¿Deberían las bebidas alcohólicas tener etiquetas que indiquen el contenido de calorías?

Marlene Busko

Conflictos de interés

25 de febrero de 2021

La mayoría de las personas no conoce el contenido en calorías de la cerveza, el vino o el licor que beben, y apoyaría las etiquetas obligatorias con esta información, pero no está claro si esto reduciría el consumo excesivo de alcohol y disminuiría la obesidad, afirman los autores de una nueva revisión global de la evidencia existente, principalmente débil.[1]

Los hallazgos del estudio realizado por Eric Robinson, Ph. D., del Departamento de Psicología en la University of Liverpool, en Liverpool, Reino Unido, fueron publicados recientemente en Obesity Reviews.

El estudio fue motivado por un llamado que hizo el gobierno del Reino Unido en 2020 para obtener evidencia científica sobre el tema, pues tiene planeado considerar una política de etiquetas obligatorias que indiquen el contenido en calorías de las bebidas alcohólicas para abordar los problemas de salud pública por exceso de bebida y obesidad.

La revisión "está basada en un número muy pequeño de estudios con problemas metodológicos importantes (valor probatorio muy bajo y alto grado de incertidumbre)", advierten los autores, y los hallazgos "pueden cambiar como resultado de estudios de mayor calidad realizados en contextos del mundo real".

"Un paso en la dirección correcta"

No obstante, "aunque no está claro si las etiquetas con información de contenido calórico tendrán un impacto significativo en lo que las personas eligen para beber", dijo Robinson en la declaración, "asegurarse de que las bebidas estén claramente etiquetadas es un paso en la dirección correcta y puede fomentar que la industria del alcohol reduzca las calorías a las bebidas".

El Dr. Timothy S. Naimi, maestro en salud pública, director del Canadian Institute for Substance Use Research, en la University of Victoria en Columbia Británica, Canadá, quien no intervino en la investigación, estuvo de acuerdo.

"En realidad no tiene sentido que no proporcionen información sobre las calorías como lo harían si se tratara de una lata de chícharos", dijo el Dr. Naimi, anteriormente de la Boston University, quien fue miembro del Comité Asesor de Guías Alimentarias de 2020 del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

"Si nos esforzamos por elaborar para el gobierno guías nacionales sobre la bebida, es inadmisible que no proporcionen también información sobre la porción estándar de las bebidas en las etiquetas", dijo a Medscape Noticias Médicas.

De acuerdo con el Dr. Naimi, "la mayoría de las personas se sorprenderían de saber que el alcohol (o etanol) tiene 7 calorías por gramo, casi la misma densidad de energía que la grasa (9 calorías/gramo)" y más que en las proteínas o los carbohidratos (cada uno 4 calorías/gramo).

En Estados Unidos, una bebida alcohólica estándar corresponde a 350 ml de cerveza a 5%, 145 ml de vino a 12% o 44 ml (un trago típico) de licor a 40% (80 grados prueba).

Una bebida estándar contiene alrededor de 14 gramos de etanol que es casi 100 calorías, y otros componentes en la bebida pueden añadir más calorías.

En un estudio canadiense del cual el Dr. Naimi fue coautor en 2019 se analizó a bebedores regulares de alcohol y se observó que el participante promedio consumía 250 calorías/día (11% de su ingesta calórica total) proveniente del alcohol, lo cual sería similar en Estados Unidos, puntualizó el Dr. Naimi.[2]

"Durante los últimos 15 años, aproximadamente, las personas han estado bebiendo más y han estado aumentando más de peso y puede haber una conexión", resumió.

"Pero lo importante", resaltó el Dr. Naimi, "es que las personas deberían contar con la información sobre calorías y porción estándar de las bebidas que les ayude a elegir con conocimiento de causa al consumir alcohol, y en la actualidad no cuentan con ella".

En Reino Unido se consideran obligatorias las etiquetas que indican contenido de calorías en las bebidas alcohólicas

El consumo intenso de alcohol constantemente se ha asociado con un aumento del riesgo de enfermedades hepáticas y cardiovasculares, y algunos estudios señalan que también es un factor de riesgo para aumentar de peso y para la obesidad, señalan Robinson y sus colaboradores.

Realizaron una revisión sistemática rápida de la literatura para identificar estudios en que se analizara: 1) el conocimiento que tiene el consumidor del contenido calórico de bebidas alcohólicas, 2) el respaldo del público al etiquetado con contenido de calorías de las bebidas alcohólicas, y 3) el efecto de tal etiquetado sobre el comportamiento de consumo.

Identificaron 16 artículos sobre 18 estudios que se realizaron en Europa, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.

En ocho estudios (todos de baja calidad metodológica), se examinó el conocimiento del contenido de calorías de las bebidas alcohólicas. Preguntaron a los consumidores, por ejemplo, "¿Cuántas calorías contiene un vaso de vino tinto?"

En datos combinados, 74% de los consumidores no estimaron con exactitud el contenido calórico de las bebidas alcohólicas.

En 9 estudios (seis con baja calidad metodológica, tres con calidad moderada) se examinó el respaldo para que fueran obligatorias las etiquetas indicativas de contenido calórico en las bebidas alcohólicas.

Preguntaron a los consumidores, por ejemplo, "¿Debería ser un requisito mostrar la información nutricional en botellas/latas/barricas de alcohol?"

En datos combinados, 64% de los consumidores apoyaron el etiquetado en las bebidas alcohólicas con información sobre el contenido calórico.

No hay indicios de que conocer el contenido de calorías modifique los hábitos

En seis estudios diversos de calidad baja a moderada se investigó si tener información sobre el contenido calórico cambiaría el consumo planeado de bebidas alcohólicas por los consumidores, y no hubo indicios de que contar con esta información modificaría el comportamiento, pero estos no fueron estudios del mundo real.

"Hasta donde sabemos, el etiquetado calórico obligatorio de las bebidas alcohólicas no se ha introducido en ninguno de los países en los que se han realizado estudios", señalan los investigadores.

Concluyen: "Se necesita más investigación para determinar si el etiquetado calórico de bebidas alcohólicas probablemente sea una política de salud eficaz".

Robinson previamente recibió financiación de la American Beverage Association y Unilever para proyectos no relacionados con la investigación actual. Los demás autores y Naimi han informado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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