Mientras que las declaraciones científicas anteriores de la American Heart Association (AHA) han abordado cómo la dieta, la actividad física y el control de peso pueden ayudar a prevenir y controlar la hipertensión, una nueva declaración de la American Heart Association se enfoca en la hipertensión relacionada con la obesidad.[1]
El documento, publicado el 20 de septiembre en la versión electrónica de Hypertension, también identifica vacíos de conocimiento y recomienda orientaciones futuras en la investigación.
"Puesto que la obesidad es un factor de riesgo importante para la hipertensión y esta es uno de los principales (si no el principal) factores de riesgo a los que se atribuye la mayoría de las enfermedades cardiovasculares, pensamos que era importante enfocarnos en las estrategias para bajar de peso y actualizar lo que sabemos sobre las opciones de tratamiento que están disponibles para tratar la hipertensión relacionada con la obesidad", manifestó a Medscape Noticias Médicas el presidente del grupo redactor, Dr. Michael E. Hall.
"Las estrategias médicas y quirúrgicas ayudarán a mejorar el peso y la presión arterial a largo plazo, además de una dieta sana para el corazón y la actividad física", señaló en un comunicado de prensa de la American Heart Association.
"A menudo no consideramos los fármacos o la cirugía metabólica sino hasta después de que ha ocurrido daño de un órgano terminal, como lesión cardiaca o presentación de un ictus".
Sin embargo, con medidas oportunas, "podemos prevenir estas complicaciones", añadió el Dr. Hall, director asociado del departamento de enfermedades cardiovasculares en el University of Mississippi Medical Center, en Jackson, Estados Unidos.
"Este no es un llamado para un mayor uso de un tratamiento específico. Sin embargo, sabemos que se infrautilizan los tratamientos más agresivos, incluidos los fármacos contra la obesidad o la cirugía metabólica", aclaró.
El Dr. Hall añadió: "Tratamos el problema secundario (es decir, la hipertensión o la diabetes), pero no estamos tratando de forma tan radical la causa fundamental (obesidad)".
"Cabe esperar que esta declaración aumente la conciencia de que se dispone de varias opciones de tratamiento y dirija la atención a este importante problema de salud", destacó.
Añadió que la cuestión más importante es cómo abordar mejor la obesidad en niños y adolescentes para disminuir su riesgo de hipertensión y otras complicaciones relacionadas.
La declaración está dirigida tanto a médicos de atención primaria como a especialistas.
La dieta y la actividad física ayudan, pero es común la recuperación del peso
Disminuir 5% a 10% el peso corporal puede dar lugar a una reducción de más de 5 mm Hg en la presión arterial sistólica y a una disminución de 4 mm Hg en la presión arterial diastólica, señala la declaración. Reducir 10 kg de peso puede disminuir 5 a 20 mm Hg la presión sistólica.
Para controlar el peso, controlar la hipertensión y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, la guía recomienda la dieta mediterránea o la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), que resaltan la ingesta de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y semillas, con ingesta moderada de pescado, mariscos, pollo y lácteos y baja ingesta de carnes rojas procesadas, lo mismo que de dulces. La dieta mediterránea también incluye aceite de oliva y consumo moderado de vino (principalmente tinto).
No está claro el efecto del ayuno intermitente sobre el control de la presión arterial, señala la declaración.
Añadió que típicamente, 150 a 225 minutos y 225 a 420 minutos de actividad física por semana pueden lograr una reducción de peso de 2 a 3 kg o 5 a 7,5 kg, respectivamente, y se requieren 200 a 300 minutos de actividad física por semana para mantener esta reducción del peso.
"Por consiguiente, el mantenimiento satisfactorio del peso reducido en el curso de los años requiere típicamente altos niveles de actividad física y tiempo sedentario limitado, vigilancia frecuente del peso y altos niveles de restricción alimentaria" y es común la recuperación del peso, resumieron los autores.
