El riesgo de neumonía aumenta en pacientes con insuficiencia cardiaca, en especial con fracción de eyección preservada

Richard Mark Kirkner

Conflictos de interés

29 de abril de 2021

Pacientes con insuficiencia cardiaca contraen neumonía con frecuencia casi tres veces mayor que lo esperado y, una vez que adquieren la enfermedad, su riesgo de muerte aumenta cerca de cuatro tantos, observaron investigadores de un análisis retrospectivo de 13.000 pacientes de dos estudios de insuficiencia cardiaca aleatorizados de referencia.[1]

Los investigadores también encontraron que los pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada tienen el máximo riesgo de desarrollar neumonía. Los hallazgos subrayan la importancia de que los pacientes con insuficiencia cardiaca se vacunen contra la neumonía.

El análisis mostró que 6,3% de pacientes del estudio PARADIGM-HF y 10,6% de los del estudio PARAGON-HF desarrollaron neumonía, informaron los autores del estudio, dirigidos por el Dr. John J. V. McMurray, del British Heart Foundation Cardiovascular Research Center de la University of Glasgow, en Glasgow, Reino Unido.

"El principal motivo para realizar este estudio fue el hecho de que muchos pacientes con insuficiencia cardiaca no están vacunados contra la neumonía, y deberían estarlo, tanto contra neumococo como contra influenza. Queríamos documentar la frecuencia y las consecuencias de la neumonía en personas con insuficiencia cardiaca para tratar de resaltar esta deficiencia asistencial", señaló el Dr. McMurray.

Asimismo, señaló que considera que este es el primer estudio en documentar la incidencia de neumonía y desenlaces relacionados con esta enfermedad, teniendo en cuenta los dos principales fenotipos de fracción de eyección.

PARADIGM-HF y PARAGON-HF

El análisis post hoc consistió en 8.399 pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida en PARADIGM-HF y 4.796 pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada en PARAGON-HF.[2,3] El análisis se enfocó en los 528 y 510 pacientes de cada estudio, respectivamente, que desarrollaron neumonía. Estas tasas se tradujeron en una tasa de incidencia de 29 por 1.000 años-paciente (IC 95%: 27 a 31) en PARADIGM-HF y 39 por 1.000 años-paciente (IC 95%: 36 a 42) en PARAGON-HF.

Después de la neumonía, el riesgo de muerte en pacientes aumentó considerablemente. En PARADIGM-HF el hazard ratio ajustado para el riesgo de muerte por cualquier causa después de neumonía fue de 4,34 (IC 95%: 3,73 a 5,05). En PARAGON-HF fue de 3,76 (IC 95%: 3,09 a 4,58). Generalmente pacientes con insuficiencia cardiaca que contrajeron neumonía también tenían insuficiencia cardiaca más prolongada que sus contrapartes que no desarrollaron la enfermedad, pero la frecuencia de hospitalización previa por insuficiencia cardiaca no varió entre los grupos con y sin neumonía.

Pacientes que desarrollaron neumonía por lo general tenían más edad (promedio de edad: 66,9 años frente a 64,6 años; p < 0,001) y eran hombres (83,9% frente a 77,8%; p < 0,001). La media de edad de pacientes en PARADIGM-HF fue casi 10 años menor que la de los de PARAGON-HF: 64 frente a 73 años.

Los pacientes con neumonía también tuvieron mayores puntuaciones en el Cuestionario Kansas City Cardiomyopathy: 76 frente a 80 en promedio, pero ninguna diferencia en la clase funcional de la New York Heart Association. "En general, pacientes que desarrollaron neumonía tuvieron más síntomas y signos de insuficiencia cardiaca que los que no desarrollaron neumonía", señalaron el Dr. McMurray y sus colaboradores.

Los pacientes con neumonía también tuvieron tasas más elevadas de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (26% frente a 12%), diabetes (43% frente a 34%) y fibrilación auricular (46% frente a 36%).

Otro motivo para realizar el estudio, indicó el Dr. McMurray, "fue el de hallazgos previos en pacientes con arteriopatía coronaria e infarto agudo de miocardio de que el riesgo asociado con un episodio de neumonía (p. ej., en eventos vasculares y muertes subsiguientes) persistió mucho después del evento agudo. Quisimos ver si esto también ocurría en el caso de la insuficiencia cardiaca, y en efecto así fue".

Por ejemplo, el hazard ratio ajustado para muerte por causas cardiovasculares u hospitalización en el primer mes después de un episodio de neumonía fue de 9,48 (rango: 6,85 a 13,12; p < 0,001), estabilizándose a 1,59 después de 3 meses o más.

La vacunación es decisiva en pacientes con insuficiencia cardiaca

El Dr. McMurray señaló que este estudio resalta la importancia de la vacunación contra la neumonía en pacientes con insuficiencia cardiaca. "Puesto que contamos con tan escasos tratamientos que ofrecer a pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada, esto aumenta bastante el valor potencial de su vacunación".

La pandemia de COVID-19 es un "buen recordatorio de los peligros de una infección respiratoria y la importancia de la vacunación en estos pacientes. La COVID-19 tiene paralelos interesantes por cuanto es una enfermedad sistémica y con efectos persistentes posagudos", agregó el especialista.

El riesgo persistente de eventos cardiovasculares adversos 3 meses y más después de neumonía es un hallazgo nuevo del estudio, señalaron en un comentario invitado la Dra. Donna Mancini y el Dr. Gregory Gibson, ambos de la Icahn School of Medicine at Mt. Sinai en Nueva York, Estados Unidos.[4] El estudio post hoc también "es un recordatorio importante del riesgo de neumonía en pacientes con insuficiencia cardiaca, en especial durante la pandemia", comentaron.

"Aunque es improbable que la vacunación sola sea una panacea, en realidad es una herramienta accesible para mitigar la gravedad de la enfermedad y mejorar los resultados. Después de todo, más vale un gramo de prevención que un kilo de curación", concluyeron la Dra. Mancini y el Dr. Gibson.

Novartis proporcionó financiación para los estudios PARADIGM-HF y PARAGON-HF, y el Dr. McMurray y coautores declararon relaciones económicas con Novartis. La Dra. Mancini y el Dr. Gibson han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Este contenido fue originalmente publicado en MDEdge, parte de la Red Profesional de Medscape.

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