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MADRID, ESP. La pandemia generada por el SARS-CoV-2 (sobre todo durante la primera ola) ha tenido gran impacto en los pacientes con tumores digestivos, generando el análisis del efecto que casi un año después del inicio de esta crisis sanitaria pueden tener a corto y mediano plazos circunstancias derivadas de esta situación, como el retraso diagnóstico o el freno a los programas de cribado, así se dio a conocer durante el 28 Simposio Internacional Avances en el Tratamiento de TumoresDigestivos, que este año se celebró de forma virtual del 15 al 17 de diciembre de 2020.
Además de la repercusión de esta nueva realidad impuesta por la COVID-19 tanto en el día a día de los especialistas como de los pacientes, a lo largo de las diferentes sesiones de esta reunión se hizo una actualización de las principales innovaciones en el abordaje de estos tumores (tipos de cáncer más frecuentes) y de los avances terapéuticos más recientes conseguidos en las distintas tipologías.

Dr. Fernando Rivera
"La pandemia ha tensionado enormemente los sistemas sanitarios, teniendo impacto importante en los pacientes oncológicos en general y en los diagnosticados de tumores digestivos en particular", explicó el Dr. Fernando Rivera, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Marqués de Valdecilla, en Santander, España, y responsable del comité organizador del simposio, quien narró cómo esta tensión se materializó en un importante retraso de los diagnósticos, sobre todo en la primera ola de la pandemia.
Según el Dr. Rivera, hubo varias circunstancias que favorecieron este retraso: "Por un lado, la reticencia de los pacientes a acudir a la consulta; por otro, el hecho de que los síntomas eran menos reconocidos en el contexto de la avalancha que significó la pandemia, a lo que hay que unir los retrasos sufridos en las pruebas diagnósticas (en el primer pico prácticamente se paralizaron las endoscopias y escáneres) como consecuencia de la reestructuración asistencial a la que se vieron obligados los hospitales y centros de salud".
Aunque las cifras oscilan según las fuentes, el Dr. Rivera afirmó que se estima que durante los primeros meses de la pandemia alrededor de 30% de pacientes afectados de tumores gástricos no fue diagnosticado en el momento adecuado, "lo que supuso un importante retraso que a su vez puede tener enorme impacto en la sobrevida a largo plazo, algo que seguramente comprobaremos en los próximos meses. Hay datos que apuntan a que veremos 10% de exceso de mortalidad en uno o dos años".
Cribados en stand by (modo de espera)
Asimismo, el Dr. Rivera resaltó: "En general, en los cánceres digestivos un diagnóstico retardado repercute mucho en el pronóstico. Posiblemente se trate de los tumores a los que más afecte este factor, pues avanzan rápido, y el hecho de dejar pasar meses supone perder oportunidades de tratamiento, circunstancia que se agrava en algunos tumores en concreto, como el cáncer gástrico y el cáncer de páncreas, ya que en las situaciones en las que hay posibilidad de tratamiento, esa oportunidad se pierde en 2 a 3 meses, como ha ocurrido a consecuencia de la pandemia".
A esta ralentización diagnóstica hay que unir la paralización de los cribados. "En el caso del cáncer colorrectal, los programas de cribado pueden evitar una de cada tres muertes por este tipo de tumor. La suspensión de esta estrategia durante el primer pico ha supuesto importante pérdida de diagnósticos precoces", agregó el Dr. Rivera, señalando que la pandemia también ha afectado las cirugías, mientras que en general los tratamientos se han mantenido, salvo alguna modificación.

Dr. Enrique Aranda
Por su parte, el Dr. Enrique Aranda, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Reina Sofía, en Córdoba, España, y presidente del Grupo de Tratamiento de los Tumores Digestivos, comentó que tanto el impacto de la COVID-19 en los pacientes con tumores digestivos en España en todos los sentidos (diagnosticados, hospitalizados, en cuidados intensivos) como la repercusión en la respuesta del sistema sanitario y el nivel de paralización en cuanto al diagnóstico, han sido muy variables en función de las distintas comunidades autónomas.
"Los datos de que disponemos corresponden a extrapolaciones de diferentes estudios, pero todo apunta a que en aquellas zonas en que la primera ola de la pandemia (entre marzo y abril de 2020) fue más agresiva, Barcelona o algunas áreas de Andalucía, por ejemplo, es donde se frenó de forma más abrupta la realización de pruebas invasivas, de ahí que en estos territorios tanto el retraso diagnóstico como el impacto de la pandemia hayan sido más acusados".
