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CIUDAD DE MÉXICO, MEX. Mientras la pandemia de COVID-19 generó caos mundial, también brindó a la comunidad científica una oportunidad histórica única: probar que es posible trabajar en conjunto para encontrar una vacuna en tiempo récord y lo consiguió. Sin embargo, estos resultados no habrían sido posibles sin los conocimientos previos derivados de décadas de investigación para la erradicación de otras enfermedades, entre ellas la del virus de inmunodeficiencia humana.

Dr. Roger Tatoud
"La vacuna contra la COVID-19 habría sido mucho más lenta sin la contribución significativa y única del campo de investigación de la vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana", comentó el Dr. Roger Tatoud, director adjunto, Programas y Defensa del VIH, durante la IAS HIV Research for Prevention Conference.[1]
De acuerdo con el Dr. Tatoud, se han invertido alrededor de 90.000 millones de dólares al desarrollo de la vacuna contra la COVID-19. A solo un año de que comenzara la pandemia por coronavirus, ya existen 293 vacunas candidatas contra el virus SARS-CoV-2, de las cuales 70 ya se encuentran en alguna fase de pruebas clínicas y 10 están siendo aplicadas a la población.[2] Existen múltiples ejemplos de avances que la vacuna de la COVID-19 puede agradecer a la investigación de virus de inmunodeficiencia humana.
La vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana ha contribuido de manera significativa a la tecnología de vectores virales y, en particular, a los vectores virales no replicantes. De hecho, los vectores de adenovirus se encuentran entre losmás probados para las vacunas contra el virus de inmunodeficiencia humana y son la base de las vacunas contra la COVID-19, como la que están desarrollando el productor farmacéutico Merck y la organización de investigación científica sin fines de lucro International AIDS Vaccine Initiative (IAVI).
Merk e IAVI están aprovechando la experiencia de IAVI en tecnología de vectores virales rVSV, desarrollada a través de su vacuna candidata contra el virus de inmunodeficiencia humana rVSV y sus candidatas a vacuna contra la fiebre hemorrágica viral en desarrollo preclínico. Su vacuna contra la COVID-19, en fase clínica 1, utiliza la tecnología del virus de la estomatitis vesicular recombinante que está en la base de la vacuna contra el virus del Ébola de Merk, ERVEBO.[3]
De acuerdo con un análisis realizado a los diferentes repositorios de información científica sobre la investigación sobre las vacunas basadas en vectores adenovirales, la mayoría de los artículos está relacionadA con investigación de virus de inmunodeficiencia humana, en comparación con otros patógenos, incluidos ébola, tuberculosis, influenza, hepatitis y malaria.
La vacuna basada en ADN ImmunityBio y NantKwest, que se encuentra en la fase clínica 1 de investigación, utilizó el vector de adenovirus humano tipo 5 (Ad5) de segunda generación que también estaba siendo investigado para la vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana y la vacuna de Clover, GSK y Dynavax, en fases clínicas 2 y 3, produce subunidades de proteínas primarias que fueron utilizadas por primera vez en un programa de vacunación contra el virus de inmunodeficiencia humana.[4]
Dan Barouch, director del Centro de Virología e Investigación de Vacunas de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, dijo en la entrevista de recopilación de los datos que se presentaron durante la conferencia: "Si no hubiéramos desarrollado el adenovirus no replicante Ad26 para virus de inmunodeficiencia humana no existiría la plataforma de Ad26 para la vacuna candidata contra la COVID-19 de Janssen". La vacuna de Janssen, en fase clínica 3, es un claro ejemplo de cómo la plataforma de la vacuna contra la COVID-19 se basa en el trabajo de la vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana.
"Recientemente se demostró que esta vacuna candidata de una sola inyección tiene efectividad de 72% en Estados Unidos y de 66% en el mundo para prevenir la COVID-19 moderada y grave 28 días después de la vacunación", comentó el Dr. Tatoud.
Otro campo en donde se han visto la influencia directa de la investigación en virus de inmunodeficiencia humana para la vacuna del coronavirus ha sido en las vacunas de ADN. En otro análisis realizado de las investigaciones clínicas al respecto se encontró que aunque el desarrollo clínico de las vacunas de virus de inmunodeficiencia humana basadas en ADN es menos significativo en comparación con otras enfermedades infecciosas, el virus de inmunodeficiencia humana lidera la producción de investigación de ADN.
Así, la vacuna de Inovio contra la COVID-19 utiliza el dispositivo Cellectra para introducir moléculas de ADN a la célula, desarrollado por la farmacéutica en su investigación para su vacuna candidata contra virus de inmunodeficiencia humana.
Las contribuciones de la investigación en virus de inmunodeficiencia humana para la vacuna contra el SARS-CoV-2 van más allá del terreno de la investigación clínica para entrar en el terreno de la manufactura, distribución y financiamiento.
La red de ensayos sobre la prevención de virus de inmunodeficiencia humana.
ha desempeñado un papel fundamental en el ensayo clínico financiado para la operación Warp Speed, liderada por Estados Unidos, con el objetivo de acelerar el desarrollo, la fabricación y la distribución de vacunas, terapias y diagnósticos contra la COVID-19.
"La red de prevención de COVID-19 se construye alrededor de la red de ensayos sobre la prevención de virus de inmunodeficiencia humana, así como de otras redes de prueba del virus de inmunodeficiencia humana, como HPTN-ACTG e Impact", destacó el Dr. Tatoud. La red de ensayos sobre la prevención de virus de inmunodeficiencia humana ha contribuido sus conocimientos tanto en investigación clínica para entender mejor al SARS-CoV-2, así como para el diseño y pruebas clínicas de las vacunas, y la infraestructura operativa para ponerlas al alcance de todos en el menor tiempo posible.
Gracias a todos estos esfuerzos conjuntos y a las décadas de investigación sobre virus de inmunodeficiencia humana, a casi un año de que iniciara la pandemia de COVID-19, ya es posible ver una luz al final del túnel. Sin embargo, la pandemia del virus de inmunodeficiencia humana aún no ha logrado ser erradicada, lo que ha llevado a más de un miembro de la comunidad científica y médica a preguntarse: ¿por qué?
¿Cuáles son las diferencias entre ambas enfermedades y qué lecciones podría aprender el virus de inmunodeficiencia humana de la COVID-19?
Lecciones de la COVID-19 al virus de inmunodeficiencia humana
En 2019, 1,7 millones de personas contrajeron la infección por virus de inmunodeficiencia humana y 32,7 millones de personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.[5] Mientras tanto, científicos, gobiernos, instituciones médicas, la industria farmacéutica y la sociedad civil alrededor del mundo trabajaban constantemente en reducir estos números.
A finales de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que entre 2000 y 2019, las infecciones por virus de inmunodeficiencia humana disminuyeron en 39% y las muertes relacionadas con el virus descendieron hasta 51%.[6] El éxito varía entre regiones, pero la pandemia de COVID-19 retrasó las cosas.

