COMENTARIO

Síndrome de desgaste profesional y depresión en los médicos mexicanos ante la pandemia de COVID-19

Dr. José J. Mendoza Velásquez

Conflictos de interés

10 de mayo de 2021

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Hacia las últimas décadas, la experiencia, discusión y el estudio de la sensación de agotamiento laboral, el desgaste profesional ha sido el foco tanto de la investigación como de la práctica médica. Alrededor de este tema se han desarrollado múltiples intentos de medición, teorías, terapias y tratamientos, con el fin de entender mejor las causas y permitir que esto disminuya el impacto de la vida laboral en la vida diaria.

Las consecuencias de la actividad en la vida diaria han sido tema de teóricos y una de las grandes amenazas de la nueva época.

Byung-Chul Han, a lo largo de gran parte de su trabajo, describe esto como una enfermedad que caracteriza a la época secundario a una violencia neuronal.[1] Cada época tiene su enfermedad; las previas fueron virales, infecciosas, y esta época de enfermedad neuronal se caracteriza por la llegada del estrés, el desgaste ocupacional, la depresión, que más que tener un origen exógeno, viene de la decisión del individuo por el exceso de positividad que conduce al colapso.

Estas líneas de estudio han centrado su objeto en la atención humana y espacialmente en la atención de la salud. En particular las áreas dedicadas a la atención de la salud mental son relevantes, en gran parte debido a la conciencia de estos trastornos a diferencia de muchas otras especialidades.

Quisiera comentar algunos puntos importantes de la encuesta realizada por Medscape sobre síndrome de desgaste profesional.

Cada dos años Medscape realiza una encuesta para analizar las características de los médicos por país, de manera particular con enfoque en el desgaste profesional, satisfacción profesional y características de la vida día a día en el médico mexicano.

En este 2020, año con una pandemia, situación a la que las generaciones médicas actuales no nos habíamos enfrentado, hacemos el seguimiento y presentamos el día a día de los médicos mexicanos, horarios laborales, estado civil, generaciones, impacto de COVID-19 y su satisfacción.

Este reporte está basado en la encuesta médica de Medscape realizada en línea del 4 de junio al 23 de agosto de 2020, en la cual participaron más de 1.400 médicos de más de 30 especialidades, e incluye el impacto de COVID-19, considerando el inicio y recordando que la pandemia sigue activa, la vacunación (como esa inyección de esperanza ante el temor al contagio) no ha podido cubrirse como inicialmente se había planteado y aún en México la curva se encuentra en una meseta con picos y valles y los síntomas secundarios relacionados con COVID-19 persistentes han marcado significativamente la vida de los médicos mexicanos.

Del total de los respondedores, 24% se sentía insatisfecho para agosto de 2020; sin embargo, un 50% mencionó estar muy satisfecho o extremadamente satisfecho en su vida laboral. De manera particular, los más satisfechos fueron médicos hombres de mayor edad y especialistas.

Los horarios de trabajo de los médicos mexicanos tienden en general a encontrarse entre un total de 31 a 50 horas de trabajo por semana, predominante en médicos generales contra especialistas, y los médicos hombres trabajan usualmente más horas que sus contrapartes mujeres.

Con respecto a la pandemia, los horarios en general se han mostrado afectados en todos los grupos, aquellos que están en hospitales y menores de 45 años contra aquellos mayores de 45 años que reportaron disminución de sus actividades.

COVID-19 ha afectado a los médicos mexicanos de diferente manera.

Miedo a la infección

El miedo a infectarse persiste, la inmunización avanza lenta, pero el miedo continúa; para agosto de 2020, 32% refería mucho miedo contra 16% que indicó no tener temor de contagiarse. Sin embargo, esta pregunta no incluye la posibilidad de infectar a otros familiares particularmente a aquellos vulnerables.

Preocupación por la situación financiera

Respecto a la situación financiera, 24% parecía estar preocupado por esta. Casi la totalidad de trabajadores de la medicina mexicana consideraba que el riesgo debería condicionar bonos especiales y reconocimientos. De manera particular, solo el Instituto Mexicano del Seguro Social informó de la aplicación del Bono COVID-19 a su personal (tope máximo a 20% del salario) otorgado del 16 de marzo al fin de la pandemia. A septiembre de 2020 "se han invertido recursos por más de 3.000 millones de pesos" en el bono.

