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Los adultos mayores de 65 años han sido claramente descritos como población de riesgo a desarrollar COVID-19 severa y mayor riesgo de hospitalización y muerte. Por esta razón son considerados población prioritaria a la vacunación alrededor del mundo.
En esta población de pacientes los procesos infecciosos son más frecuentes que en los adultos jóvenes, y con mayor frecuencia se asocian a secuelas a largo plazo, como no poder realizar sus actividades diarias, fragilidad e incluso pérdida de la independencia.[1] Las vacunas son una importante medida de salud pública para prevenir infecciones en adultos mayores. Sin embargo, también se ha descrito que son menos inmunogénicas y efectivas, en comparación con adultos jóvenes, lo que ha llevado a redefinir las estrategias da vacunación para mejorar la respuesta inmune.
Algunas estrategias incluyen uso de dosis más elevadas de antígeno, rutas alternativas de administración y uso de adyuvantes.
Actualmente contamos con múltiples vacunas contra la COVID-19 que han demostrado ser seguras y altamente eficaces para la prevención de la enfermedad. A continuación discutiremos un resumen de la evidencia de las diferentes vacunas y su eficacia en adultos mayores de 65 años.
La vacuna de Pfizer fue estudiada en fase 3 en más de 40.000 adultos mayores de 16 años, cuya media de edad era de 52 años, sin embargo, 42% de los participantes era mayor de 55 años.[2] En cuanto a los efectos adversos, estos se reportaron más frecuentemente en adultos menores de 55 años que en adultos mayores.
La eficacia de la vacuna se reportó en 95% en personas menores de 65 años y en 94,7% (IC 95%: 66,7 a 99,9%) de eficacia en mayores de 65 años.[3]
La vacuna de Moderna fue estudiada en fase 3 en más de 30.000 voluntarios mayores de 18 años; la media de edad era de 51,4 años, 24,8% era mayor de 65 años.
También se reportó que los efectos adversos, como dolor en el sitio de la inyección y efectos sistémicos, fueron más frecuentes en menores de 65 años. La eficacia de la vacuna se reportó en 94,1% para la prevención de COVID-19 sintomática y en 86,4% (IC 95%: 61,4 a 95,2) en mayores de 65 años.
La vacuna de Oxford/AstraZeneca fue estudiada en fase 3, y de acuerdo al análisis intermedio en el que se estudiaron más de 11.000 individuos entre las edades de 18 y 55 años, se describió efectividad a la vacuna de 70,4%; sin embargo, solo 12,1% de los participantes en los que se podía evaluar efectividad tenía más de 55 años, ya que únicamente 4% de los participantes era mayor de 70 años.[4]
Por tal razón, con estos resultados intermedios no se conoce la efectividad de la vacuna en adultos mayores. Sin embargo, los estudios continúan abiertos en este momento en diferentes países en los que se demostrará la eficacia de esta vacuna en adultos mayores. No obstante, la Strategic advisory group of experts immunization, que trabaja en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), emitió la recomendación de que tomando en cuenta toda la evidencia actual acerca de esta vacuna, se aplique en personas mayores de 65 años debido a que la experiencia con otras vacunas muestra que la respuesta inmunológica en este grupo de pacientes no debe ser diferente a sujetos jóvenes.
Por tanto, la OMS, la Unión Europea, Reino Unido y otros países han autorizado su uso en adultos mayores y actualmente ya se está aplicando a mayores de 65 años. En los siguientes meses tendremos más información de efectividad en adultos mayores.
La vacuna de Sputnik V fue estudiada en fase 3 en más de 21.000 adultos, la media de edad fue de 45,3 años y se incluyeron 2.144 adultos mayores de 60 años; la edad media de este subgrupo fue de 65,7; la edad máxima de participantes fue de 87 años y la eficacia de la vacuna se reportó en 91,6% globalmente y en 91,8% en los participantes mayores a 60 años, siendo estos hallazgos muy relevantes, ya que no hubo diferencia de eficacia en los diferentes grupos de edad.[5]
Hasta el momento contamos con vacunas seguras y altamente eficaces para la prevención de COVID-19 sintomática y enfermedad grave, que han sido estudiadas en esta población de pacientes, y en los siguientes meses contaremos con más opciones de vacunas y más información que complemente el conocimiento que tenemos hasta el día de hoy.
Es muy importante que los adultos mayores sean vacunados contra la COVID-19, dado que son una población altamente susceptible y que han representado la mayoría de las muertes alrededor del mundo por esta enfermedad. ¡Las vacunas salvan vidas!
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Citar este artículo: ¿Qué evidencia hay de eficacia de las vacunas contra la COVID-19 en mayores de 65 años? - Medscape - 24 de feb de 2021.
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