COMENTARIO

México se está atrasando en la vacunación contra la COVID-19

Dra. Armelle Pérez-Cortés Villalobos

Conflictos de interés

17 de noviembre de 2021

Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la vacunación contra la COVID-19 en el Centro de información sobre la vacuna contra el SARS-CoV-2.

En México la vacunación contra la COVID-19 inició el 24 de diciembre de 2020. Hasta el momento se ha aplicado al menos una dosis de vacuna a 52% de la población mundial y en México 41% cuenta con esquema de vacunación completo. En nuestro país hasta este momento son candidatos para vacunarse personas mayores de 18 años, niños mayores de 12 años que tengan una enfermedad crónica y la población de 15 a 17 años sin comorbilidades.

Comparado con otros países del mundo, incluyendo de Latinoamérica, México cada día se atrasa más en la vacunación contra la COVID-19; aún no se aplican refuerzos, no se vacuna a niños sanos mayores de 12 años (apenas iniciará el registro para la vacunación el 19 de noviembre para los mayores de 15 años) ni a menores de 12 años. Estamos por cumplir un año de haber iniciado la vacunación en el país y es importante cuestionarnos el rumbo que debe tomar la estrategia de vacunación en los siguientes meses.

Las personas con alto riesgo de desarrollar COVID-19 grave deben tener acceso prioritario a la vacunación, específicamente los pacientes inmunocomprometidos, con enfermedades crónicas y mayores de 65 años, ya que son los que se encuentran en mayor riesgo de hospitalización y fallecimiento por COVID-19, razón por la que deben tener una estrategia de vacunación diferente al resto de la población.

En este momento contamos con evidencia científica sólida mostrando que algunos grupos de pacientes inmunocomprometidos a pesar de estar completamente vacunados no tienen respuesta humoral adecuada y no forman anticuerpos, por lo que rápidamente se realizaron estudios aleatorizados. En el caso de los individuos trasplantados se evidenció que 4 meses después de la vacunación, 18% de los pacientes que recibieron solo dos dosis de vacuna de ARN mensajero tenía anticuerpos circulantes, comparado con 55% en el grupo que recibió tres dosis de vacuna; por estos hallazgos, la Food and Drug Administration (FDA), Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos y múltiples países del mundo han adoptado la estrategia de dar refuerzos a los individuos inmunocomprometidos, la cual no se ha adaptado en nuestro país, cuando claramente se ha documentado cómo los pacientes inmunocomprometidos tienen un riesgo más elevado de desarrollar COVID-19 grave.[1]

Asimismo, las personas mayores de 65 años son de gran preocupación; sabemos que han representado la mayoría de las hospitalizaciones y fallecimientos atribuidos a COVID-19 y que integran un grupo de pacientes que naturalmente tienen una respuesta inmunológica disminuida a las vacunas, específicamente aquellos que adicionalmente tienen enfermedades crónicas. La evidencia científica muestra que el beneficio de aplicar refuerzos en personas de 65 años es cada día más contundente.

Recientemente se publicó un estudio de la experiencia de Israel administrando una tercera dosis de vacuna de ARN mensajero, en la que se incluyeron 728.321 individuos y se encontró que los sujetos que habían recibido 3 dosis de vacuna de ARN mensajero tenían 93% de reducción de hospitalización y 81% de reducción de fallecimiento, en comparación con los que solo recibieron dos dosis de vacuna.[2] Uno de los estudios más relevantes en mayores de 50 años es un estudio inglés en el que se documentó que la eficacia clínica para enfermedad sintomática de tener dos dosis de la vacuna de Oxford/AstraZeneca disminuía a 44% a los 5 meses después de la vacunación y el biológico de Pfizer/BioNTech disminuía a 63% a los 5 meses después de la vacunación, sin embargo, en ambos grupos, dos semanas después de haber recibido un refuerzo con la vacuna de Pfizer/BioNTech, la eficacia aumentaba a 93% a 94%.[3] Ante esta evidencia científica es necesario considerar dar un refuerzo con vacuna de ARN mensajero a los mayores de 65 años.

Asimismo, se aprobó la vacunación contra la COVID-19 en niños de 5 a 11 años en Estados Unidos; los estudios científicos han demostrado que los niños pueden infectarse con la misma frecuencia que los adultos, incluso estudios de anticuerpos realizados en ese país mostraron que alrededor de 40% de los niños mayores de 5 años ya había tenido COVID-19 y se han confirmado 6,5 millones de infecciones en niños, representando 17% de los casos totales de este país.

La vacunación contra la COVID-19 fue estudiada en 4.700 niños entre 5 y 11 años mostrando una eficacia de 90,7% contra la COVID-19 sin encontrar ningún efecto adverso grave asociado a la vacunación. La vacunación en niños sanos no es prioritaria en este momento; no cabe duda de que los adultos de alto riesgo deben ser la prioridad, sin embargo, los niños han de estar contemplados en la estrategia nacional de vacunación contra la COVID-19, ya que aun cuando la mortalidad por COVID-19 en niños es baja, el fallecimiento de un niño causado por una infección prevenible por vacunación debe evitarse.

El impacto económico, social y político que ha tenido la pandemia de COVID-19 en México es incalculable; en este momento tenemos evidencia científica sólida que nos obliga a orientar las estrategias de vacunación contra la COVID-19 para proteger la salud y el bienestar de los mexicanos. Nada debería ser más importante.

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