El Dr. Aranda señaló que otros elementos que jugaron a favor de ese estancamiento asistencial fueron la dificultad de acceso a la atención primaria, que en algunos casos quedó totalmente bloqueado, y el miedo generado de estos pacientes por la pandemia (a acudir a los hospitales, a infectarse e incluso a consultar sus síntomas).
Hoja de ruta para futuras olas
En cuanto a lo ocurrido en las siguientes olas, ambos especialistas coincidieron en que ha sido posible corregir en parte estos efectos colaterales. "En la primera ola no sabíamos muy bien a qué nos enfrentábamos, y aunque en la mayoría de los hospitales se tuvieron muy presentes las peculiaridades de estos pacientes, que eran prioritarios y que en ningún caso había que suspender sus tratamientos, el bloqueo experimentado por el sistema sanitario hizo que no siempre fuera posible cumplir este criterio", comentó el Dr. Aranda, destacando que esta situación mejoró notablemente en la segunda ola gracias a la adopción de medidas dirigidas a minimizar al máximo las posibilidades de que se repitiera el bloqueo asistencial, e intentando en lo posible mantener el ritmo normal de diagnósticos, "aunque siempre es esperable alguna repercusión negativa para estos pacientes".
Por su parte, el Dr. Rivera apuntó que no hay duda de que actualmente el sistema sanitario español está haciendo frente a una tercera ola, "y al igual que ocurrió en la segunda, la reacción respecto a estos pacientes ha sido mucho más acertada, además de existir mayor implicación por parte de las autoridades sanitarias", un cambio de rumbo en el que han jugado un papel importante documentos como el presentado por la Asociación Española Contra el Cáncer, junto a las sociedades científicas que agrupan a los profesionales sanitarios que atienden a pacientes con cáncer.[1]
"Se trata de un análisis muy contundente del posible impacto que ha tenido la primera ola de la pandemia, el retraso diagnóstico y su repercusión en un exceso de mortalidad, y en el que se llega a la conclusión de que el cáncer debe ser manejado de forma prioritaria, al margen de otras circunstancias sanitarias, y se insiste en que el diagnóstico y tratamiento de estos pacientes no deben comprometerse en el marco de futuras olas o pandemias. La COVID-19 es importante, pero el abordaje de los pacientes oncológicos también lo es, y las decisiones en ambos casos no pueden ir en detrimento de una u otra circunstancia".
En la misma línea, en el marco de una reunión con la Asociación Española Contra el Cáncer con el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, realizada el pasado mes de noviembre, se avanzó que el ministerio trabaja en el marco de la Estrategia en Cáncer junto con asociaciones de pacientes, incluidas la Asociación Española Contra el Cáncer, sociedades científicas y comunidades autónomas, con el objetivo de acordar prioridades de actuación a implementar en el Sistema Nacional de Salud con el objeto de mejorar la atención sanitaria al cáncer durante la pandemia.
El Dr. Rivera manifestó que tanto por la experiencia extraída de los meses de manejo de la pandemia como por el refuerzo que suponen estas iniciativas, actualmente los especialistas se encuentran mucho mejor posicionados frente a potenciales olas de la enfermedad que puedan surgir en 2021: "Qué duda cabe de que una pandemia siempre tensiona el sistema, pero actualmente contamos con mejor preparación y mayor conocimiento del virus".
La otra "cara de la moneda": buenas noticias terapéuticas
Por otro lado, durante la presentación del simposio se hizo un repaso a la evolución de los tumores digestivos en los últimos meses. El Dr. Rivera señaló que con más de 72.000 nuevos diagnósticos al año (más de uno de cada 4 cánceres [25,9%] es un tumor digestivo), esta enfermedad es responsable de alrededor de 37.000 fallecimientos al año. "Se trata de un tipo de tumor que no solo tiene elevada incidencia, sino alta mortalidad, ya que más de la mitad de los pacientes con tumores digestivos finalmente fallece".
