La fase inicial del tratamiento anticoagulante para la trombosis venosa profunda comprende los primeros cinco a 21 días tras el diagnóstico de una nueva trombosis venosa profunda; en esta fase debe iniciarse la anticoagulación y continuarse durante la fase de tratamiento primario. El objetivo es prevenir la propagación de la trombosis y la tromboembolia pulmonar. En el caso de los pacientes tratados con un antagonista de la vitamina K el inicio debe conjuntarse con heparina no fraccionada o heparina de bajo peso molecular durante un mínimo de cinco días y un índice internacional normalizado (INR) terapéutico sostenido durante 24 horas.[2,3,4,10]
Las guías actuales recomiendan los anticoagulantes orales directos en vez de los antagonistas de la vitamina K durante la fase inicial. Los pacientes en tratamiento con dabigatrán o edoxabán deben recibir un tratamiento previo con heparina no fraccionada o heparina de bajo peso molecular durante 5 a 10 días. El tratamiento con rivaroxabán o apixabán no requiere pretratamiento.[2,3]
Los filtros de vena cava no se recomiendan en pacientes con trombosis venosa profunda aguda, pero pueden considerarse en pacientes con contraindicaciones para la anticoagulación. La mayoría de los pacientes con trombosis venosa profunda proximal debe recibir solo con tratamiento anticoagulante y no tratamiento trombolítico.[2]
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Citar este artículo: Mini-examen clínico: Anticoagulación en la trombosis venosa profunda - Medscape - 11 de jul de 2022.
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