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NUEVA YORK, USA. Los niños pueden desarrollar complicaciones neurológicas en COVID-19 que van de leves a graves, confirma un gran estudio de imágenes cerebrales.[1]
"Se identificaron diferentes patrones reconocibles de afectación del cerebro, los nervios craneales y la médula espinal, incluidas las lesiones multifocales T2 en la sustancia blanca del cerebro, patrones vasculíticos con lesiones isquémicas, neuritis o polirradiculitis intensificada, trombosis venosa, lesiones en el esplenio del cuerpo calloso, mielitis longitudinal extensa y miositis", informaron los autores del estudio en The Lancet Child and Adolescent Health.
"Estos hallazgos deben ser identificados e investigar si existe posible infección por SARS-CoV-2 como el factor etiológico subyacente", sugirieron la Dra. Susan Palasis, del Robert H. Lurie Children's Hospital of Chicago, y sus colaboradores.
La cohorte incluyó 38 niños de ocho países con encefalopatía e infección por SARS-CoV-2 (que representa las fases aguda, subaguda y posinfecciosa) y hallazgos de imágenes neurológicas anormales en la resonancia magnética o la tomografía computarizada.
A lo largo de todas las fases y presentaciones de COVID-19 las manifestaciones más comunes en las imágenes neurológicas se parecían a un patrón de enfermedad parainfeccioso mediado por el sistema inmunológico que involucraba cerebro, columna vertebral, nervios craneales y raíces nerviosas, según encontraron los investigadores.
Las manifestaciones cerebrales fueron más comúnmente similares en apariencia a la encefalomielitis aguda diseminada, con "áreas parchadas o confluentes de hiperintensidad en T2 en las sustancias gris y blanca, con o sin difusión reducida o realce". La fisiopatología exacta de estas anomalías aún no se ha aclarado, indicaron los investigadores.
Hubo dos casos atípicos de mielitis grave, ambos observados en la fase aguda de la enfermedad. Uno involucró a un niño sin condiciones preexistentes u otras comorbilidades que desarrolló mielitis clínicamente catastrófica, lo que resultó en cuadriplejía permanente. El otro caso de mielitis grave involucró a un niño que murió de encefalitis asociada a SARS-CoV-2 y tuberculosis fulminante.
Se observó presencia de neuritis, marcada por el realce de los nervios craneales y espinales o de la cauda equina en 12 niños (32%). Se han observado anomalías similares de los pares craneales en adultos con COVID-19 aguda. Sin embargo, una "observación importante" es que la mejora de los nervios craneales puede ocurrir en ausencia de los síntomas neurológicos correspondientes, dicen los investigadores.
La pérdida del gusto y el olfato está bien documentada en adultos con COVID-19, con reportes de casos similares en niños. Sin embargo, en la cohorte actual solo se informó anosmia en un niño y no se observaron anomalías en la señal o realce de los nervios olfatorios o de los tejidos circundantes en las imágenes.
En los 11 niños con síndrome inflamatorio multisistémico las lesiones esplénicas y la miositis de cara y cuello fueron los hallazgos predominantes.
Siete niños (18%) tenían hallazgos que podrían caracterizarse como tromboembólicos o vasculíticos, que a menudo se manifestaban en el contexto de condiciones comórbidas que podrían generar confusión, como coinfecciones.
Con respecto a los resultados de toda la cohorte, ninguno de los niños tenía afecciones preexistentes significativas; a la mayoría le fue bien con COVID-19 y se encontraban normales o con algunos déficits neurológicos residuales leves en el último seguimiento, informaron los investigadores.
Sin embargo, cuatro niños previamente sanos desarrollaron coinfecciones atípicas del sistema nervioso central, que llevaron a la muerte a pesar del tratamiento agresivo.
Dos de estos cuatro niños desarrollaron infecciones fulminantes por Mycobacterium tuberculosis del sistema nervioso central y no tenían exposición conocida a la tuberculosis. El tercer caso involucró a un niño que estaba coinfectado con Staphilococcus aureus resistente a meticilina y el virus de la varicela zóster. El cuarto caso involucró a un niño coinfectado con Fusobacterium necrophorum y Streptococcus constellatus que desarrolló meningitis y vasculitis, y murió de infartos cerebrales multifocales.
"Estos cuatro casos enfatizan la posibilidad de que SARS-CoV-2 impida las respuestas inmunitarias normales del hospedero, de modo que las coinfecciones puedan funcionar sinérgicamente, contribuyendo a una evolución clínica más grave de la infección", advirtieron los investigadores.
Para resumir, expresaron que " conocer los patrones de neuroimagen de COVID-19 es importante, ya que estos patrones podrían ser la primera indicación de infección por SARS-CoV-2 en niños con anomalías neurológicas".
Este contenido fue traducido y adaptado por Medscape en español.
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Citar este artículo: Rango de complicaciones neurológicas por COVID-19 observadas en niños - Medscape - 5 de enero de 2021.
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