España camino de la tercera ola de la COVID-19

José Gómez

Conflictos de interés

11 de enero de 2021

Nota de la editora: Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la COVID-19 en el Centro de información sobre el coronavirus (SARS-CoV-2).

Tras casi un año de pandemia el coronavirus SARS-CoV-2 sigue causando verdaderos estragos en todo el planeta. Reino Unido, que se ha visto obligado a decretar un nuevo confinamiento tras convertirse en el epicentro de la COVID-19 en Europa, el día 6 del presente mes registró 62.322 contagios, su cifra más alta, y 1.042 muertos en un solo día, cifra similar a la de Alemania. Por su parte, Estados Unidos volvió a batir otro triste récord de fallecidos tras notificar 3.936 muertes en la misma jornada. El coronavirus, lejos de desaparecer, está más presente que nunca.

La situación en España también se complica por momentos. Nuestro país, al igual que el resto de Europa, va camino de lo que los epidemiólogos han bautizado como la tercera ola, con un problema añadido: España no llegó a superar del todo la segunda. "Lo que llamamos segunda ola empieza con una situación relativamente buena: en julio, los hospitales estaban bastante vacíos, pero es que ahora están bastante llenos", lamentó Saúl Ares, investigador en el Departamento de Biología de Sistemas del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. "Si ahora, con la situación actual, tenemos una escalada similar a la que hubo en el pico de otoño, mal asunto", añadió.

Lo cierto es que los datos no invitan precisamente al optimismo. El 7 de enero España superó los dos millones de contagios desde el inicio de la pandemia tras sumar 42.360 nuevos casos desde el martes 5, víspera de Reyes (el lunes 4 se reportaron 30.579 positivos en cuatro días).

Los toques de queda impuestos en las distintas comunidades autónomas, las medidas adoptadas en la hostelería, la inclusión de los test de antígenos en la estrategia de detección y las restricciones en la movilidad consiguieron que la incidencia del virus, que el 9 de noviembre de 2020 tocaba techo con 529,43 casos por cada 100.000 habitantes, se redujera a "solo" 188,72 casos el pasado 10 de diciembre, por debajo del nivel de riesgo extremo marcado por Sanidad.

Sin embargo, el 2 de diciembre el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó un plan para la reagrupación familiar, gracias al cual se podría viajar para visitar a familiares y allegados por Navidad, permitiéndose en algunas comunidades las reuniones de hasta 10 personas en función de la situación epidemiológica. Pese a la distorsión que existe en los datos que facilita el Ministerio de Sanidad por la sucesión de días festivos, parece que no fue la mejor idea. Desde el pasado puente de la Constitución los contagios no dejan de aumentar, y el crecimiento en la última semana se ha acelerado sobremanera a consecuencia del llamado "efecto Navidad".

Según los últimos datos de la Secretaría de Estado de Sanidad, la incidencia acumulada de diagnosticados en los últimos 14 días se sitúa en 435,62 casos por cada 100.000 habitantes, con 11 comunidades superando ampliamente los 300 casos, muy por encima del umbral de máximo riesgo. Sin embargo, este no es el único indicador que evidencia que la situación se complica. En apenas una semana el número de hospitalizados se ha incrementado en más de 2.500 pacientes y alcanza la cifra total de 16.792.

Más de 2.500 personas se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos ocupando 26,13% del total de las camas disponibles y el número de fallecidos registrados durante la primera semana de enero es de 530, más que durante todo el mes de julio. Además, la positividad se ha disparado hasta 16,73% del total de pruebas realizadas.

Es difícil saber si ha sido la movilidad entre comunidades la que ha propiciado este peligroso incremento o más bien ha sido consecuencia de la propia micromovilidad dentro las localidades. Sin embargo, lo que ha demostrado el transcurso de la pandemia es que los mensajes de responsabilidad y la laxitud en las medidas de restricción no son efectivos para controlar la transmisión del virus. "Si algo está permitido, la gente lo va a hacer, aunque no sea sensato. Por las cifras que estamos viendo es evidente que durante las últimas semanas mucha gente ha hecho cosas que a lo mejor estaban permitidas; es probable que sin mala intención, pero es que estas limitaciones daban para hacer muchas cosas poco sensatas, y claramente se han hecho, porque si no no tendríamos este repunte", destacó Ares.

Ahora la gran incógnita es si España seguirá los pasos de Reino Unido en esta tercera ola o podrá evitar un nuevo confinamiento ante el riesgo de colapso del sistema sanitario. Por el momento, Castilla y León ha dado el primer paso anunciando el cierre perimetral de sus fronteras hasta mayo.

Por su parte, Extremadura, Cataluña, Castilla-La Mancha, La Rioja o la Comunidad Valenciana también han anunciado nuevas limitaciones en la hostelería y los comercios, cambios en los horarios de los toques de queda y restricciones en la movilidad. Todo esto en un momento en el que la campaña de vacunación avanza a ritmo más lento del esperado en la mayor parte del territorio.

¿Qué papel podría jugar la administración de la vacuna de cara a la tercera ola? ¿Podría tener algún efecto?

Por desgracia, no. Por el momento, como consta en el Plan de vacunación COVID-19 del Ministerio de Sanidad, las personas que están recibiendo las primeras dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech son los residentes, el personal sanitario que trabaja con ellos y los grandes dependientes. A partir de marzo llegará la población mayor de 64 años y el resto de grupos.

"Estamos vacunando actualmente a las personas más vulnerables, pero no son las que más participan en la transmisión del virus, por lo que no influirá mucho en su control", advirtió Ares.

Además, se sabe que las vacunas que primero llegarán a España (vacuna de Pfizer/BioNTech, vacuna de Moderna y vacuna de University of Oxford/AstraZeneca) son eficaces para proteger contra la enfermedad, pero desconocemos si también evitan la transmisión y el contagio a otros individuos. "Si tuviéramos esa información, lo mismo habría que revisar la estrategia, pero por lo que sabemos hasta ahora, tampoco se puede hacer otra cosa", agregó Ares.

Por tanto, de no tomar medidas más estrictas con urgencia, la vacuna va a ser incapaz de frenar una tercera ola que amenaza con ser aún más virulenta que la primera. "Vamos a tener que arreglárnoslas con los métodos tradicionales", lamentó el investigador.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

Para más contenido siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Comentario

3090D553-9492-4563-8681-AD288FA52ACE
Los comentarios están sujetos a moderación. Por favor, consulte los Términos de Uso del foro

procesando....