El uso de redes sociales e internet ha aumentado un promedio de 12 horas de uso en combinación entre uso personal y profesional, más en médicos milenials contra aquellos de la generación X o de baby boomers. El uso de redes sociales y su impacto es considerado en su mayoría negativo o sin impacto por los médicos mexicanos, sin embargo, el uso de redes sociales en nuestro país obliga a los médicos a formar parte activa de estos foros cada vez más.

Desgaste profesional

Entre los médicos mexicanos respondientes 41% refirió tener desgaste profesional; 5% dijo tener depresión; 20% reportó ambos, lo que en términos generales se consideraría por importancia el diagnóstico de depresión sobre el desgaste profesional y sus necesidades de abordaje.

El desgaste profesional sigue siendo un gran desafío para los médicos; afecta la felicidad, las relaciones personales, la satisfacción profesional y el cuidado del paciente. Este problema ha ganado enorme atención en los últimos años, aunque se han visto pocas mejoras.

De los 1.463 médicos de más de 30 especialidades que respondieron a esta encuesta, 33% de los médicos informó que no presenta depresión ni desgaste profesional.

El desgaste profesional es mayor en aquellos que trabajan en hospitales, particularmente los de la generación X. En comparación con los resultados del reporte de 2018 se observó aumento importante en aquellos que informaron presentar desgaste profesional (41% frente a 36%); 85% refirió que estos síntomas aumentaron con la pandemia de COVID-19.

En comparación con el reporte de 2018, la proporción de depresión es mayor en mujeres, pero en general muchos médicos mexicanos aceptaron tener síntomas de depresión clínica en mayor proporción (79%), y llama la atención que esto es predominante en menores de 45 años (22%), principalmente en la generación milenial (23%) con muchos años de ejercicio de la medicina por delante.

Las causas de la depresión y el desgaste están más relacionadas con el trabajo o la percepción de la economía propia. Sin embargo, las preocupaciones relacionadas a la familia o la salud son importantes; 43% consideró que esto no afecta su relación con los pacientes, sin embargo, 29% se considera menos amigable, otro 29% menos motivado, 20% se indicó que se exaspera más fácilmente con los pacientes, 16% dijo que presta menos atención, 12% comete errores prevenibles, 10% incluso expresa su frustración ante los pacientes. En 2018 estos resultados fueron menores.

De forma similar a 2018, tanto la poca remuneración económica, la burocracia excesiva o la falta de respeto de administradores, pacientes o colegas, lideraron las causas, Sin embargo, en 2020 aumentó la falta de respeto y aparecieron las regulaciones gubernamentales como contribuyentes importantes al desgaste profesional.

Asimismo, 62% de los médicos refirió gravedad de 3% a 5% de desgaste profesional desde que al menos interfiere con su vida hasta 10% en el extremo de la gravedad y 5% ha llegado a considerar dejar la medicina debido al desgaste. La mayoría de los médicos con desgaste tiene más de 45 años, sin embargo, el incremento en los seis meses previos a la encuesta fue de 47%.

En cuanto a búsqueda de ayuda, 70% de los médicos no la habían buscado, en su mayoría por no considerarlo grave o porque puede solucionarlo solo o las exigencias laborales no se lo permiten. La mayoría de aquellos que han buscado ayuda la integran médicas y menores de 45 años, con psicólogos, terapeutas o psiquiatras.

De acuerdo a la respuesta de los médicos, contar con mejor remuneración, con oportunidades de crecimiento, con el respeto del personal administrativo y de los colegas, con más personal de apoyo y con el respeto de los pacientes, podrían ser algunos factores que ayudarían a reducir el impacto del desgaste en la vida de los clínicos.

