La vacunación por sí sola no contrarrestará el aumento de variantes resistentes

Ricki Lewis

Conflictos de interés

4 de agosto de 2021

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La relajación de intervenciones no farmacéuticas una vez que la vacunación de la población ha alcanzado un punto de inflexión que no llega a la inmunidad de grupo puede aumentar la probabilidad de que surja una cepa resistente que después favorezca la selección natural, de acuerdo con los nuevos hallazgos de un estudio de modelización publicados el 30 de julio en la versión electrónica de Scientific Reports.[1]

Aunque la vacunación es la mejor estrategia para controlar la propagación del virus, los cambios en nuestra conducta y actitud serán cada vez más necesarios para adelantarse a las cepas resistentes a la vacuna, de acuerdo con los cuatro autores del estudio.

"Nos hemos acostumbrado a pensar en la pandemia desde el punto de vista de la epidemiología, y a que se nos aconseje reducir la transmisión y el número de personas que enferman, así como la tasa de mortalidad. A medida que la pandemia se propague a través de los años habrá una nueva dimensión en nuestra forma de pensar, tanto de quienes establecen las políticas como del público. Y esta es la perspectiva evolutiva", señaló el coautor, Fyodor Kondrashov, Ph. D., biólogo evolucionista del Institute of Science and Technology (IST), en Klosterneuburg, Austria.

El próximo "cambio de mentalidad" que prevé Kondrashov debería asegurar a la gente que el uso de mascarilla y el distanciamiento social aun después de vacunarse no son inútiles. "Disminuyen la posibilidad de que se propague una cepa resistente a la vacuna. No estamos tratando de prevenir la propagación, sino la evolución de nuevas variantes, que son tan infrecuentes a este momento que aún no las identificamos", indicó.

El estudio se centró en la evolución de forma genérica, más que en variantes específicas. "Utilizamos el modelo clásico que se emplea para estudiar la epidemiología de la pandemia, el modelo SIR (susceptible, infectado, recuperado), y lo modificamos para estudiar la dinámica de mutaciones infrecuentes asociadas con el surgimiento de una cepa resistente a la vacuna", explicó Simon A. Rella, autor principal del estudio y estudiante de doctorado en el Institute of Science and Technology Austria, en Klosterneuburg, Austria.

Los investigadores simularon la probabilidad de que surgiera una cepa resistente a la vacuna en una población de 10 millones de individuos en el curso de 3 años, comenzando las vacunaciones después del primer año. Para ocho escenarios los factores en el modelo fueron tasas de infección, recuperación, muerte, vacunación y mutación, así como el porcentaje de individuos con cepas de virus resistentes.

El modelo también simuló olas de transmisión baja y alta, similar a los efectos de las intervenciones a gran escala, como los confinamientos.

Tres factores

El estudio demostró que tres factores aumentan la probabilidad de que ocurra una cepa resistente a la vacuna:

  1. Bajas tasas de vacunación.

  2. Alto número de individuos infectados.

  3. Tasa de mutación más rápida.

Estos factores son evidentes en cierto grado. "Todo individuo infectado es como un mini-biorreactor, que aumenta el riesgo de que aparezcan mutaciones que dotarán al virus de los atributos para evadir el sistema inmunitario sensibilizado por una vacuna", destacó Rella.

Añadió que no es tan obvio que cuando la mayoría de las personas esté vacunada, una cepa resistente a la vacuna tenga una ventaja sobre la cepa original y se propague más rápido.

Pero podemos detenerla. "Nuestro modelo demuestra que si en el momento en que una campaña de vacunación está cercana a concluirse y se mantienen las intervenciones no farmacológicas, hay una posibilidad de eliminar por completo las mutaciones de la población de virus resistentes a la vacuna".

En situaciones en las cuales se estableció una cepa resistente, la resistencia inicialmente surgió después de que se había vacunado a casi 60% de la población. Esto hace que las intervenciones no farmacéuticas, como el uso de mascarilla y el distanciamiento social sean decisivamente importantes. Un poco menos de 50% de la población estadounidense mayor de 12 años ha sido vacunada por completo, de acuerdo con Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos.

"Nuestros resultados indican que quienes establecen las políticas y los individuos han de considerar mantener intervenciones no farmacéuticas y conductas que reduzcan la transmisión durante todo el periodo de vacunación", concluyeron los investigadores.

Una "fuerza poderosa"

"Esperamos lo mejor, que no se haya desarrollado esa resistencia a la vacuna, pero advertimos que la evolución es una fuerza muy poderosa, y mantener algunas precauciones durante la vacunación puede ayudar a controlar dicha evolución", señaló Kondrashov.

Los investigadores se basan en los epidemiólogos para determinar cuáles medidas son las más eficaces.

"Es necesario vacunar al mayor número de personas lo más pronto posible y al nivel más global posible, así como mantener cierto nivel de intervención no farmacéutica para garantizar que variantes raras tengan la probabilidad de suprimirse en vez de propagarse", concluyó Kondrashov.

Se mostró pesimista porque muchos países todavía tienen dificultades para acceder a las vacunas, y la eficacia de la vacuna desaparece un poco con el tiempo. Los autores advirtieron que "el surgimiento de una cepa parcial o completamente resistente a la vacuna y su establecimiento final parece ser inevitable".

El escenario en el peor caso es conocido por los biólogos poblacionales: rondas de "desarrollo de vacunas jugando a ponerse al día en la carrera armamentística evolutiva contra las nuevas cepas", escribieron los autores.

Las limitaciones del estudio son que se desconocen algunos parámetros de la rapidez de evolución de cepas resistentes a la vacuna, y al crear el modelo no se consideraron los efectos del aumento de las pruebas, el rastreo riguroso de contactos, las tasas de secuenciación del genoma viral y las restricciones a los viajes.

Más bien el modelo ilustra principios generales mediante los cuales puede evolucionar la resistencia a la vacuna, finalizó Kondrashov.

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