosticados con lupus eritematoso sistémico al menos un año antes. Se evaluaron 350 pacientes de 18 a 80 años, de los cuales 280 reunieron los criterios de admisión, con una mediana de edad de 46,89 ± 12,85 años y 90,4% integrado por mujeres. La investigación se realizó entre enero y mayo de 2016.

"Se analizó el Índice de Actividad del Lupus (SLEDAI) para medir el grado de actividad a través de la evaluación de parámetros clínicos y de laboratorio, así como el daño crónico acumulado por la enfermedad, sus complicaciones o los tratamientos utilizados, que se evaluaron mediante el Índice de Daño Sistémico (SDI) o el Índice de daño de Systemic Lupus International Collaborating Clinics/American College of Rheumatology (SLICC/ACR)", indicó la Dra. Correa.

Además se recogieron datos sobre lípidos séricos, marcadores inflamatorios y marcadores inmunológicos y diagnósticos previos de hipertensión, dislipidemia, hiperglucemia y obesidad, como factores de riesgo cardiovascular.

En el lupus la prueba de proteína C reactiva ha sido reconocida como un útil marcador de actividad de la enfermedad y del riesgo cardiovascular.

"La medición del nivel de proteína C reactiva en suero se usa como un marcador sensible a la inflamación, ya que tiene un papel en la eliminación de bacterias y de células defectuosas y también podría tener funciones inmunomoduladoras más complejas", agregó la Dra. Correa. Sus valores se han asociado con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular. Su medición en sangre se realiza a través de la proteína C reactiva de alta sensibilidad.

Entrevista y análisis

Todos los pacientes realizaron una entrevista individual con un nutricionista durante la que recordaron los alimentos y bebidas consumidos durante un día. De cada paciente se registraron las cantidades y porciones con modelos pictóricos, así como con el método de cocción o preparación y mediante una calculadora en línea se obtuvo de la equivalencia de nutrientes.

En cuanto a los principales resultados, 75% de los pacientes excedió el objetivo de una relación sodio-potasio ≤ 0,6 mg/día: 45,4% la máxima ingesta de sodio recomendada y 86,4% no llegó al requerimiento diario de potasio recomendado.

Los pacientes que tenían una relación sodio-potasio más desfavorable eran los que más sodio y menos potasio ingerían en su dieta.

Se encontró una asociación positiva entre los altos niveles de sodio y el riesgo de una proteína C reactiva > 3 y se observó una relación inversa entre quienes ingerían más potasio y el riesgo de tener alta la proteína C reactiva.

Dieta y multidisciplina

"La complejidad de la enfermedad requiere control permanente de la inflamación. El papel de una dieta equilibrada y variada es relevante; incluir con más detalle la medición de sodio y potasio, sobre todo en personas con hipertensión y/o con nefritis lúpica aporta al manejo multidisciplinario", comentó la Dra. Babini.

"A pesar de que la alimentación y el estilo de vida se postulan como factores que impactan en gran medida en el desarrollo y evolución de enfermedades autoinmunes como el lupus, la falta de tiempo en consulta, así como la alta presión asistencial y la falta de personal provocan que dichas recomendaciones no se incluyan de forma sistemática. La promoción e implementación de programas de salud nutricional de los pacientes con lupus debe tratarse de forma interdisciplinar, incluyendo médicos, personal de enfermería y nutricionistas", agregó la Dra. Correa.

En cuanto a las limitaciones del estudio, los autores indican dos: que se necesitaría investigación prospectiva longitudinal para abordar el impacto de la ingesta del sodio-potasio en la enfermedad. En segundo lugar, que el sodio, el potasio y las proporciones de sodio y potasio se calcularon a partir del recordatorio del consumo dietético de un solo día.

"Es un estudio muy prolijo pero una sola determinación de los valores sodio-potasio no permite sacar conclusiones definitivas", comentó la Dra. Babini.

En coincidencia, los investigadores consideran que sus hallazgos son preliminares y que al no existir publicaciones anteriores sobre el tema se necesitan más estudios para aclarar los datos.

La Dra. Correa y la Dra. Babini han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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