La obesidad es uno de los padecimientos crónicos más importantes en el mundo, asociada a la aparición de diabetes, dislipidemia, hipertensión arterial, cáncer y por supuesto, aumento de la mortalidad cardiovascular.
En los últimos años el desarrollo de opciones terapéuticas médicas e intervencionistas en obesidad se ha acrecentado. En el terreno farmacológico los resultados de reducción de peso obtenidos con algunos análogos del receptor del péptido 1 similar al glucagón, como liraglutida o semaglutida, han impulsado el desarrollo de nuevos fármacos, como el análogo dual del péptido insulinotrópico dependiente de glucosa y análogos del receptor del péptido 1 similar al glucagón, tirzepatida y el análogo de amilina, cagrilintida.
Por otra parte, la cirugía bariátrica es el método más efectivo para reducir peso, sin embargo, lo invasivo del procedimiento es el obstáculo más importante para su uso extendido. Debido a ello se han evaluado alternativas mínimamente invasivas, como los procedimientos endoscópicos con la colocación de balón intragástrico.
En Lancet se han publicado los resultados de dos estudios que muestran datos tanto de cagrilintida como del balón intragástrico ajustable para el manejo de la obesidad.[1] Es decir, dos alternativas terapéuticas novedosas que podrían ser de utilidad en diversos pacientes con obesidad.
Cagrilintida es un análogo acilado de amilina que genera retraso en el vaciamiento gástrico, reducción en la secreción posprandial de glucagón y posee un efecto regulatorio del apetito en el hipotálamo. En trabajos anteriores este fármaco ha mostrado una reducción de peso dosis-dependiente y por ello se ha considerado como uno de los agentes en desarrollo más promisorio.
Para continuar con la evaluación de cagrilintida se desarrolló un protocolo aleatorizado, doble ciego, con comparador activo (liraglutida 3 mg/día) y placebo para valorar 5 dosis de cagrilintida (0,3, 0,6, 1,2, 2,4, y 4,5 mg) semanal por vía subcutánea, donde se incluyeron pacientes con índice de masa corporal mayor a 30 kg/m2 e índice de masa corporal mayor 27 kg/m2 más una comorbilidad, como dislipidemia o hipertensión.[2] El desenlace primario fue el porcentaje de reducción del peso corporal a las 26 semanas de tratamiento.
Se reclutaron 706 pacientes al grupo de cagrilintida, 99 a liraglutida y 101 a placebo. Cagrilintida redujo peso de forma dosis-dependiente (-6% para la dosis de 0,3 hasta -10,8% para 4,5 mg) comparado con el placebo. Asimismo, al término del estudio 4,5 mg de cagrilintida generó mayor pérdida de peso que liraglutida (10,8% frente a 9%). En términos de seguridad, cagrilintida generó eventos adversos gastrointestinales también dosis-dependientes.
Aunado a este estudio de manejo farmacológico se han publicado los resultados de un trabajo aleatorizado con balón intragástrico para personas con obesidad. Este tipo de dispositivos se introduce en la cámara gástrica por vía endoscópica generando sensación de saciedad temprana, lo que reduce la ingesta calórica. Además el volumen de algunos balones puede ser ajustado para incrementar la pérdida de peso o mejorar la tolerancia. Sus efectos también se han relacionado a cambios en señales neurohormonales intestinales que participan en el control del hambre.
En el trabajo mencionado se evaluó el porcentaje de pérdida de peso en personas con obesidad después de 32 semanas de uso con el dispositivo y se comparó con personas que solo llevaron cambios en el estilo de vida. Se aleatorizaron 187 pacientes al balón intragástrico, mientras que 101 fueron colocados en el grupo de cambios en el estilo de vida. Al término de las 32 semanas el grupo de balón intragástrico mostró una reducción de 15% del peso corporal frente a 3,3% en el grupo de cambios en el estilo de vida. Además, 92% de los pacientes asignados al balón intragástrico tuvo una reducción mayor a 5% del peso corporal; a 17% de los pacientes en el grupo del balón se le retiró de forma temprana el dispositivo por intolerancia.
Ambos estudios enfatizan el desarrollo continuo de opciones terapéuticas en obesidad. Si bien hasta el momento los efectos con diferentes fármacos en monoterapia o combinación han sido moderados (reducción porcentual entre 5% y 10%), los resultados recientes con semaglutida (2,4 mg), tirzepatida (análogo dual del receptor de péptido 1 similar al glucagón y glucagón) y cagrilintida sugieren que algunos fármacos pueden generar una disminución de más de 10% del peso corporal y que en el futuro las alternativas serán aún más efectivas, esperando que también sean seguras, un acto de equilibrio complicado.
Queda claro que la cirugía bariátrica es el método más efectivo para la disminución crónica de peso, pero su uso debe ser valorado caso por caso, dada la necesidad de invasión y sus complicaciones. Los balones intragástricos han sido estudiados desde hace algunos años, sin embargo, su uso tampoco se ha extendido. La ventaja es que son dispositivos que se aplican por mínima invasión y que pueden ser removidos en caso de intolerancia. Su eficacia de reducción entre 20% y 30% del peso corporal los coloca por encima de lo que se obtiene con los fármacos.
Por otra parte, la duración del dispositivo, la seguridad y el tratamiento después del retiro son cuestiones aún no resueltas del todo, por lo que se requiere más información en este sentido.
Punto clínico
El mensaje con estos estudios es evidente, el desarrollo de opciones terapéuticas para la obesidad irá incrementándose, tanto de fármacos como de alternativas no farmacológicas. Sin duda, habrá que mantenerse atentos a esta evolución en los siguientes años.
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Citar este artículo: El desarrollo de opciones terapéuticas para el manejo de la obesidad continúa - Medscape - 2 de dic de 2021.
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