Efectos neurológicos de COVID-19 y papel del tratamiento temprano

Myriam Vidal Valero

30 de abril de 2021

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CIUDAD DE MÉXICO, MEX. Mientras el personal médico lucha por evitar más fallecimientos y complicaciones en los pacientes de COVID-19, el seguimiento a los recuperados y el monitoreo de nuevas patologías derivadas de la enfermedad ha pasado a segundo plano, entre ellas las secuelas neurológicas.

Cada vez existe más evidencia de las posibles afecciones que tiene el SARS-CoV-2 en el sistema nervioso central.[1] Esto dio pauta para que la comunidad médica comenzara a indagar en los efectos del virus tanto a principios de la enfermedad como durante la hospitalización, y más recientemente, en los pacientes recuperados.

Al principio de la enfermedad los pacientes pueden llegar a presentar anosmia, disgeusia, dolor muscular y cefalea. A la par, un estudio mexicano encontró que existen otros síntomas neurológicos que se presentan mientras los pacientes están hospitalizados.[1] El síntoma más común fue delirium, seguido de debilidad y recuperación tardía una vez que se les retiran los sedantes. De forma menos frecuente se han presentado infartos cerebrales, hemorragias intracerebrales, epilepsia o crisis convulsivas, miopatías y encefalitis inflamatorias no infecciosas.

Dr. Erwin Chiquete

Aún se desconocen a profundidad los detalles del daño que la COVID-19 produce al sistema nervioso central o si los síntomas neurológicos pueden atribuirse a causas secundarias. El Dr. Erwin Chiquete, del Departamento de Neurología y Psiquiatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en Tlalpan, México, explicó que algunos factores que pueden influir en la probabilidad de presentar síntomas durante la hospitalización por COVID-19 son edad, diagnóstico neurológico preexistente, cefalea al inicio, ingreso a terapia intensiva e índice neutrófilo/linfocito igual o mayor a 9 puntos.[2]

Otro factor a tomar en cuenta se refiere a que los pacientes estén recibiendo fármacos para otras enfermedades neurológicas, pues su suspensión o interacción con otros fármacos también podría influir en el desarrollo de una neuropatología. Falta realizar más investigación alrededor de esta hipótesis.

Más aún, el grupo de investigación del Dr. Chiquete lleva a cabo un estudio para dar seguimiento a los pacientes dados de alta, y ha encontrado que estos también pueden desarrollar síntomas neurológicos. "No sabemos bien qué lo causa, si es la respuesta inflamatoria ante el virus o bien la respuesta pulmonar de baja de oxigenación", comentó el experto, añadiendo que las resonancias magnéticas de los pacientes con alteraciones cognitivas no han arrojado daños estructurales al cerebro. "No pareciera haber evidencia de que el virus continúa dañando al sistema nervioso".

Los síntomas neurológicos más comunes en los pacientes recuperados son alteraciones de las funciones ejecutivas, de la memoria de muy corto plazo, de la fluidez verbal y la capacidad de organización y ejecución de tareas complejas, entre otros. Todo eso queda englobado en el llamado síndrome disejecutivo. También han observado alteraciones psiquiátricas, como depresión, ansiedad, trastorno por estrés postraumático e insomnio.

Mientras los médicos continúan estudiando los efectos neurológicos del SARS-CoV-2 en los pacientes, una de las preguntas más apremiantes es si esas complicaciones son reversibles.

De forma preliminar han encontrado que siempre y cuando no se hayan generado lesiones cerebrales estructurales, la mayoría de las complicaciones es reversible. "Les hemos dando seguimiento, y afortunadamente a los 6 meses la mitad de los pacientes ya está recuperada, si no completamente, al menos lo suficiente para que sea imperceptible su alteración", destacó el Dr. Chiquete.

El problema es que de los pacientes que presentan síntomas, aproximadamente 10% lo integran personas jóvenes, de alrededor de 30 años. Esto pone en peligro no solo su salud, sino su estilo de vida y su seguridad laboral, ya que les cuesta trabajo tener la motivación o la concentración para llevar a cabo sus tareas de la vida cotidiana.