Las cifras de incidencia de los distintos tumores gástricos en España ofrecidas en esta reunión demostraron que el más prevalente sigue siendo el cáncer colorrectal, con más de 44.000 nuevos casos anuales (se considera el más frecuente de todos los tipos de cáncer entre la población española), seguido de cáncer de páncreas (más de 8.300 nuevos casos), estómago (más de 7.500), hígado (cerca de 6.600 nuevos casos), vesícula biliar (alrededor de 3.000) y tumor de esófago (más de 2.300 nuevos casos anuales).
"La situación que definen estas cifras lleva a considerar a estos tumores como un problema de salud nacional muy importante", comentó el Dr. Rivera.
En cuanto al abordaje terapéutico, los especialistas incidieron en que las circunstancias adversas derivadas de la irrupción de la COVID-19 contrastan claramente con las buenas noticias procedentes de la investigación y las opciones de abordaje de los tumores gástricos.
"El año 2020 fue muy fructífero en lo que respecta a la innovación, con importantes avances en este campo de la oncología, destacando entre ellos mayor individualización y personalización de los tratamientos mediante la identificación de subgrupos de pacientes que presentan alteraciones específicas y para los que a su vez hay opciones de tratamientos ‘a medida’, que permiten grandes avances, especialmente en determinados subgrupos", señaló el Dr. Rivera.
Este panorama favorable ha venido principalmente de la mano de la inmunoterapia, una opción que, como reconocieron los especialistas, hasta ahora se estaba incorporando con un poco de retraso en el caso de los tumores digestivos y que actualmente, gracias a los últimos avances en esta línea, se ha convertido en una opción factible concretamente en determinados subgrupos de pacientes con cáncer colorrectal, de esófago o gástrico.
Dentro de los tumores digestivos, una de las áreas en que la inmunoterapia ha llegado más tarde y donde sin embargo su aplicación está abriendo un número importante de posibilidades es el cáncer de estómago.
"Aunque quedan muchos aspectos por delimitar, por ejemplo, qué población es la que más se beneficia de esta opción o cuál es la mejor inmunoterapia en cada caso, los avances conseguidos en los últimos meses permiten afirmar que la inmunoterapia ha llegado al campo de los tumores digestivos y lo ha hecho claramente para quedarse", destacó el Dr. Rivera.
En cuanto a los tumores con peor pronóstico, como el cáncer de páncreas, el Dr. Aranda reconoció que aun cuando se han producido algunos avances, lo cierto es que al tratarse de un tumor con pronóstico tan negativo, estos siguen siendo insuficientes. "Este cáncer es ahora mismo, dentro de todos los tipos de tumores, el que arroja peor sobrevida, y los pasos para revertir esta situación son muy pequeños, sobre todo en comparación con avances conseguidos en otros tumores del área digestiva".
Programas de cribado: reajustes necesarios (prepandemia y pospandemia)
En relación a la tendencia al alza de los tumores digestivos reflejada en las cifras comentadas en la presentación del simposio, el Dr. Aranda señaló que hay varios factores que la explican: "Se debe en gran medida al aumento de la esperanza de vida, pero también a que el seguimiento de las pautas de prevención recomendadas aún es deficiente por buena parte de la población española".
Al respecto, el Dr. Rivera identificó al tabaco como el principal factor de riesgo de cáncer digestivo a combatir, "algo que, sin embargo, nos está costando mucho. Otros factores identificados y conocidos son sedentarismo, consumo excesivo de alcohol y dieta inadecuada. Pero sin duda, la mejor estrategia preventiva es el cribado. Al margen de lo ocurrido durante la pandemia, lo cierto es que la implantación de estos programas aún no está totalmente generalizada en España, por lo que urge hacer más esfuerzos en este sentido y también en concientizar a la población, ya que solo 40% a 50% se someten a estos cribados".
De la misma opinión fue el Dr. Aranda, quien incidió en la doble utilidad de esta estrategia de cribado, facilitando el diagnóstico precoz y aumentando las tasas de sobrevida y curación.
"Si realmente el cribado de cáncer colorrectal estuviera plenamente implantado en España se podrían salvar aproximadamente 3.600 vidas al año, de ahí la importancia de trabajar en esta línea", concluyó.
Los doctores Rivera y Aranda han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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Citar este artículo: Reducción de 30% en los diagnósticos y paralización total de los cribados, "saldo" de la COVID-19 en los tumores digestivos en España - Medscape - 14 de enero de 2021.
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