Nota de la editora: Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la COVID-19 en el Centro de información sobre el coronavirus (SARS-CoV-2).
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 mucho se ha aprendido sobre las características del virus, los mecanismos de transmisión y factores de riesgo, así como el comportamiento clínico diverso. Sin embargo, el tratamiento sigue siendo incierto y se ha convertido en urgencia sanitaria mundial. A fin de proporcionar el mejor tratamiento y atención a pacientes pediátricos durante esta contingencia sanitaria, se emitieron seis recomendaciones:
1. Acudir de manera regular a recibir tratamientos o vigilancia de la enfermedad
Los pacientes con cáncer requieren acudir de manera frecuente para vigilancia de la enfermedad o a recibir sus tratamientos. Por lo regular son pacientes inmunodeprimidos, ya sea por la malignidad o el tratamiento, por tanto, tienen mayor riesgo de desarrollar infecciones. Los pacientes con cáncer parecen tener el doble de riesgo de contraer la infección SARS-CoV-2 y mayor riesgo de morbimortalidad que la población general, lo que ha provocado que en la mayoría de las instituciones dedicadas a la atención del paciente pediátrico con cáncer se incluyan cambios en la asignación de recursos, la atención clínica y el proceso de consentimiento durante una pandemia.[1]
Actualmente y debido a los datos limitados, no existen guías para abordar el tratamiento de pacientes con cáncer en cualquier pandemia infecciosa, por lo que cada institución ha realizado cambios y ajustes en el manejo de los pacientes de acuerdo a sus necesidades, limitaciones y recursos.
2. No retrasar el diagnóstico y tratamiento oportunos
La mayoría de publicaciones sobre este tema coincide en que el diagnóstico y tratamiento oportuno en niños con cáncer no debe estar comprometido durante una pandemia, sin embargo, el tratamiento debe adaptarse a cada uno de los pacientes, dependiendo de la patología de base y a los recursos disponibles.[2]
Estudios mostraron que la enfermedad por COVID-19 es menos severa en niños que adultos, 90% es asintomático, sin embargo, los pacientes pediátricos con cáncer también son susceptibles a infección por COVID-19, esto no debe retrasar el diagnóstico, tratamiento, o acceso a las unidades de atención, ya que podría ser más perjudicial que la propia infección.[2,3,4]
3. Comunicar adecuadamente las medidas necesarias para mantener al paciente y la familia libres de SARS-CoV-2
En un estudio realizado en Taiwán, Chen y sus colaboradores describieron que durante una epidemia de síndrome respiratorio agudo grave (SARS) los pacientes tenían miedo de ingresar por el temor a contraer la infección, por lo que detectaron retrasos y suspensiones en la aplicación de tratamientos.[5]
Es importante la comunicación efectiva con la familia de los pacientes para evitar ansiedad y miedo, y ya que no es recomendable prohibir los ingresos para tratamiento, es necesario orientar al cuidador acerca de las medidas estrictas para prevenir contagios.[2]
Considerando la situación actual, las visitas ambulatorias para pacientes con cáncer deberían reducirse como medida de seguridad, sin poner en peligro al paciente y estableciendo medidas que puedan ayudar a disminuir las transmisiones en entornos ambulatorios. Esto es reforzar la educación y comunicación con los pacientes y familiares, sobre higiene de manos, medidas de control de infecciones, reconocer signos y síntomas de COVID-19, uso de mascarillas, guardar distancia en la medida de lo posible, evitar viajes, etcétera.
La asistencia a las áreas ambulatorias debe limitarse al paciente y un acompañante. Los puntos de entrada y salida deben reducirse, con señalización y personal en estos puertos para facilitar la comunicación y adherencia a las medidas estratégicas establecidas en la institución.[2]
4. Establecer un plan de control-triaje de acuerdo con la situación local de SARS-CoV-2
Las clínicas de atención ambulatoria, incluidas las unidades de infusión de quimioterapia, deben someterse a controles estrictos y estar preparadas para identificar y transferir casos potenciales de forma segura y sin riesgos.[6] En algunos hospitales se han establecido estrategias para aumentar la seguridad y evitar riesgos de exposición, lo cual incluye una llamada el día previo a su cita para evaluar historial de contacto e identificar síntomas asociados COVID-19. Sobre la base de esta evaluación el paciente puede ser dirigido a su centro de atención médica o a un centro de evaluación COVID-19.[6]
Se recomienda que las clínicas creen un algoritmo de detección simple o cuestionario para la detección temprana de enfermedades potencialmente infecciosas, exhibir carteles de advertencia de viaje para facilitar el proceso de detección al incitar a los pacientes a ser proactivos por el historial de viajes.[7]
A individuos con criterios para enfermedades altamente transmisibles que requieren aislamiento, como la COVID-19, debe proporcionárseles una mascarilla y aislarlos.