Por ello, los expertos hacen un llamado a la comunidad médica y a las autoridades sanitarias a tomar en cuenta estos síntomas y armar programas y protocolos para tratarlos a tiempo y prevenir futuras discapacidades.

Prevención y rehabilitación

Es posible apoyar a los pacientes con síntomas neurológicos tanto durante su hospitalización como al alta. Al respecto, la Dra. Luisa Vázquez y el Dr. Iván González, del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación de la Clínica Universidad de la Sabana, en Chía, Colombia, hablaron de su experiencia con el proceso interdisciplinario de rehabilitación, un proceso de atención integral que apoya al paciente desde la rehabilitación física, emocional y social. Desde hace más de 20 años la Clínica Universidad de la Sabana implementó el proceso y acaba de incluir un programa para neuropatologías por COVID-19.[3]

Dra. Luisa Vázquez

"En nuestra institución, el rehabilitador está desde el primer momento en que el paciente toca las puertas del hospital. Todos los procesos de rehabilitación se basan en prevenir desarrollos o complicaciones derivadas de su lesión neurológica o inclusive de empeoramiento o nuevos eventos", señaló la Dra. Vázquez.

Una vez que el paciente está estable y tomando en cuenta los protocolos necesarios para evitar el contagio de COVID-19, los rehabilitadores comienzan a trabajar con los pacientes para determinar cuál será el tratamiento a seguir. Les realizan valoraciones cognitivas y pruebas neurocognitivas para ver qué fallo presentan. A los pacientes recuperados que no mostraron algún síntoma neurológico se les hace valoración psicológica.

Dr. Iván González

"La medicina tradicional se basa en: 'Detecto, trato y veo si curo'. La medicina se ha olvidado de que hay que prevenir, porque parte de la rehabilitación también incluye la prevención", comentó el Dr. González, y añadió que a la larga, incluir terapias de rehabilitación para los pacientes tiene beneficios costo-efectivos, porque se evitará que estos desarrollen síntomas relacionados con su discapacidad o incluso generen nuevos eventos cerebrovasculares y gasten futuros recursos hospitalarios.

También es posible prevenir parcialmente las complicaciones neurológicas en los pacientes dados de alta, y una forma muy sencilla y económica es enfatizar al paciente la importancia de continuar usando el oxígeno. "La enorme mayoría de los pacientes es egresada con la indicación de que debe seguir recibiendo oxígeno en casa, pero muchos pacientes ya se sienten bien, se hartan del oxígeno y lo dejan. Creen que estar entre 88%, 89% o 90% de oxigenación es adecuado y así continúan, por lo que evidentemente ven menguadas sus capacidades cognitivas", advirtió el Dr. Chiquete.

Dado que el experto es consciente de que el país cuenta con un número reducido de psiquiatras y neurólogos especializados y que no todos los centros de salud cuentan con estos expertos, recomendó que se lleven a cabo campañas de difusión de esta información entre los pacientes para que acudan a los hospitales especializados en busca de tratamiento. Aunado a esto, es indispensable que se rompan las barreras administrativas que dificultan el acceso a estos servicios.

Finalmente, es importante que los médicos de primer nivel y en la primera línea de atención aprendan a identificar los síntomas neurológicos. "No deben asumir que es parte de la COVID-19, porque desgraciadamente en algunos lugares hemos observado que se les dice que es parte de la enfermedad y no les dan seguimiento", añadió el Dr. Chiquete.

Resulta complicado que todos los médicos en la primera línea de tratamiento de COVID-19 estén familiarizados con las guías de tratamiento enfocadas a cada una de las neuropatologías que presentan los pacientes, pues este conocimiento se aprende en la especialidad. El Dr. Chiquete concluyó que contar con un protocolo estandarizado de tratamiento para neuropatologías desarrolladas por SARS-CoV-2 sería de mucha ayuda, porque actualmente la Secretaría de Salud no cuenta con uno.

La Dra. Vázquez y los doctores Chiquete y González han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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