Identificado el primer biomarcador en sangre para diagnosticar la miocarditis

Carlos Sierra

Conflictos de interés

11 de junio de 2021

La miocarditis y el infarto de miocardio son dos enfermedades con síntomas muy similares, pero causas muy diferentes, lo que implica que requieren de tratamientos distintos. Para ello, es necesario diagnosticar a la mayor brevedad posible para decidir qué estrategia terapéutica es necesario aplicar.

Sin embargo, hay más, para diagnosticar un infarto de miocardio se requiere realizar un cateterismo y una angiografía para ver si las arterias están obstruidas, técnicas invasivas y que pueden ser dañinas si no se está sufriendo un infarto, ya que aumentan el riesgo del paciente a fallecer.

Resumiendo, un paciente que está sufriendo una miocarditis puede ver su estado agravado doblemente si se le realizan primero las pruebas asociadas al infarto de miocardio, primero por el tiempo adicional que supone realizar estas pruebas innecesarias y segundo, porque las propias pruebas para diagnosticar el infarto de miocardio afectan negativamente a su corazón. Por lo tanto, es necesario desarrollar técnicas de diagnóstico de la miocarditis que sean rápidas y no invasivas para que, en caso de padecerla, poderla tratar en el menor lapso de tiempo posible.

Diferencias entre el infarto de miocardio y la miocarditis

La miocarditis es la inflamación del miocardio. Esta inflamación puede afectar el músculo cardíaco y el sistema eléctrico del corazón, lo que reduce la capacidad del corazón de bombear y produce arritmias, pudiendo llegar a provocar la muerte.

Por su parte, el infarto de miocardio es la muerte de las células del miocardio por la falta de riego sanguíneo debido a la obstrucción de una arteria.

Por lo tanto, necesitan tratamientos distintos. La miocarditis requiere de un tratamiento antiinflamatorio con corticoides, mientras que el infarto de miocardio requiere de cateterismos o, si la obstrucción arterial es muy grave, de una intervención quirúrgica.

Sin embargo, los síntomas son muy parecidos, dolor agudo en el pecho, por lo que es muy complicado, a día de hoy, diferenciarlas sin realizar un cateterismo. El diagnóstico de miocarditis suele establecerse tras descartar la enfermedad arterial coronaria mediante angiografía coronaria invasiva o tomografía computarizada (TC), y posterior confirmación mediante biopsia endomiocárdica. Debido a que la biopsia cardiaca es agresiva, suele reservarse para los casos graves. Una alternativa a la biopsia es la resonancia magnética cardiaca. Sin embargo, no está disponible en todos los centros hospitalarios españoles. Esto hace que, incluso, se desconozca el número de personas afectadas con esta enfermedad debido a la complejidad para diagnosticarla.

Pero, gracias a un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), liderado por Pilar Martín, Ph. D., quizás en un futuro cercano podamos diagnosticar la miocarditis de una manera rápida y no invasiva.

La clave: un biomarcador en sangre

Este equipo de científicos, en colaboración con varios hospitales y grupos de pacientes de España, Suiza, Italia y Estados Unidos, ha conseguido recientemente identificar un marcador biológico, el miR-721 homólogo humano, que está presente en la sangre del paciente y que permite diagnosticar con mucha precisión (sensibilidad y especificidad mayor del 90%) la miocarditis.[1] 

El hallazgo del miR-721 tuvo lugar en el plasma de ratones con miocarditis autoinmune y viral. "Este miRNA es sintetizado por las células autoinmunes Th17 que reconocen antígenos cardiacos derivados de proteínas como la alfa-miosina y atacan el miocardio, siendo responsables en gran medida de la fisiopatología de la enfermedad", explicaron a Univadis España Rafael Blanco-Domínguez y la Dra. Raquel Sánchez-Díaz, los dos primeros autores del estudio.

Asimismo, el grupo identificó, clonó y validó el miRNA homólogo humano del miR-721, que no estaba descrito, demostrando que es sintetizado por las células Th17 de pacientes con miocarditis y que su expresión es exclusiva del plasma de estos pacientes.

Para ello, en este estudio publicado en The New England Journal of Medicine, los investigadores comprobaron la presencia (o ausencia) de este biomarcador con una reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y una gota de sangre del paciente.

"Nuestro hallazgo puede convertirse en una nueva herramienta útil en la práctica clínica que permita un diagnóstico preciso y no invasivo de la miocarditis con tan solo una gota de sangre", declaró Martín. "Para ello, el objetivo final es poder sustituir estas pruebas por unos biosensores que ya se están comercializando y que son capaces de identificar este marcador. De esta forma, se podría diagnosticar desde una ambulancia o cualquier centro de salud sin tener que pasar por un laboratorio, lo que agilizará el proceso", continuó la investigadora del CNIC.

El camino a recorrer

En la actualidad, se están llevando a cabo dos ensayos clínicos a nivel nacional para validar el potencial diagnóstico y pronóstico de este biomarcador. El primero está coordinado desde el CNIC y cuenta con los datos de ocho hospitales españoles. El segundo, gestionado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y el propio CNIC, pretende comprobar la efectividad de este marcador en pacientes con cáncer que estén siendo tratados con inmunoterapia. La razón de incluir a este grupo de pacientes es que "pese que la causa más frecuente de miocarditis es una infección viral, también puede ser secundaria a algunos tratamientos de otras patologías. De hecho, la miocarditis es un efecto secundario que, aunque es muy raro, es potencialmente grave en pacientes con cáncer que están recibiendo un tratamiento con los inmunoterápicos" justificó la Dra. Raquel Sánchez-Díaz. En estos casos, algo menos del 1% de los enfermos desarrollan miocarditis y las probabilidades de fallecer aumentan hasta el 50%. Una vez se finalicen estos ensayos, se dará el salto a los hospitales.

En estos futuros estudios se evaluará el potencial del biomarcador predecir el riesgo a corto y largo plazo, así como monitorizar la persistencia de inflamación miocárdica y el riesgo de recurrencias, de progresión clínica o de remodelado ventricular adverso.

"Este sistema de detección puede suponer un ahorro espectacular para los sistemas de salud, porque es muy barato y supone mucho menos riesgos para el paciente. Si la miocarditis se detecta a tiempo, los tratamientos son bastante efectivos, pero un diagnóstico temprano aumenta las probabilidades de éxito" concluyó Martín. Una opinión con la que concuerda plenamente el Dr. Fabián Sanchís Gomar, cardiólogo del Hospital Clínico Universitario de Valencia y ajeno a dicho estudio: "tener un marcador que se pueda detectar con un análisis de sangre nos ayudaría mucho para diagnosticar la miocarditis de forma precisa y evitar complicaciones derivadas del tratamiento".

Este estudio ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, a través del Instituto de Salud Carlos III - Fondo de Investigación Sanitaria; CIBERCV; la Comunidad de Madrid; Beca Leonardo para Investigadores de la Fundación BBVA; la Fundació La Marató TV3; y las European Research Council grants ERC-2011-AdG 294340-GENTRIS y ERC-2018-CoG 819775-MATRIX. 

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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