COMENTARIO

Resiste Residente: retos jurídicos

David J. Sánchez Mejía

Conflictos de interés

4 de noviembre de 2021

Este contenido forma parte de una serie de comentarios de estudiantes de medicina en colaboración con el Colectivo Médicos en Formación. El colectivo es impulsado por Nosotrxs y está conformado por la Asociación Mexicana de Médicos en Formación, A.C. (AMMEF), la Asamblea Nacional de Médicos Residentes (ANMR), la Asociación de Residentes del Hospital General de México (ARHGM), la Asamblea Mexicana de Médicos Internos de Pregrado (AMMIP), la Asamblea Mexicana de Médicos Pasantes de Servicio Social (AMMPSS) y otrxs aliadxs del sector que trabaja en colaboración desde enero de 2020 para que se garanticen los derechos de las y los profesionales de la salud en formación.

Recientemente fue presentado el documental Resiste Residente,  producido por Symbiosis y Medu.[1] Además del excelente trabajo cinematográfico que le ha valido distintos reconocimientos y de la claridad de los testimonios que se obtuvieron, este invita a la reflexión de quienes, sin ser médicos, debemos impulsar acciones diversas para mejorar las condiciones de las personas que realizan una residencia médica en México.

En los siguientes párrafos se expondrán algunos aspectos jurídicamente relevantes que se desprenden del documental y que podrían ser útiles para trazar una ruta de solución a esta problemática.

El documental comienza con una descripción general de algunas deficiencias estructurales del Sistema Nacional de Salud de nuestro país, como son la fragmentación del sistema, el insuficiente gasto gubernamental y la falta de personal de salud. Sobre este último punto, los testimonios recabados son coincidentes: las y los residentes sostienen en buena medida la prestación de servicios de atención médica en el sector público.

Posteriormente el documental refleja la complejidad de situaciones a las que se enfrentan las y los residentes, en al menos tres vertientes. En primer término, respecto a su relación con el sistema, por ejemplo: insuficiencia de plazas, bajos salarios, falta de pago de horas extras, condiciones de la infraestructura o falta de mecanismos efectivos de denuncia. En segundo lugar, respecto a sus relaciones con las personas formadoras y sus pares: relaciones verticales, sanciones extralegales, tratos indignos y acoso, por mencionar algunos. Por último, en el ámbito personal, situaciones de estrés, ansiedad, depresión e incluso el suicidio.

Ante esta realidad que nos es retratada en poco más de 20 minutos del documental, conviene cuestionarse si el derecho regula de cierta forma los contextos en que se suscitan estas problemáticas. De ser el caso, debemos plantearnos cuál es su contenido y si esas normas están siendo efectivas o no.

Las residencias médicas se encuentran reguladas en nuestro sistema jurídico, sin embargo, debe decirse que se trata de un sistema de normas sumamente complejo y que es desconocido por sus destinatarios. El marco normativo atribuye a las y los residentes dos características de manera simultánea: la de estudiantes y la de trabajadores.

Como estudiantes, las y los residentes tienen derechos y obligaciones que se desprenden de la Ley General de Salud, del marco normativo de la Institución a la que pertenezca su sede formadora, del contenido de los Programas Académico y Operativo de la especialidad en que se encuentran y de la NOM-001-SSA3-2012. Por otra parte, las residencias médicas son reconocidas como un trabajo especial por la Ley Federal del Trabajo que impone deberes específicos a las sedes formadoras; además que les vincularía con el cumplimiento de las Normas Oficiales correspondientes, como sería la NOM-035-STPS-2018 sobre riesgos psicosociales.

A estas dos características podríamos incorporar una tercera, que es la de médico profesionista respecto de la cual las y los residentes deben actuar de conformidad con los estándares de cuidado y límites exigibles al médico general.

A partir de lo anterior podemos observar que sí existe un marco normativo regulatorio de las residencias médicas y que éste es bastante complejo. Ahora, resulta necesario conocer si estas normas están siendo aplicadas efectivamente o no. La respuesta que nos ofrece el documental es que no; a lo que correspondería tratar de identificar algunas explicaciones.

Entre las barreras para el ejercicio de los derechos de las y los residentes se encuentran el desconocimiento y la falta de información. Hasta ahora son pocas las escuelas de medicina que brindan a sus alumnos materias en las que se les proporcionen conocimientos jurídicos mínimos necesarios para su práctica profesional y el ejercicio de sus derechos.

Otra de las posibles razones por las cuales el marco jurídico no está siendo efectivo es la falta de actualización del mismo. Por ejemplo, el capítulo específico de la Ley Federal del Trabajo no ha sido revisado a fondo desde 1977 y la NOM-001-SSA3-2012 que debió haber sido actualizada en 2017, no lo ha sido, aunque se cuenta con un proyecto de actualización, detenido desde 2018.

Desde luego, asumir que los cambios normativos u ofrecer conocimiento jurídico por sí solos cambiarán la realidad que enfrentan las personas residentes no es acertado, e incluso ingenuo, pero quizá sea uno de los pasos necesarios para comenzar a construir algo más profundo como bien lo refleja el documental: un cambio de cultura que promueva un trato digno hacia las y los residentes por parte de las Instituciones y quienes los forman.

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