COMENTARIO

El debate del regreso a clases presenciales en escuelas de México durante la pandemia de COVID-19

Dr. Jesús Hernández Tiscareño

Conflictos de interés

31 de mayo de 2021

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La pandemia mundial de COVID-19 se ha abordado mediante la implementación de estrictas medidas de salud pública centradas en restringir la movilidad y asegurar el distanciamiento físico; la mayoría de los países impuso el cierre de escuelas para mitigar la transmisión.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) considera que actualmente alrededor de 220 millones de estudiantes se encuentran sin asistir a la escuela en todo el mundo.[1] Tan solo en México se calcula que 37 millones de estudiantes de educación preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior, siguen siendo afectados con el cierre de escuelas, lo que provoca altos costos sociales y económicos. Sin embargo, el papel de las instituciones educativas en la transmisión y el valor del cierre de escuelas ha sido uno de los temas más polémicos de la pandemia de COVID-19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que el cierre de las escuelas tiene claro efecto negativo en la salud, la educación y el desarrollo infantil, así como en los ingresos familiares y en la economía en general, y que algunos beneficios sobre la apertura implican que los estudiantes podrán completar sus estudios y pasar al siguiente nivel, mayor bienestar social y psicológico, acceso a información fiable sobre cómo protegerse a sí mismos y a los demás, reducción del riesgo de abandono escolar, y beneficios para la sociedad, como permitir que los padres trabajen.[2]

Sin embargo, las formas en que la educación presencial influye en la incidencia del SARS-CoV-2 en la comunidad son complejas. Las escuelas desempeñan un papel único en el tejido social de los países y a menudo crean conexiones de transmisión potenciales entre comunidades, que de otro modo serían dispares.

Incluso si la transmisión en las aulas es rara, las actividades relacionadas con la escolarización presencial, como los medios de transporte al trasladar a los estudiantes, interacciones con los maestros y cambios más amplios en el comportamiento social cuando las escuelas están de forma presencial, podrían conducir al aumento en la transmisión comunitaria.[3]

En México las escuelas se cerraron el día 23 de marzo de 2020 y el 13 de mayo de 2021 se presentó una guía de orientación para la reapertura de las escuelas ante COVID-19, en la cual se estableció la reapertura escolar gradual, cauta y ordenada, para que sea segura y duradera. Dentro de este plan se estableció un semáforo regional de riesgo, que entró en operación el 1 de junio de 2020.

El semáforo tiene una escala de colores: rojo (nivel máximo de alerta), naranja (nivel alto de alerta), amarillo (nivel intermedio) y verde (nivel de alerta de cuidado cotidiano). En cada color del semáforo se señalan actividades económicas y sociales que se retoman progresivamente y con diferentes niveles de aforo, estableciendo que las escuelas solo se abrirán hasta que el semáforo esté en color verde.

Actualmente en México se encuentran en semáforo verde 16 estados, sin embargo, una publicación emitida en abril de 2021, llamada Estrategia nacional para el regreso a clases presenciales en las escuelas de educación básica, establece tres etapas para la apertura de las escuelas: etapa 1 (medidas previas) que va en concordancia con el semáforo epidemiológico, en la que se tiene planeada la vacunación del personal docente; etapa 2 (medidas de organización), y etapa 3 (medidas académicas).

En un comunicado sobre el regreso a clases presenciales, la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez, informó que el 21 de mayo terminaría la campaña de vacunación programada al personal educativo docente, administrativo y de apoyo en todo el país, lo que significaría preparar el regreso a las actividades escolares presenciales. Sin embargo, hasta la fecha no se ha cumplido dicho propósito; cabe mencionar que el estado de Campeche fue el primero en regresar a clases presenciales el 17 de abril del presente año, pero acaba de pasar de semáforo verde a amarillo, suspendiendo las actividades escolares de forma presencial.

Estrategia nacional para el regreso a clases presenciales

La SEP estableció 9 intervenciones básicas:

1. Comités participativos de salud escolar.
Estos se integrarán con la participación de representantes de madres y padres de familia o tutores y personal docente, y estarán a cargo de la desinfección y limpieza de la escuela y de los tres filtros de corresponsabilidad: casa, escuela y salón de clases, teniendo como objetivo que los responsables del cuidado de los niños identifiquen la presencia de fiebre, dolor de cabeza o algún síntoma de enfermedad respiratoria (tos seca, dolor de garganta, secreción nasal). En caso de identificar algún síntoma será necesario acudir al servicio médico y permanecer en casa 14 días naturales a partir de la fecha del último síntoma.