Y para solucionar el desgaste, las actividades más recurrentes de los médicos fueron dormir, escuchar o tocar música y aislarse de los demás, hablar con familiares cercanos, consumir comida chatarra o comer compulsivamente, y beber alcohol. Los hombres mencionaron hacer ejercicio o escuchar música, sin embargo, integran la mayoría en consumo de alcohol y comida chatarra. Las mujeres en su mayoría refieren dormir.

Beber o aislarse, consumir comida chatarra o fumar tabaco o cannabis fue más frecuente en menores de 45 años.

Sin embargo, 30% refirió no hacer nada para solucionar este problema.

Los médicos en general señalaron estar satisfechos con su vida personal. Solo 10% reportó estar insatisfecho y 9% más indicó estar un poco insatisfecho; 63% informó hacer ejercicio de 2 a 7 días de la semana, y la mayoría no fuma (88%); 62% es religioso y 20% se considera espiritual pero no religioso, y 83% refirió que esto le fue de utilidad para sobrellevar los problemas de su trabajo.

Una vez más, como en 2018, la mayoría estaba casado y sin hijos o con hijos menores de 17 años; 77% consideró que no aceptaría disminuir sus ingresos para tener más tiempo libre. Sin embargo, el tiempo libre remunerado debe ser parte de la vida del médico, no para duplicar el trabajo, sino para combatir el desgaste.

Entre los respondientes, 40% se integra por médicos del sector privado, el resto del sector público y la gran mayoría de la zona central de nuestro país.

Hoy, tras la pandemia, considero importante mencionar lo siguiente:

  • La prevención del síndrome de desgaste profesional es una obligación tanto de las instituciones como personal.

  • El síndrome de desgaste profesional es un problema de salud pública, además de que es un riesgo de complicaciones médicas y aumenta los factores de riesgo de presentar problemas de salud mental en el clínico.

  • Es necesario hablar sobre salud mental. Promover los factores de protección e identificar los factores de riesgo obliga a las instituciones y al sistema a realizar acciones preventivas y resolutivas sobre el momento actual de estas afecciones.

  • La salud mental importa, particularmente la del personal sanitario. Más que una opción, debe considerarse un derecho en todo el personal médico. Esto es un problema de salud pública y no es momento propicio para comparar al médico con la población general.

  • A nivel individual es importante realizar acciones para evaluar continuamente el estrés personal. Comer adecuadamente, tener actividad física, dormir y descansar son esenciales para poder ejercer la medicina por más tiempo.

  • Tenemos la tarea de convertir esto en un diálogo nacional más que en una querella. Es necesario que instituciones, sociedad y médicos trabajen en conjunto para mejorar nuestras condiciones, no solo económicas, sino físicas, para afrontar los riesgos que situaciones como esta pandemia nos han dejado.

A pesar de cada vez hay mayor cantidad de estudios con alta evidencia, los resultados sobre la eficacia de los tratamientos para el síndrome de desgaste profesional tienen alcance limitado. Aún los estudios son escasos desde el punto de vista especializado, en particular en el tratamiento.

Dentro de la pandemia, la aparición de síntomas de depresión en áreas ajenas al área laboral debe acelerar el inicio del tratamiento, considerando la gravedad de los síntomas depresivos.

En años previos se consideraba a estos trastornos como adaptativos y se creía en una posible recuperación natural, sin embargo, el incremento de las afecciones derivadas de esto, como el aumento en los trastornos por uso de sustancias, la violencia y la conducta suicida, además de la depresión mayor en el personal médico y sanitario, nos obliga a empezar a actuar en forma integral.

El uso conjunto de estrategias psicoterapéuticas, individuales y grupales, la promoción de hábitos saludables y la identificación temprana de la depresión podrían mejorar.

De igual manera, es necesario desarrollar intervenciones que permitan el seguimiento a largo plazo.

La mayoría de estudios se basa en el uso del inventario de Maslach para determinar síndrome de desgaste profesional, más de manera particular y en el contexto de la pandemia, considero importante que siempre se evalúen depresión, suicidio y consumo de sustancias, aunque no sea de manera estructurada, pero de ser posible, el uso de escalas sencillas como PHQ 9, SAD PERSONS, GAD 7 podría ser muy útil, y se cuenta con versiones en español ampliamente documentadas.

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