En infecciones torácicas pediátricas no complicadas los antibióticos no ayudan

Kate Johnson

Conflictos de interés

13 de octubre de 2021

Si no sospechan neumonía, los médicos no deberían prescribir antibióticos a la mayoría de los pacientes pediátricos con infecciones torácicas, según los hallazgos del estudio aleatorizado controlado ARTIC PC, publicado en The Lancet.[1]

"Prescribir antibióticos a pacientes pediátricos con infecciones torácicas no complicadas todavía es frecuente en muchos países", comentó el autor principal, Dr. Paul Little, profesor de investigación de atención primaria en la University of Southampton, en Southampton, Reino Unido, en entrevista con Medscape Noticias Médicas.

Sin embargo, hay obstáculos para suspender esta práctica. "Si se prescribe un antibiótico y el paciente mejora aun cuando el antibiótico no haya hecho gran cosa, los padres piensan que fue el antibiótico el que produjo la recuperación y esperan que se les prescriba antibiótico en la siguiente ocasión. Por consiguiente, los médicos que prescriben antibióticos medicalizan la enfermedad y mantienen un ciclo de expectativas, repetición de consultas y prescripciones", señaló.

El estudio incluyó 432 participantes de 6 meses a 12 años de edad (mediana de edad: 3,2 años) que acudieron a 56 consultorios generales en Reino Unido con infecciones de las vías respiratorias bajas comunes, no complicadas, de menos de 21 días de duración y en quienes no se sospechaba neumonía por los datos clínicos. Se les aleatorizó para recibir durante 7 días tratamiento con amoxicilina en dosis de 50 mg/kg o placebo. El criterio de valoración principal fue la duración de los síntomas calificados como moderadamente malos o peores.

Hasta por cuatro semanas los padres calificaron los síntomas, que consistían en tos, flemas, disnea, sibilancias, obstrucción nasal o rinorrea, alteración del sueño, sensación general de malestar, fiebre e interferencia en las actividades normales, en un registro diario. El criterio de valoración secundario fue la gravedad de los síntomas. Se hicieron análisis especificados de antemano para subgrupos clínicos claves en pacientes a quienes los médicos comúnmente prescriben antibióticos (aquellos con signos torácicos, fiebre, evaluación de malestar por el médico, esputo o estertores torácicos y disnea).

No hubo diferencia estadísticamente significativa en el desenlace entre los niños tratados con antibióticos y los tratados con placebo. La mediana de duración de los síntomas moderadamente malos o peores fue similar entre el grupo asignado a antibióticos y el grupo asignado a placebo (5 frente a 6 días: hazard ratio [HR]: 1,13), al igual que la mediana de tiempo transcurrido hasta que los síntomas fueron calificados como ausentes o como causantes de muy escasos problemas (7 frente a 8 días: HR: 1,09).

Hubo una pequeña diferencia significativa entre los grupos en la puntuación de la gravedad de los síntomas en los días 2 a 4 después de acudir al médico (1,8 en el grupo asignado a antibióticos frente a 2,1 en el grupo asignado a placebo), "lo que fue equivalente a menos de un paciente por cada tres que calificaron los síntomas como un problema leve más que un problema muy pequeño".

"Los efectos del tratamiento, sobre todos los criterios de valoración, fueron similares para la mayoría de los subgrupos, pero el efecto de los antibióticos fue ligero, pero no significativamente mayor en aquellos con fiebre o que no se sentían bien", añadieron.

Los investigadores concluyeron que "al igual que en los adultos, es improbable que los antibióticos representen una diferencia clínicamente importante en la carga de síntomas de las infecciones no complicadas de las vías respiratorias bajas en los pacientes pediátricos, tanto en general como en los subgrupos clínicos claves en los que es más frecuente la prescripción de antibióticos". Recomendaron que los médicos proporcionen "consejos de seguridad" a los padres, como explicarles cuál evolución de la enfermedad cabe esperar y cuándo sería necesario volver a consulta.

Los resultados proporcionan "más razones para hacer menos", afirmaron la Dra. Rianne Oostenbrink, Ph. D., de Erasmus MC-Sophia, en Róterdam, Países Bajos, y la Dra. Lina Jankauskaite, Ph. D., de la Lithuanian University of Health Sciences, en Kaunas, Lituania, en un comentario adjunto.[2]

"Las pruebas y el tratamiento excesivos de niños son muy prominentes en enfermedades infecciosas cuando la fiebre u otros síntomas como la tos pueden ser inespecíficos y de origen viral o bacteriano", escribieron.

Las comentaristas señalaron que pese a los antibióticos, la mayoría de los pacientes pediátricos tenía síntomas moderadamente malos o peores el día 3 y los síntomas habían mejorado en casi 75% de los pacientes en el día 14. "Un resultado notable de este estudio es que algunos niños tenían síntomas moderadamente malos o peores hacia el día 14 y los antibióticos no aliviaron los síntomas en comparación con el placebo. Asimismo, este estudio es congruente con otros estudios que han demostrado que reducir el tratamiento de las infecciones de las vías respiratorias bajas con antibiótico no conlleva una morbilidad prolongada o una mayor incidencia de complicaciones".

El estudio fue financiado por el UK National Institute for Health Research. Los doctores Little, Jankauskaite y Oostenbrink han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Para más contenido siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Comentario

3090D553-9492-4563-8681-AD288FA52ACE
Los comentarios están sujetos a moderación. Por favor, consulte los Términos de Uso del foro

procesando....