En México existen muchas injusticias en contra del personal de salud. A lo largo de su formación los médicos pasan por diversas etapas en las que se les explota, maltrata y despoja de cualquier concepción saludable de derechos humanos o derechos laborales. Desde mi punto de vista, es muy probable que quienes permiten estos abusos durante su formación los permitirán a lo largo de su vida laboral.
Desde el internado de pregrado (incluso antes) a muchos estudiantes de medicina se les enseña a guardar silencio, mirar para otro lado y no denunciar. Después vienen el servicio social y la residencia médica, en donde el silencio, poco a poco, comienza a convertirse en complicidad. En todas estas etapas existen reportes de alta prevalencia de abusos. Los estudiantes los soportan pensando que una vez que terminen su formación estos van a cesar, ¿pero en realidad los abusos desaparecen con el fin de la etapa formativa?
Los médicos egresados (generales y especialistas), al entrar al mercado laboral encuentran otro tipo de abusos, diferentes a los que enfrentan los estudiantes. Uno de ellos se da en las prácticas abusivas y fraudulentas de contratación que prevalecen en el sistema de salud público.
En las instituciones públicas algunos trabajadores de la salud tienen contratos laborales con todas las prestaciones de ley, a quienes se les conoce como trabajadores de base, es decir, disfrutan de todos los beneficios de la ley como son: atención médica, aguinaldo, vacaciones pagadas, ahorro para el retiro, etcétera. Otro tipo de trabajadores tiene contratos temporales o por servicios a pesar de no encontrarse en esos supuestos, ya que llevan años con esos contratos que se renuevan cada cinco, seis o nueve meses.
Los contratos injustos e ilegales son muchos. El problema que vamos a tratar en esta columna es que cada vez más los trabajadores de la salud son contratados bajo esquemas abusivos, como los contratos de prestación de servicios o por honorarios. No hablemos de los médicos que trabajan con supuestas "becas" o "apoyos" de instituciones de salud o de la industria farmacéutica.
No digo que estén mal esos apoyos, ya que en ocasiones es lo único que mantiene a los médicos trabajando, pero ya es hora de que todos los trabajadores tengan contratos justos; si además de tener un contrato laboral justo, la industria o alguna otra institución los quiere apoyar, me parece excelente, pero que esas ayudas o becas no sustituyan al salario.
El contrato de prestación de servicio (o por honorarios) consiste en contratos del ámbito civil, no laboral, y su finalidad es contratar a un profesionista independiente para la realización de una actividad relacionada con su profesión. Un ejemplo de este contrato es cuando se acude con un abogado con la finalidad de ser defendido en juicio. Al abogado se le pagan honorarios y está obligado a atender el caso, pero no es su empelado, es decir, no le puede exigir que se presente a trabajar a las siete de la mañana o que tenga una jornada determinada, o que porte un uniforme o gafete. Esa característica, que se llama subordinación, es la característica esencial de las relaciones de trabajo y va más allá de los contratos civiles.
Cuando firma un contrato de prestación de servicios con un profesional, este no se vuelve su empleado, más bien está obligado a cumplir con una tarea determinada en tiempo y forma, pero no le puede exigir que no atienda o tome otros asuntos, o que se presente todos los días a trabajar en un lugar determinado.
Si existe subordinación (como es el caso de los médicos en las instituciones de salud públicas), lo más seguro es que nos encontremos ante una relación laboral y, por tanto, el contrato correspondiente debería ser laboral, como en el caso de los trabajadores de base. Si no existiera subordinación y realmente fuera un contrato por honorarios o de prestación de servicios, el médico no tendría horario de entrada o salida, no estaría obligado a asistir a un centro de trabajo o recibir órdenes. Simplemente tendría que cumplir con el trabajo encargado de la manera que considere adecuada.
¿Por qué los contratos laborales son tan importantes?
Porque traen aparejados ciertos derechos para el trabajador y obligaciones para el patrón, como son: seguridad social, vacaciones, libertad sindical, ahorro para el retiro, apoyo para la vivienda, etcétera. El hecho de que las instituciones púbicas de salud en México den contratos "por honorarios" o de prestación de servicios a sus trabajadores es un abuso en su contra. Estos contratos despojan a los médicos y al resto de los trabajadores de la salud de sus derechos laborales.
¿Cuál es el problema de los contratos de prestación de servicios en el sistema de salud?
Cuando se utiliza este tipo de contratos de forma abusiva se atenta contra uno de los principios elementales del derecho del trabajo, que es la estabilidad en este. Los trabajadores tienen derecho a contar con un empleo estable que por lo menos les brinde los beneficios legales fruto de su labor.
Los trabajadores contratados bajo estos esquemas no solo pierden sus prestaciones, sino su estabilidad laboral e incluso psicoemocional. Es una verdadera tragedia que gran parte del personal de salud de nuestro país tenga miedo de que en los siguientes meses no lo vuelvan a contratar debido a que no le agrada a su superior o simplemente ya no lo quieren. El personal de salud, como todos los trabajadores, tiene derecho a la estabilidad en el empleo, a tener seguridad social, aguinaldo, ahorros y un retiro digno.
¿Qué hacer en esos casos?
Si usted se encuentra contratado bajo este tipo de simulaciones o alguna similar debe acudir con un abogado especialista en derecho laboral burocrático. La mayoría de los contratos temporales que se firman en el sector salud es ilegal. Los médicos tienen que firmar contratos cada tres, cuatro, seis o nueve meses, y no cuentan con prestaciones laborales.
Para la justicia laboral no es lo más importante el título del contrato, lo que importa es la relación que se da entre los sujetos. Si su contrato dice otra cosa, pero usted cobra un salario, y sobre todo, está subordinado a un patrón, lo más seguro es que esté sufriendo uno de estos abusos "tolerados".
En este caso, lo que se tiene que hacer es revisar el contrato y posteriormente, en juicio, probar que existen la relación laboral y la subordinación. ¿Cómo se prueba? Con cualquier mensaje, grabación, correo, testigos o instrucciones en los que se compruebe que usted recibe órdenes directas de su patrón respecto del trabajo contratado. Recuerde que en los contratos de prestación de servicios el profesional está obligado a cumplir la tarea, pero no está subordinado a quien lo contrató. Si usted tiene pruebas de que lo hacen acudir a un centro de trabajo con cierto horario, con uniforme, gafete, que tiene un jefe directo que le da instrucciones, etcétera, es muy probable que se encuentre en una relación laboral.
En el juicio laboral se pueden pedir dos cosas: que termine la relación laboral o la reinstalación, es decir, que se le vuelva a poner en su puesto, pero con un contrato laboral, no con una simulación.
El Dr. Mauricio Sarmiento estudió medicina e hizo residencia en anatomía patológica, medicina interna y hematología clínica. Posteriormente cursó la carrera de Derecho en la Facultad de Derecho de Ciudad Universitaria. Actualmente tiene un despacho jurídico en donde, entre otras cosas, da asesoría a médicos en temas de responsabilidad civil, trámites administrativos y las implicaciones jurídicas de la práctica médica.
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Citar este artículo: Los contratos abusivos en el sector salud público: cómo detectarlos y qué hacer - Medscape - 4 de agosto de 2021.
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