Por mucho tiempo se consideró que el parásito Dracunculus medinensis, que produce dracunculiasis en seres humanos, tiene un ciclo de vida muy simple:
Una persona bebe agua contaminada con copépodos, o pulgas de agua, que están infectados con las larvas del parásito nematodo.
Luego, en el estómago humano, las larvas son liberadas y migran por todo el cuerpo.
Una vez que se aparean, la hembra fecundada comienza a buscar puntos de salida, generalmente las piernas.
Cuando comienza a emerger, tratando de volver al agua, la persona infectada sufre dolor, fiebre y a veces incluso daño permanente en las extremidades afectadas.
Se mete en el agua, ya sea un estanque o un río, y todo el proceso vuelve a empezar.
Un nuevo estudio, publicado en Current Biology por científicos de la University of Exeter, en Reino Unido, el Programa de Erradicación de la Lombriz de Guinea de Chad y la Universidad de Turín, en Italia, presenta un panorama más complicado: el ciclo de vida del nematodo también puede incluir que los perros se den un festín con los peces que llevan las larvas del parásito.[1]

David Molyneux, Ph. D.
"Este estudio proporciona la evidencia más sólida hasta ahora de que existe un ciclo de transmisión alternativo al establecido", declaró David Molyneux, Ph. D., parasitólogo de la Liverpool School of Tropical Medicine, en Liverpool, Inglaterra, en una entrevista con Medscape Noticias Médicas.
Los primeros indicios de que la versión establecida desde hace tiempo del ciclo de vida de Dracunculus medinensis podría no ser estrictamente correcta surgió en 2012, cuando en Chad se comenzaron a notificar infecciones de dracunculiasis en perros.[2] Los expertos creen que este descubrimiento se debió probablemente a un aumento de la vigilancia y no a un nuevo cambio de hospedador, una noción respaldada por un estudio genético.[3] En 2020, cinco países africanos informaron nada menos que 1.593 animales infectados por Dracunculus medinensis, principalmente en perros.
Sin embargo, hasta ahora se desconocía cómo se infectaban los perros. Robbie McDonald, Ph. D., doctor en ecología animal de la University of Exeter, que dirigió el estudio de Current Biology, y sus colaboradores efectuaron seguimiento a cerca de 300 perros a lo largo del Río Chari en Chad con registradores de GPS y analizaron las firmas de isótopos estables en los bigotes de los animales para reconstruir su dieta. Descubrieron que, durante la estación cálida y seca, cuando la población local pesca más, los perros que tenían una mayor contribución de pescado en su alimentación eran los más propensos a estar infectados con la lombriz de Guinea. Por cada 1% adicional de pescado en la dieta, el riesgo relativo de infección aumentaba 28%.
Anteriormente se había observado que los peces eran huéspedes paraténicos de la lombriz de Guinea: pueden transportar copépodos infectados con la larva de Dracunculus medinensis sin formar parte del ciclo de vida del parásito.[4] Esto, por supuesto no excluye la posibilidad de que los perros contraigan la enfermedad directamente al beber agua contaminada con pulgas de agua. "También encontramos en este estudio pruebas de la vía 'clásica'. Todavía no es posible afirmar cuál es la más importante", dijo McDonald en una entrevista a Medscape Noticias Médicas.
La transmisión zoonótica de la dracunculiasis es el segundo obstáculo, junto con las guerras y la inestabilidad política, para la erradicación de esta enfermedad, un objetivo establecido actualmente para 2030. Con el apoyo de varias organizaciones internacionales y ONG, los gobiernos de los países endémicos llevan luchando por deshacerse de la dracunculiasis desde la década de 1980. Es una historia de grandes éxitos. Se calcula que en 1986, había 3,5 millones de casos de dracunculiasis en todo el mundo.[5] Entre el 1 de enero y el 30 de noviembre hubo 14 casos en cuatro países: Chad, Etiopía, Mali y Sudán del sur.
Las exitosas campañas de erradicación se basaron en el suministro de agua potable, educación, sistemas de vigilancia, aislamiento de casos y tratamiento de las aguas infectadas con el parásito mediante Abate, un potente larvicida. Ahora, sin embargo, parece que serán necesarias medidas adicionales, "dirigidas a reducir la exposición de los perros a los restos de pescado durante la pesca estacional", dijo McDonald.
El último tramo de la campaña de erradicación de la dracunculiasis parece ser el más duro, y el objetivo de erradicación para 2030 parece poco probable. Los nuevos descubrimientos sobre cómo se transmite la dracunculiasis nos ayudarán a luchar contra la enfermedad a largo plazo, pero complican los objetivos a corto plazo. "Esta nueva epidemiología de la transmisión aumentará los retos de la erradicación", concluyó Molyneux.
Los autores han declarado no tener conflictos de intereses económicos pertinentes.
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CRÉDITOS
Imagen principal: Kateryna Kon/SCIENCE PHOTO LIBRARY/Getty Images
Figura 1: Liverpool School of Tropical Medicine
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Citar este artículo: Los perros pueden perpetuar el ciclo de vida de la lombriz de Guinea, un nuevo obstáculo para erradicar la dracunculiasis - Medscape - 30 de dic de 2021.
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