El Instituto Mexicano del Seguro Social pagó 18 mil millones de pesos de sobrecosto en compras de fármacos e insumos entre 2008 y 2018

Nelly Toche

11 de mayo de 2021

CIUDAD DE MÉXICO, MEX. De acuerdo con el análisis de más de dos millones de adquisiciones obtenidas del Portal de compras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, la institución de salud pública más grande de Latinoamérica) compró fármacos y otros insumos médicos a empresas proveedoras con un sobrecosto de 18 442 648 397,09 pesos entre los años 2008 y 2018, lo que equivale a 57 campañas presidenciales en México o 15 torres de control del extinto Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

A este dato sobre el pago de precios mucho más altos que los promedios ponderados anuales se suman otros, como el hecho de que 27.886 proveedores vendieron al IMSS entre 2008 y 2018, pero solo 1% de ellos (278) recibió 78,2% del monto contratado. La empresa Dentilab es la proveedora del instituto a la que se le pagó el mayor monto con sobrecosto (más de 532 millones de pesos).

En este análisis realizado para el micrositio de datos y periodismo Salud, Dinero y Corrupción, creado por PODER, organización de transparencia y rendición de cuentas, también se encontró que el IMSS compró fármacos a un precio 3.000% más elevado que el ponderado de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), como tenofovir disoproxil fumarato de 300 mg/tab (3.365,57%) un antiviral utilizado para el virus de inmunodeficiencia humana.[1]

Además, la concentración de venta a las empresas más grandes es significativa: solo 10 empresas acaparan 15,53% del sobrecosto total. Son 2 864 260 473,09 pesos de sobrecosto en un total de 39 655 890 009,93 pesos contratados.

Siguiendo con el análisis, en el que también colaboran la organización Nosotrxs y el colectivo Cero Desabasto, en los 10 años registrados el antiinflamatorio celecoxib es el fármaco comprado por el IMSS a mayor sobrecosto (casi 108 millones de pesos). Le siguen losartán (más de 81 millones de pesos), rituximab (más de 81 millones de pesos), tacrolimus (más de 76 millones de pesos) y ranitidina (más de 67 millones de pesos).

Cabe destacar que el informe llega hasta 2018, pues a partir de ese año se dejaron de publicar detalles de las compras. A la opacidad de estos últimos tiempos se suman las denuncias de desabasto de fármacos vitales de organizaciones de pacientes y familiares, que a través del colectivo Cero Desabasto han recopilado más de 4.200 reportes de escasez en los dos últimos años.

El proyecto Salud, Dinero y Corrupción se basa en el trabajo de mapeo de compras y análisis de sobrecosto, en especial las dos ediciones del proyecto VivirConVIH.org y la metodología diseñada para la International Treatment Preparedness Coalition Latin America and Caribbean.[2] La cifra de sobrecosto, así como de los fármacos comprados y empresas beneficiadas, se obtiene restando el precio de referencia al precio unitario de la compra reportado en el Portal de compras del IMSS. El precio de referencia se calcula haciendo un promedio ponderado de todos los precios de una misma clave del IMSS en un mismo año.

Esta fórmula tiene en cuenta las fluctuaciones de precio anual, se adapta a situaciones de escasez y permite calcular el sobreprecio de las más de 24.000 claves distintas que el IMSS ha comprado a lo largo del periodo analizado. El defecto de la fórmula es que en caso de que todas las compras tuvieran sobreprecio, el precio de referencia se dispara hacia arriba y esconde el sobrecosto.

Por último, algo más que permite este proyecto realizado por PODER, es que se pone a disposición de médicos, personal de salud y periodistas el Panel de Datos, que incluye un manual con el fin de que se puedan utilizar las herramientas de búsqueda y análisis de datos para crear historias e investigaciones propias.

Los ejercicios de transparencia son necesarios

Dr. Andrés Castañeda Prado

Para el Dr. Andrés Castañeda Prado, coordinador de causa en Nosotrxs, este tipo de ejercicios es lo que nos empodera como trabajadores de la salud y como ciudadanos. "Si no tenemos datos no podemos exigir a la autoridad que cumpla y lo haga mejor. Que empresas y gobierno se sientan observados sirve para que hagan bien las cosas y tengan herramientas, a la ciudadanía le da los instrumentos para saber lo que está pasando. Que haya más información beneficia a todas las partes, sin duda la transparencia es algo en lo que se tiene que trabajar".

En entrevista para Medscape en español señaló que este es un ejercicio que refleja la importancia de la sociedad civil, porque si bien el IMSS tiene sus datos a disposición, es muy difícil hacer uso de ellos de manera desagregada. "Sin capacidad de aterrizarlos y procesarlos es imposible usarlos".

Explicó que la necesidad primaria de acceso a fármacos fue la que motivó este ejercicio de generar capacidad para hacer análisis de los contratos y el big data. "Con este portal se ve reflejada esta intención para que tanto profesionales de la salud como pacientes puedan hacer una especie de contraloría ciudadana y entender qué ha pasado con nuestros impuestos".

Hacer este ejercicio con el IMSS no es solo porque atiende a 50 millones de mexicanos, sino porque también se tiene información a disposición plena a través del Portal de compras del IMSS. Esto además es un ejemplo de lo que podría estar pasando en otras instituciones.