Otras opciones para abordar la obesidad y la hipertensión
La farmacoterapia para bajar de peso y la cirugía metabólica son otras opciones para tratar la obesidad y disminuir la hipertensión.
La declaración señala que cuatro fármacos están aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados unidos para la reducción de peso a largo plazo: orlistat, fentermina/topiramato de liberación prolongada, naltrexona/bupropión y liraglutida en dosis de 3,0 mg. El 4 de junio la FDA aprobó un quinto fármaco, semaglutida.
Los efectos a largo plazo de los fármacos antiobesidad sobre la presión arterial son contradictorios.
Sin embargo, "las tasas de prescripción de estos fármacos siguen siendo bajas, lo que probablemente se debe a la limitada cobertura de seguro y los bajos niveles de eficiencia clínica en el tratamiento de la obesidad", escribieron el Dr. Hall y sus colaboradores.
La cirugía metabólica podría ser una opción para bajar de peso en determinados pacientes y conlleva una reducción de la presión arterial.
En el estudio de 100 pacientes GATEWAY (Gastric Bypass to Treat Obese Patients With Steady Hypertension), publicado en Circulation en 2018, más pacientes del grupo tratado con derivación gástrica en Y de Roux que del grupo de control (84% frente a 13%) cumplieron el criterio principal de valoración consistente en una reducción ≥ 30% en el número de fármacos antihipertensivos a los 12 meses mientras mantenían una presión arterial de consultorio < 140/90 mm Hg.[2]
Preguntas sin respuesta y orientaciones futuras de la investigación
En el periodo de 2015 a 2016 se estimó que 18,5% de los niños y adolescentes estadounidenses de 2 a 19 años de edad tenían obesidad, señala la declaración. Los niños con obesidad tienen un incremento de dos tantos en el riesgo de inicio de hipertensión y aquellos con obesidad grave tienen un aumento de más de cuatro tantos en el riesgo de este resultado, en comparación con los niños con un peso saludable.
El Dr. Hall y sus colaboradores resaltaron que "a medida que la prevalencia de la obesidad continúe aumentando, la hipertensión y las enfermedades cardiorrenales asociadas también aumentarán, a menos que se desarrollen estrategias más eficaces para prevenir y tratar la obesidad".
Identificaron 17 preguntas sin respuesta (vacíos de conocimiento) que pueden orientar la dirección de la investigación futura.
Estas incluyen:
¿Cuáles nuevas estrategias y guías con fundamento científico son necesarias para detener la evidencia creciente de obesidad en la infancia?
¿La reducción de peso intencional mediante farmacoterapia o cirugía metabólica en la infancia y la adultez temprana previene la hipertensión y el daño subsiguiente de órganos terminales a una edad posterior?
¿Cuál es el lapso de tiempo óptimo que los médicos deberían permitir antes de recomendar estrategias para el control de peso más agresivas (es decir, fármacos antiobesidad o cirugía metabólica) o estrategias para la hipertensión además de los cambios en el estilo de vida?
El Dr. Hall agregó: "En mi opinión, abordar la hipertensión relacionada con obesidad en la infancia y determinar el momento óptimo de los tratamientos antiobesidad son los aspectos más importantes".
"Sin duda estos tratamientos (es decir, dietas, fármacos, cirugía) conllevan algunos riesgos, pero no sabemos con certeza si sus beneficios superan estos riesgos en personas obesas más jóvenes o si iniciar estos tratamientos antes de que comience el daño de órganos terminales, como la insuficiencia cardiaca, supera los riesgos", finalizó.
El Dr. Hall ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Las declaraciones de conflictos de interés de los demás autores aparecen enumeradas en el artículo.
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Imagen principal: Dreamstime
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Citar este artículo: Nueva guía de la American Heart Association sobre el tratamiento de la hipertensión relacionada con la obesidad - Medscape - 27 de sep de 2021.
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