La queja de palpitaciones es una preocupación común en muchos pacientes, aunque la gran mayoría no presenta otra sintomatología puede significar un desafío de diagnóstico para los médicos de atención primaria y con frecuencia resulta en derivación al especialista.
Las palpitaciones son la anomalía percibida de los latidos del corazón caracterizada por la conciencia de contracciones del músculo cardiaco en el pecho: latidos duros, rápidos o irregulares.[1] En general el médico debe tratar de determinar si las palpitaciones son secundarias a arritmia; en el caso de este paciente, en base al electrocardiograma se evidenció hallazgo electrocardiográfico característico del patrón de Wolff-Parkinson-White o preexcitación que consiste en intervalo PR corto y QRS prolongado con deslizamiento ascendente inicial (onda delta) en presencia de ritmo sinusal.[2]
Se cree que a principios de la década de 1900 Frank Wilson y Alfred Wedd describieron por primera vez patrones de electrocardiograma que luego serían reconocidos como patrones Wolff-Parkinson-White. En 1930 Louis Wolff, Sir John Parkinson y el Dr. Paul Dudley White publicaron una serie de casos que constaba de 11 pacientes que experimentaron taquicardia paroxística asociada con patrón electrocardiográfico subyacente de ritmo sinusal con PR corta y bloqueo de rama/QRS ancho. Este fenómeno se denominó posteriormente síndrome de Wolff-Parkinson-White.[2]
El síndrome de Wolff-Parkinson-White es un síndrome de preexcitación cardiaca congénita que surge de una conducción eléctrica cardiaca anormal a través de una vía accesoria que puede resultar en arritmias sintomáticas y potencialmente mortales; es el más frecuente de los síndromes de preexcitación y aparece en la gran mayoría de los casos de manera aislada, pero puede asociarse a cardiopatías congénitas, como la enfermedad de Ebstein.
En estudios de población general a gran escala con niños y adultos se estima que la prevalencia de síndrome de Wolff-Parkinson-White es de 1 a 3 por cada 1.000 personas. Los estudios han mostrado incidencia de 5,5 en 1.000 entre familiares de primer grado después de un caso índice de síndrome de Wolff-Parkinson-White.
Hay mayor prevalencia de síndrome de Wolff-Parkinson-White en recién nacidos y lactantes, en comparación con adultos, sugiriendo que las vías accesorias pueden representar remanentes embriológicos. En el primer año de vida las vías accesorias pueden perder la conducción anterógrada hasta en 40% de los pacientes, con disminución similar en la tasa de taquicardia supraventricular, lo que sugiere pérdida de retroceso de la conducción a través de estas vías accesorias.[3]
Se estima que aproximadamente 65% de los adolescentes y 40% de las personas mayores de 30 años con un patrón de síndrome de Wolff-Parkinson-White en un electrocardiograma en reposo son asintomáticos.[4]
Por tanto, la mayoría de los pacientes con patrón de síndrome de Wolff-Parkinson-White nunca desarrollará arritmia y permanecerá asintomática, mientras que la predicción de riesgo de muerte súbita cardiaca es difícil, los factores de alto riesgo incluyen: sexo masculino, edad < 30 años, antecedentes de fibrilación auricular, síncope previo, síndrome de Wolff-Parkinson-White familiar y congénito asociado a cardiopatía.[3]
En el síndrome de Wolff-Parkinson-White el impulso que procede de la aurícula desciende simultáneamente hacia los ventrículos por dos vías de conducción, la vía normal y el fascículo accesorio, por lo que en el electrocardiograma se observan tres datos clásicos:
Intervalo PR: < 0,12 segundos (< 0,09 segundos en niños). El ventrículo sobre el que está conectado el fascículo accesorio se excita primero, lo que explica el intervalo PR corto.
QRS ancho: > 0,12 segundos (> 0,09 segundos en niños). El estímulo que desciende por la vía normal excita más tarde el ventrículo contralateral dando lugar al complejo ancho característicamente con inicio lento y empastado (onda delta).
La repolarización es de tipo secundario, habitualmente con oposición de la onda T con la onda delta.[4]
La ablación por radiofrecuencia se introdujo por primera vez para síndrome de Wolff-Parkinson-White en pacientes pediátricos en 1990 y ha ofrecido cura potencial definitiva para las arritmias que antes solo podían tratarse con fármacos, ablación con corriente continua o cirugía. La ablación por radiofrecuencia es ahora ampliamente aceptada como terapia para síndrome de Wolff-Parkinson-White y comúnmente considerada como terapia de primera línea para pacientes sintomáticos, debido a la alta tasa de éxito y perfil de bajo riesgo, particularmente cuando se incluye el uso de crioablación para las vías accesorias septales y las que están cerca de pequeñas arterias coronarias.[5]
Para más contenido siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
Contenido relacionado |
Medscape © 2021 WebMD, LLC
Cualesquiera puntos de vista expresados antes son del propio autor y no necesariamente reflejan los puntos de vista de WebMd o Medscape.
Citar este artículo: 5 minutos de pediatría: Paciente con episodios de palpitaciones de corta duración - Medscape - 5 de enero de 2021.
Comentario