Dr. Larry Corey
Así, pese a que las herramientas y principios biológicos de la COVID-19 están basados en la investigación de virus de inmunodeficiencia humana, el progreso no ha sido el mismo, y esta diferencia, se debe principalmente al sentimiento de urgencia de ambas enfermedadesm explicó el Dr. Larry Corey, presidente del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, Estados Unidos.
A diferencia de la pandemia del virus de inmunodeficiencia , que fue creciendo lentamente a través del tiempo y que no tiene efecto tangible en la vida cotidiana de la mayoría de las personas, la COVID-19 cambió el mundo de la noche a la mañana, dando un sentido de verdadera emergencia en las comunidades científica y médica.
Esto llevó a que se volcaran todos los esfuerzos y recursos de forma conjunta hacia la COVID-19 de una forma que nunca ha sido posible para el virus de inmunodeficiencia humana. El obtener resultados tan rápido pone al descubierto una de las lecciones más importantes que COVID-19 le puede enseñar al virus de inmunodeficiencia humana: es necesario cambiar la cultura de la investigación científica.
"Tenemos que cambiar nuestros objetivos para crear un producto que ayude a las personas y no un artículo que se publique en Science o Cell. Eso significa un cambio de cultura: que nuestro verdadero objetivo sea producir una vacuna, al igual que lo fue para COVID-19, en donde a nadie le importaba qué artículo tenía, necesitábamos hacer una vacuna, eso es esencial en este campo", señaló el Dr. Corey.
Otra lección importante se encuentra en las alianzas que surgieron. En los últimos 30 años se han formado grupos que han impulsado una agenda crítica y transformadora hacia la erradicación del virus de inmunodeficiencia humana, pero esos nodos rara vez se comunican entre sí.

Dra. Galit Alter
Aunque podría pensarse que el sentido de competencia entre nodos es algo negativo, la Dra. Galit Alter, de la Universidad Médica de Harvard, Estados Unidos, no lo ve así. De hecho, es el sentido de competencia lo que ha impulsado la creación de grandes innovaciones, pero es importante que los nodos se comuniquen entre sí. La carrera para vencer al coronavirus demostró que esto es posible.
"Creo que todos dejaron sus egos en la puerta, dejaron todas sus nociones preconcebidas de cómo funcionaría una vacuna o un anticuerpo, y en esencia, apuntaron a probar hipótesis que se basaban en datos fundacionales lógicos racionales. Y creo que eso realmente cambia la naturaleza del juego y cambió el ritmo de la investigación", indicó la Dra. Galit.
La inversión económica es otro factor y otra lección importante. Mientras que a lo largo de la historia el virus de inmunodeficiencia humana ha peleado de forma constante para encontrar fondos que financien la investigación, la distribución de fármacos y las campañas de prevención, a grandes rasgos el coronavirus contó con apoyo desde el principio.
Operación Warp Speed es un claro ejemplo de esto. "Algo sucedió en la Warp Speed, la estrategia agilizada de Estados Unidos para el desarrollo de la vacuna, que no ha sucedido en el campo del virus de inmunodeficiencia humana: el problema de no tener fabricación dedicada. Warp Speed esencialmente se apropió de todas las instalaciones de fabricación de Estados Unidos que eran fabricantes por contrato y las adecuó para fabricar la vacuna", comentó el Dr. Corey.
El virus de inmunodeficiencia humana y la COVID-19 se pueden ver como epidemias complementarias. Mientras que la primera proveyó las bases científicas para la elaboración de vacunas, la segunda logró demostrar que si se rompen las barreras financieras y burocráticas en aras de un objetivo común, es posible alcanzar resultados en tiempos cortos.
La diferencia más importante entre ambas enfermedades, los expertos concluyeron, es el sentimiento de urgencia. Inyectar un sentimiento renovado de urgencia por erradicar el virus de inmunodeficiencia humana y dejar de verlo como un problema aislado que siempre es problema de alguien más es fundamental para poder comenzar a implementar los aprendizajes de COVID-19 en su erradicación.
Los doctores Tatoud, Corey y Galit han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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Citar este artículo: Historia de dos vacunas: lecciones complementarias entre las vacunas contra el virus de inmunodeficiencia humana y la COVID-19 - Medscape - 17 de feb de 2021.
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