COMENTARIO

¿Se podrán vacunar los sujetos inmunocomprometidos contra COVID-19?

Dra. Armelle Pérez-Cortés Villalobos

Conflictos de interés

10 de febrero de 2021

Nota de la editora: Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la vacunación contra la COVID-19 en el Centro de información sobre la vacuna contra el SARS-CoV-2.

Conforme avanza el plan de vacunación en los diferentes países, surge la pregunta acerca de que los pacientes inmunocomprometidos se puedan vacunar o no contra la COVID-19. La respuesta es: ¡Sí!

Al hablar de sujetos inmunocomprometidos se incluyen categorías heterogéneas de pacientes, como aquellos con cáncer, trasplantados, que se encuentran bajo tratamiento inmunosupresor, etc. A pesar de ser grupos diferentes de pacientes, podemos hablar globalmente de ellos, ya que se ha documentado previamente que tienen respuesta menor a la vacunación.

  1. Las vacunas contraindicadas en sujetos inmunocomprometidos son las de virus vivos atenuados. Hasta el momento ninguna vacuna con aprobación de emergencia para COVID-19 es de virus vivos atenuados. Por esta razón, algunas sociedades internacionales, como la British Society for Immunology, han considerado que las vacunas de Pfizer, Moderna y Oxford/AstraZeneca son seguras para pacientes inmunocomprometidos y no se encuentran contraindicadas.[1]

  2. Los sujetos inmunocomprometidos fueron excluidos de los estudios de las vacunas contra la COVID-19 que tenemos hasta el momento. Por esa razón carecemos de información exacta de qué tanto van a funcionar y qué protección darán a los pacientes inmunocomprometidos, ya que como sabemos, se requiere de un buen sistema inmune para tener respuesta óptima a las vacunas, y los inmunosupresores y terapias inmunosupresoras disminuyen esta respuesta.
    Sin embargo, es muy probable que al aplicarse la vacuna de COVID-19 tengan protección parcial contra el virus, razón por la cual se sugiere recibirla. No olvidemos que los sujetos inmunocomprometidos integran una población considerada de alto riesgo para COVID-19, requieren hospitalización con mayor frecuencia y tienen mayor mortalidad, en comparación con gente de la misma edad sana, por lo que es importante balancear el gran riesgo que representa tener COVID-19 frente a recibir una vacuna que los proteja parcialmente. Asimismo, se debe pensar que muchos pacientes inmunocomprometidos tienen otras comorbilidades, como edad mayor a 65 años, diabetes, hipertensión, obesidad y otras entidades que aumentan aún más el riesgo de padecer COVID-19 grave.

  3. Elegir el mejor momento de aplicación. Es probable que los pacientes inmunocomprometidos tengan respuesta inmunológica menor a la vacuna contra la COVID-19, sin embargo, seleccionar el momento en el que la pueden recibir puede mejorar su respuesta a la vacuna. Por ejemplo, en el caso de los pacientes trasplantados se sugiere esperar un mes postrasplante o un mes después de haber tenido rechazo, para ser vacunados, y se sugiere esperar 3 meses después de haber recibido rituximab para la inmunización.[2] En el caso de los pacientes con cáncer, la American Society of Clinical Oncology sugiere que la vacuna contra la COVID-19 se puede ofrecer a los pacientes con cáncer.[3] Los oncólogos tienen experiencia en la administración de vacunas a pacientes con cáncer cuando están recibiendo quimioterapia, inmunoterapia o radiación, por lo que se debe individualizar en cada paciente el mejor momento para ser vacunado, con la finalidad de aumentar la eficacia de la vacuna lo más posible.

  4. No se espera ningún efecto adverso diferente en los pacientes inmunocomprometidos, en comparación con los sujetos sanos. Por la manera en que funcionan las vacunas contra la COVID-19, no se espera ningún efecto diferente en pacientes inmunocomprometidos, y extrapolando lo que sabemos de otras vacunas ya estudiadas en esta población de pacientes, como influenza y neumococo, esto no ocurre.
    Actualmente no sabemos la efectividad que tiene la inmunización en esta población, pero no se cuestiona su seguridad. Y la mayoría de las vacunas que tenemos disponibles se ha aplicado a través de los años a sujetos inmunocomprometidos y poco a poco se ha generado mayor evidencia de su efectividad y estrategias para mejorar la inmunización.

  5. La vacunación no es la única protección contra COVID-19 en inmunocomprometidos. Como población considerada de alto riesgo, debemos recordar que este grupo de pacientes tenga apego disciplinado a las medidas de salud pública, recordar que utilicen cubrebocas en todo momento en espacios públicos, que se laven las manos al tocar superficies y que mantengan distancia social de 2 metros de otras personas. También es importante mencionar que estas estrictas medidas deben ser adoptadas no solo por el paciente, sino por todas las personas que forman parte de su entorno, y que se deben proteger de la misma manera para evitar que el paciente inmunocomprometido tenga contacto con el virus. El seguimiento de estas medidas temporales es la pieza angular de prevención durante los siguientes meses.

Debemos transmitir esta información a nuestros pacientes inmunocomprometidos para que puedan tomar una decisión acerca de la vacuna contra la COVID-19 y que continúen de forma muy estrecha y disciplinada las medidas de salud pública, sean inmunizados o no.

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