Se ha publicado recientemente el estudio Hygia Chronotherapy, cuya lectura genera múltiples reflexiones.
El estudio señala que un sutil cambio en la práctica clínica cotidiana puede tener gran impacto en los pacientes con hipertensión arterial, disminuyendo 45% el riesgo de eventos cardiovasculares.
La hipertensión es la principal causa de mortalidad y morbilidad cardiovascular en todo el mundo. La hipertensión no tratada puede provocar daños en órgano blanco, como ictus, infarto de miocardio, enfermedad renal crónica y retinopatía hipertensiva. S estima que para el año 2025 millón y medio de personas tendrán hipertensión.
European Society of Cardiology/European Society of Hypertension definen la hipertensión como presión arterial > 140/90 mm Hg, mientras que American College of Cardiology/American Heart Association la definen como > 130/80 mm Hg, con objetivos de tratamiento < 140 mm Hg y < 130/80 mm Hg, respectivamente.
Diversos estudios y metanálisis han demostrado que mientras se duerme la presión arterial es un marcador pronóstico mucho más sensible para evaluar riesgo cardiovascular, en comparación con las mediciones de presión arterial diurnas, las mediciones de presión arterial en consultorio o el monitoreo ambulatorio de 24 horas; por otro lado, los ensayos clínicos han demostrado mejor control de la presión arterial durante el sueño y de los patrones de presión arterial de 24 horas cuando el tratamiento antihipertensivo es administrado antes de acostarse.
El ritmo circadiano normal de la presión arterial muestra descenso nocturno que se define como la diferencia entre la presión sistólica media durante el día y la presión sistólica media durante la noche (expresada como porcentaje de la media diurna). Este "descenso nocturno", aceptado como normal, está entre 10% y 20% y es predictor de riesgo cardiovascular. Los que no presentan ese descenso (non dipper), poseen mayor riesgo cardiovascular y mayor mortalidad.
La definición de non dipper es: presión arterial nocturna que disminuye < 10%, en comparación con la presión arterial diurna.
Los cambios circadianos de la presión arterial pueden causar daño de diversas maneras: a través del incremento repentino de la presión arterial por la mañana debido a la activación del sistema nervioso simpático, a la mayor actividad durante el sueño del sistema renina-angiotensina-aldosterona y a cambios hemodinámicos y neurohormonales debidos a incremento en la viscosidad de la sangre, el tono vascular y la frecuencia cardiaca.
Estos mecanismos pueden ser los responsables de la mayor incidencia observada de síndromes coronarios agudos, ictus y muerte súbita por la mañana en pacientes con hipertensión arterial, y por ello tendría sentido administrar el tratamiento antes de acostarse.
El estudio HYGIA consiste en una red de investigación de 40 centros de atención primaria con el objetivo de incorporar el monitoreo ambulatorio de presión arterial como principal método para el diagnóstico y evaluación del tratamiento en la hipertensión arterial.
En este marco, plantearon la hipótesis de que la toma de la dosis diaria completa de antihipertensivos antes de acostarse, provoca mejor control de la presión arterial, mejorando las mediciones observadas en el monitoreo ambulatorio de presión arterial y disminuyendo el riesgo de eventos cardiovasculares, en comparación con los pacientes que reciben la medicación por la mañana.
Este estudio fue financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación del gobierno de España.
HYGIA fue un ensayo prospectivo, aleatorizado, abierto, de criterios de valoración enmascarados, que incluyó pacientes con hipertensión distribuidos en dos grupos definidos según el momento de administración del tratamiento (grupo de tratamiento al despertar frente a grupo de tratamiento a la hora de acostarse).
Los criterios de monitoreo ambulatorio de presión arterial utilizados para definir hipertensión arterial fueron: promedio de presión arterial sistólica despierto ≥ 135 mm Hg, promedio de presión arterial diastólica despierto ≥ 85 mm Hg, promedio de presión arterial sistólica dormido ≥ 120 mm Hg, promedio de presión arterial diastólica dormido ≥ 70 mm Hg.
Se excluyeron del estudio embarazadas, pacientes con historia de adicción, pacientes con jornada laboral nocturna, síndrome de inmunodeficiencia adquirida, hipertensión arterial secundaria y enfermedad cardiovascular, entre otros.
El criterio de valoración principal fue una combinación de muerte por enfermedad cardiovascular, infarto de miocardio, revascularización coronaria, insuficiencia cardiaca e ictus (isquémico y hemorrágico). También analizaron de manera individual los criterios de valoración secundarios de accidente cerebrovascular, eventos coronarios (muerte por enfermedad cardiovascular, infarto de miocardio y revascularización coronaria) y eventos cardiacos (eventos coronarios e insuficiencia cardiaca).
Al inicio del estudio y en cada visita de seguimiento se tomaron al menos 3 mediciones consecutivas de la presión arterial cuando el paciente había descansado en posición sentada durante al menos 10 minutos. Se utilizó monitoreo ambulatorio de presión arterial de 48 horas por considerarse que estas mediciones eran más fiables, en comparación con el monitoreo ambulatorio de presión arterial de 24 horas.
Se analizaron presión arterial y frecuencia cardiaca en el consultorio, la presión arterial media en el monitoreo ambulatorio de presión arterial de 48 horas, la presión arterial despierto y dormido y la presión arterial non dipper, entre otras mediciones. Se realizaron ajustes del tratamiento en el seguimiento si era necesario.
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Citar este artículo: En hipertensión arterial los fármacos funcionan, pero mucho mejor a la hora de acostarse - Medscape - 5 de feb de 2021.
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