Mapas de riesgo para predecir la expansión del virus del Nilo Occidental en Europa

Carlos Sierra

Conflictos de interés

19 de marzo de 2021

Pese a su nombre, en apariencia exótico, el virus del Nilo Occidental lleva muchos años en Europa, con impacto cada vez mayor; en España cobró interés en el verano de 2020, cuando provocó graves problemas en varios municipios de la provincia de Sevilla; pero este flavivirus, transmitido a humanos por especies de mosquitos de los géneros Cules y Aedes desde aves, su reservorio más importante, lleva décadas manifestándose en Europa.[1] El primer registro oficial de su presencia data de 1962, año en el que golpeó al sur de Francia.

Pero no fue sino hasta 1996 cuando se produjo el primer brote epidémico, con 393 casos en Rumania, de los que 17 pacientes fallecieron. Desde ese momento han seguido produciéndose casos estacionales en el este, el oeste y el sur de Europa, hasta alcanzar su máximo en 2018, año en el que se registraron 1.605 casos, el doble que en 2015, 2016 y 2017 juntos.

Una vez manifestada la infección, la mayoría de los humanos permanece asintomática, mientras que aproximadamente 20% desarrolla la fiebre del Nilo Occidental, enfermedad que provoca síntomas neurológicos graves en aproximadamente 1% de los infectados, con tasa de mortalidad de 0,1%.

Por tanto, y ante la ausencia de vacuna y antivirales para luchar contra esta enfermedad, es fundamental identificar aquellos lugares de Europa con riesgo elevado de sufrir brotes para permitir tomar medidas preventivas, para lo cual es necesario conocer las variables ambientales y humanas que caracterizan las áreas favorables de incidencia de este virus.

Con este objetivo en mente, investigadores del grupo de Biogeografía, Diversidad y Conservación de la Universidad de Málaga, dirigidos por Raimundo Real, Ph. D., han desarrollado, mediante técnicas de inteligencia artificial, modelos de riesgo de aparición de la fiebre del Nilo Occidental, que basándose en datos de incidencia de fechas anteriores, podrían predecir zonas de futuros brotes con un año de antelación, detectando, asimismo, su intensidad.

En este estudio, publicado en PLoS Neglected Tropical Diseases, analizaron la incidencia de la enfermedad en Europa en 2017 para explicar los números anormalmente altos de 2018. "A partir de los datos de 2017 pudimos pronosticar con éxito los lugares en los que en 2018 apareció la enfermedad, la intensidad de los brotes y el momento en el que surgieron los mismos", explicó Real a Univadis España.

"El hecho de poder anticipar esta posible incidencia abre la puerta a adoptar medidas preventivas específicamente en áreas de riesgo, tales como fumigación temprana, alertar a la población para que tome medidas para evitar las picaduras de mosquito, o control de los puntos de agua donde se reproducen los mosquitos. También posibilitaría poder alertar a los centros de salud sobre la posible incidencia de la enfermedad en la zona, ayudando al diagnóstico precoz y mejorando el pronóstico", continuó el especialista.

Factores de riesgo

Para elaborar los mapas de riesgo, los investigadores de la Universidad de Málaga utilizaron un modelo basado en lógica difusa e inteligencia artificial que relaciona la distribución espacial de las rutas migratorias de África a Europa de varias especies de aves, las cuales sirven de reservorio del virus. La cadena de contagio es simple, una o varias especies de aves (no se sabe exactamente cuáles) transmiten el virus a los mosquitos, y estos a los humanos.

Como factores de riesgo ambiental identificaron temperaturas elevadas, la proximidad a cursos fluviales con aguas estancadas, zonas de baja altitud, que suelen ser más cálidas y húmedas, y la presencia de determinadas explotaciones ganaderas, como cuadras de caballos y granjas de aves de corral. "Se ha comprobado que las altas temperaturas aceleran el ciclo de vida de los mosquitos, disminuyendo su ciclo gonotrófico, tiempo transcurrido desde el momento en que el mosquito se alimenta de sangre hasta que lo vuelve a hacer, por lo que en las zonas cálidas la tasa de picaduras por mosquitos será más alta, facilitando la transmisión del virus", destacó Real.

Al mismo tiempo, los ríos están relacionados con la presencia y proliferación de mosquitos, por lo que aumentan las probabilidades de que se produzca un brote. "En 2017 los brotes comenzaron en las zonas bajas de las grandes cuencas fluviales y se extendieron a las zonas más altas, lo que pone de relieve la importancia de las cuencas hidrográficas en la propagación de los mismos", continuó.

Por tanto, estos mapas de riesgo suponen un gran avance para poder luchar contra esta enfermedad a través de la predicción de qué zonas pueden ser las más afectadas en un futuro a un año, teniendo en cuenta los datos del año anterior. Pero esto no es suficiente para planificar medidas a mediano y largo plazos, declaró a Univadis España Diana Gómez Barroso, Ph. D., investigadora del Centro Nacional de Epidemiología, perteneciente al Instituto de Salud Carlos III, y ajena a este estudio.

"Es esperable mayor impacto de las enfermedades transmitidas por mosquitos en Europa debido a las variaciones provocadas por el cambio climático. Sin embargo, estos efectos se observarán a largo plazo y es muy difícil predecir cómo serán. Por ello, este modelo es muy útil para tomar medidas de un año para otro, pero no para inferir qué pasará dentro de 5 o 10 años. De todas formas, sin duda alguna es muy buen punto de partida y merece la pena explorar si estos mismos algoritmos de inteligencia artificial pueden ir más allá", explicó Gómez a Univadis España.

Regiones de riesgo en Europa y España

De acuerdo con estos modelos de predicción, las zonas de Europa ambientalmente favorables para la transmisión de esta enfermedad son la cuenca del río Po en Italia, la del Danubio en Rumania, Bulgaria, Serbia y Hungría, la costa Griega del mar Egeo y el sur de Turquía. En España el riesgo es menor, pero algunas provincias españolas del oeste de Andalucía, sur de Extremadura y suroeste de Castilla-La Mancha, en especial las zonas del valle bajo de los ríos Guadalquivir y Guadiana, son espacios ambientalmente favorables para la transmisión de la enfermedad.

Este estudio forma parte del proyecto del Plan Nacional Análisis del Riesgo para España, asociado a la cambiante base biogeográfica de las enfermedades zoonóticas en humanos, financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España y fondos FEDER. En su desarrollo también participó el Centro de Vacunación Internacional de Málaga, del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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