2. Garantizar el acceso a jabón y agua para lavado de manos frecuente durante la jornada escolar.

3. Cuidado de maestras y maestros en grupos de riesgo.

4. Mascarillas o pañuelo obligatorio en el interior de la escuela, siendo esta medida no aplicable a niños menores de 6 años.

5. Sana distancia: colocar asientos a distancia libre entre alumnos de 1,5 metros hacia sus cuatro lados, también aplicable para docentes y área administrativa, por lo que se debe reducir la capacidad de la asistencia, alternando a los alumnos por día, reduciéndose a 50% la matrícula del plantel para asegurar la sana distancia. Sugiriendo además la ingesta de alimentos dentro del salón de clases y en su lugar asignado.

6. Maximizar el uso de espacios abiertos.

7. Suspensión de cualquier tipo de ceremonias o reuniones.

8. Detección temprana: se genera un protocolo de detección. Si el escenario muestra un caso sospechoso de infección se envía a todos los alumnos y maestros del grupo a sus casas por 14 días naturales, se mantiene en observación, y si la prueba es negativa se reanudan clases. Si la prueba de COVID-19 resulta positiva se envía a su domicilio a todos los escolares, docentes y administrativos por 14 días, con suspensión temporal de clases presenciales de la escuela.

9. Apoyo socioemocional para docentes y estudiantes.

Estas acciones concuerdan con las recomendaciones emitidas por organizaciones internacionales, a excepción de los siguientes puntos

1. Síntomas a vigilar: dentro de los filtros establecidos por la Secretaría de Educación Pública se establece verificar la presencia de fiebre, dolor de cabeza y síntomas respiratorios; Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos establece que la aparición de cualquiera de los siguientes síntomas en un estudiante, maestro o miembro del personal de la escuela sugiere que la persona debe ser referida para pruebas de diagnóstico:

  • Temperatura mayor a 38 ºC.

  • Dolor de garganta.

  • Tos (para estudiantes con tos crónica debido a alergias o asma, un cambio en la tos).

  • Dificultad para respirar (para estudiantes con asma, un cambio con respecto a su respiración inicial).

  • Diarrea o vómito.

  • Pérdida del gusto u olfato.

  • Aparición de dolor de cabeza intenso, especialmente con fiebre.

2. Uso de mascarillas: los lineamientos en México establecen uso obligatorio de mascarillas en niños mayores de 6 años. Dentro de sus recomendaciones,CDC refiere que no se deben colocar mascarillas en niños menores de 2 años, así como en cualquier persona que tenga problemas para respirar (asma o patología respiratoria), o que no pueda quitarse la mascarilla sin ayuda (aquellos con educación especial o necesidades sanitarias).

3. Áreas ventiladas: CDC propone mejorar la ventilación en la medida de lo posible para aumentar la circulación del aire exterior, lo cual se logra mediante las siguientes acciones: abriendo ventanas, asegurando que los ajustes de calefacción, ventilación y aire acondicionado maximicen la ventilación, filtrar o limpiar el aire de la escuela mediante limpiadores de aire portátiles que utilicen filtros de aire de partículas de alta eficiencia (high-efficiency particulate air), y uso de extractores de aire en baños y cocinas.

Conclusiones

El debate en torno a la escolarización presencial en todo el mundo ha sido intenso, exacerbando las diferencias en el enfoque entre sistemas escolares y familias; esta discusión ha brindado la oportunidad de aprender sobre los riesgos de la escolaridad y el grado en que las medidas de mitigación pueden reducir el riesgo. La idea de que la escolarización presencial conlleva mayor riesgo de COVID-19 para los miembros del hogar está presente; pero también existe evidencia de que las medidas de mitigación comunes y de bajo costo pueden reducir este riesgo.

Queremos que nuestros alumnos vuelvan a la escuela, pero con el apoyo necesario para asegurar todas las medidas de prevención, a fin de que puedan estudiar en condiciones óptimas, por lo que todos los sectores de la sociedad, incluyendo gobierno, padres de familia e instituciones educativas, deben involucrarse para transitar por una adecuada y segura apertura de las escuelas.

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