Hidroxicloroquina es un fármaco muy utilizado en la práctica clínica en reumatología, sobre todo en pacientes que padecen lupus eritematoso generalizado y artritis reumatoide. En este último año ha existido información sobre su toxicidad cardiaca (por su uso en COVID-19 de manera masiva, aunque actualmente no se apoya más para el tratamiento de esta infección).
En el Congreso Anual Virtual de la European Alliance of Associations for Rheumatology (EULAR) de 2021 se presentaron algunos datos importantes.
Se buscó la prevalencia de alargamiento del intervalo QT corregido (QTc) en pacientes con lupus eritematoso generalizado tratado con hidroxicloroquina frente a quienes usaron hidroxicloroquina con COVID-19. Posterior al análisis se encontró que los pacientes con lupus eritematoso generalizado que se tratan con hidroxicloroquina no son susceptibles al síndrome del intervalo QT prolongado, que puede ser incluso mortal en otro grupo de usuarios de hidroxicloroquina (como quienes lo usaban para COVID-19).[1]
A este mismo respecto de toxicidades cardiacas se presentó otro trabajo en una cohorte española (Registro de Lupus de la Sociedad Española de Reumatología, RELESSER) de pacientes con lupus eritematoso generalizado que padecían falla cardiaca frente a aquellos sin la patología, para investigar si los antipalúdicos eran seguros en pacientes con esta afección del corazón.[2] Los resultados fueron muy interesantes, ya que se observó que en quienes tenían falla cardiaca y lupus eritematoso generalizado que se encontraban bajo tratamiento con hidroxicloroquina no solo no aumentó la mortalidad, sino que fue un factor protector, por lo que se sugiere utilizar estos fármacos en el contexto clínico mencionado.
A otro nivel conocemos que en muchas ocasiones solicitamos autoanticuerpos para corroborar una enfermedad del tejido conectivo (autoinmune), sin embargo, existe un anticuerpo en particular (anti-DSF70), cuya presencia se ha visto relacionada a menor incidencia de este grupo de enfermedades, lo cual lo convierte en un marcador muy interesante. En este mismo aspecto se presentó un par de trabajos muy interesantes. En el primero se observó claramente que con la presencia de un anti-DFS70 positivo de manera aislada (es decir, sin clínica y sin presencia de otros autoanticuerpos) 77% no se relacionó a enfermedad autoinmune sistémica, por lo que es muy buen predictor negativo para la exclusión de estas patologías.
Sin embargo, en otro estudio, en el que se calcularon especificidad/sensibilidad y valores predictivos de manera más sistematizada, se observó que un anti-DSF70 positivo no excluye por completo el riesgo de padecer una enfermedad autoinmune sistémica, por lo que se sugiere que este autoanticuerpo solo se solicite en situaciones diagnósticas complejas, y siempre en base a contar con daros de otros autoanticuerpos negativos para enfermedades como lupus eritematoso generalizado, síndrome de Sjögren, etcétera.[3]
Lo anterior deberá estudiarse a mayor profundidad en cohortes más amplias que incluyan pacientes con diversas enfermedades del tejido conectivo, y será necesario tener seguimiento a largo plazo para saber si este marcador puede utilizarse de manera "rutinaria" para descartar enfermedades del sistema inmune.
Siga al Dr. F. Javier Merayo Chalico de Medscape en español en Twitter @merayo_dr.
Para más contenido siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
Contenido relacionado |
Medscape © 2021
Citar este artículo: Temas selectos en enfermedades autoinmunes sistémicas - Medscape - 30 de jun de 2021.
Comentario