El especialista aseguró que con este ejercicio "nos podemos percatar de que el gran problema no es precisamente de dinero", dentro de un contexto en un país en vías de desarrollo. Se trata de falta de organización y mala gestión, "aunque da mucho coraje, al mismo tiempo es alentador, porque si fuera un problema de dinero pues no habría margen de acción, pero hoy sabemos que está ahí aunque mal empleado, con eso algo se puede hacer, hay espacio para mejorar".

Agregó que al optimizar la administración pública y hacerla más eficiente también se puede tener más alcance y acceso a fármacos y equipos para atender a los pacientes y alcanzar un mejor estado de bienestar.

Añadió que cuando los funcionarios y las empresas lean este reporte, probablemente habrá muchas excusas, se hablará de libre mercado o temas administrativos. Sin embargo, claramente hay un síntoma en el que no se está acusando a nadie, pero hay datos duros que demuestran ineficiencia o corrupción. "Hoy sabemos que hay muchas malas prácticas, incluso algunas no intencionadas o por mala planeación por la urgencia, pero también existen las formas para generar un alto costo a priori y se ve reflejado en esta plataforma y sus hallazgos. Cuando se está en el ojo público, eso inmediatamente implica transparencia, lo que podría evitar un sobrecosto", de ahí la relevancia del estudio.

Agregó que esto incluso abona al argumento de cambiar el sistema de compras, sin por eso dejar de lado el hecho de que en los últimos dos años lejos de corregirse el problema, se ha agravado el desabasto, "aún no estamos llegando a la solución de este problema. Todavía hay un camino largo por recorrer, donde la solución de antes salía muy cara, pero la solución que se está gestando no ha acabado de dar respuesta y estar a la altura de lo que se necesita".

Concluyó que el tema de acceso a los fármacos es muy complejo, pues hay multiplicidad de actores enorme, pero solo se podrá avanzar si dejamos la confrontación, mostramos la información y tendemos una mano para resolver esta problemática tan grave. "Garantizar el acceso completo a los fármacos nunca va a dejar de ser un reto, pero hay que recordar que detrás de todos estos datos están las personas que tienen el derecho de aspirar al más alto nivel de bienestar posible".

Solo lo que se mide puede mejorar

Dr. Paolo Alberti Minutti

El Dr. Paolo Alberti Minutti, médico internista del Hospital Centro Médico Nacional Siglo XXI, opinó que este tipo de trabajos es indispensable. "Ser incómodo es una necesidad de todos los sistemas porque si estás en una situación cómoda sientes que lo estás haciendo todo bien, aunque es impensable que una institución del tamaño del IMSS sea perfecta, se deben tener estos mecanismos en los cuales personas externas te digan 'Algo está pasando y no está bien', son importantes para mejorar y más que sentirnos amedrentados, debería servir para solucionar y ver donde se está quedando el dinero".

Desde su punto de vista, aunque los médicos son quienes terminan prescribiendo un tratamiento, probablemente son los que menos saben de la situación, porque toda la gestión que lleva tener estos fármacos dista mucho de lo que en la práctica se hace día a día.

Dijo que aun cuando no se tiene injerencia en ello, sin lugar a dudas es una verdad sabida, solo que ahora se está midiendo; "el instituto tiene la gran fortuna de ser muy grande, pero también esto es su talón de Aquiles porque se presta a  burocracia excesiva, con la cual se puede perder entre niveles dónde queda la responsabilidad de cada escalafón y seguramente entre cada nivel se pierden sumas de dinero".

"Me sigue sorprendiendo que el instituto gaste mucho en cosas que no necesita y no gaste en otras que nos hacen falta, no hay actualización constante de lo que se tendría o no que comprar. Esto es alarmante, porque al final los afectados son los derechohabientes", reflexionó el especialista.

Esta es una situación difícil para los médicos porque todo ese dinero que no se utilizó para comprar fármacos genera desabasto frente a pacientes que requieren tratamiento que no pueden ofrecer o no están en existencia, "al final quien da la cara con el paciente es uno y no podemos resolver, esto se vuelve una encrucijada terrible".

El colaborador del IMSS comparte que antes al menos había apertura para fármacos con casos especiales y se podían hacer compras extraordinarias, con un memorándum médico que justificara porque se requería de determinado fármaco se veía la forma de adquirirlo. "En esta administración eso ya no ha sido posible, especialmente desde que comenzó la pandemia, de modo que hoy prácticamente está prohibido solicitar un fármaco que requiere un paciente porque se sabe que no va a proceder".

Al Dr. Minutti le preocupa que haya un punto en el escalafón de posiciones jerárquicas en el cual el médico que está a cargo ya no está vinculado con la atención de pacientes, ya no sabe qué está pasando en el hospital, pues se convierte en un administrativo 100% y en muchas ocasiones en lugar de solicitar apoyo para un feed back con la gente que ve directamente a pacientes, se vuelve una situación autoritaria. "COVID-19 ha despertado aún más este tipo de problemas, desde cosas básicas como protocolos de seguridad para el personal hasta decisiones en la terapia intensiva".

Asimismo, afirmó que vivimos en un sistema viejo, con problemas administrativos y poco articulado, porque cada vez que alguien quiere hacer algo, se le niega la oportunidad de proponer.

"Esto es pobre en visión porque se podría hacer mucho más. Desde hace mucho el instituto en los números ha estado quebrado, pero hoy la calidad de la atención ha caído bastante y eso debería cambiar", concluyó.

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