Las unidades de infusión de quimioterapia deben funcionar a la capacidad para evitar retrasos en el tratamiento del cáncer. Pacientes en tratamiento deben valorarse de manera individualizada antes de realizar ajustes a los protocolos de tratamiento, valorando la enfermedad de base, el riesgo, estadio y las terapias alternativas disponibles. Buscar estrategias que puedan reducir el tiempo de visita del paciente y, por tanto, el riesgo de exposición al SARS-CoV-2. Otra sugerencia potencial es considerar la infusión domiciliaria de quimioterapia cuando sea factible.[8]
La posibilidad de una pausa o vacaciones de quimioterapia se puede considerar caso por caso. Para reducir posible exposición viral en los departamentos de farmacia se debe considerar el uso de llamadas por teléfono cuando su fármaco esté disponible. Algunos hospitales pueden optar alternativamente por un servicio de mensajería.[9]
5. Implementación de telemedicina
Se ha demostrado que la telemedicina mejora el acceso a la atención y disminuye los costos de la atención médica.[10] Ejemplos de telemedicina exitosa en oncología incluyen supervisión de quimioterapia, manejo de síntomas, cuidados de sobrevida, atención paliativa y ensayos clínicos.[11]
Pacientes que actualmente no están recibiendo terapia activa pueden ser especialmente adecuados para seguimiento de telemedicina. Las principales limitaciones de la telemedicina incluyen la necesidad de capacitación en herramientas de telemedicina que pueden ser limitadas en un entorno pandémico, limitación del examen físico, y cuestiones relacionadas con el reembolso de la telemedicina.
6. Sobrevivientes de cáncer seguir recomendaciones específicas
Seguimos sugiriendo que los sobrevivientes de cáncer acaten las recomendaciones que se encuentran en los sitios web de la Organización Mundial de la Salud y Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos para la población general. Aplazar o reducir las visitas de vigilancia puede considerarse para minimizar la exposición y continuar con el seguimiento de pacientes para evitar que los pacientes se pierdan durante estas estrategias.
Recomendaciones para las unidades oncológicas pediátricas |
---|
Recomendaciones generales Adaptado de: Leiva MH, y cols.[12]
|
Recomendaciones clínicas específicas por neoplasias más frecuentes |
Diagnóstico nuevo Todo niño con sospecha de cáncer debe ser estudiado sin retraso. Los niños con diagnóstico nuevo de cáncer en etapas avanzadas y que además presentan COVID-19 activa deberán estudiarse, diagnosticarse, estadificarse sin retraso y recibir tratamiento provisional que permita la recuperación de COVID-19 previo al inicio de tratamiento principal. En diagnósticos nuevos que no son una emergencia se podría considerar esperar (si es posible) su recuperación de COVID-19 para iniciar tratamiento.[2] |
Leucemia linfoblástica aguda Los reportes de los pacientes con leucemia linfoblástica aguda y COVID-19 refieren síndrome respiratorio medio o moderadamente severo; sin embargo, han surgido algunos reportes con desenlace ha sido fatal. En algunos casos la infección por COVID-19 ha interrumpido el tratamiento, y en otros no ha permitido su conclusión. Se recomienda que el diagnóstico y la estadificación se realicen de acuerdo a los protocolos establecidos. Pacientes con COVID-19 e hiperleucocitosis deberían iniciar tratamiento de soporte y esteroide previamente al inicio del tratamiento principal. Si no se dispone de citometría de flujo para el diagnóstico, se deberá iniciar de acuerdo al aspirado de médula ósea y morfología, evaluar mediante enfermedad mínima residual. No se recomienda la modificación de la quimioterapia de mantenimiento, pero en zonas con altos contagios se minimizan las visitas, extendiendo las recetas de las semanas de mantenimiento, con seguimiento vía telefónica y apoyo a las familias.[2] |
Linfoma de Burkitt Cuando se cuenta con todos los recursos y la presentación constituye una emergencia, no se deben modificar diagnóstico, estadificación o tratamiento recomendado, inclusive si el paciente tiene COVID-19 concomitante. Cuando la enfermedad se encuentra en estadios avanzados y con comorbilidad aumentada se recomienda iniciar con corticoesteroides previamente al tratamiento principal.[2] |
Linfoma de Hodgkin El linfoma de Hodgkin es un padecimiento que con adecuada estadificación y asignación de riesgo para el tratamiento, tiene buen pronóstico. La pandemia de COVID-19 puede comprometer dicha estadificación y alterar la decisión de tratamiento. Se sugiere no modificar los protocolos ya establecidos para iniciar con tratamiento disponible; en los lugares con bajo recurso se puede iniciar la quimioterapia difiriendo la radioterapia, sobre todo en enfermedad de riesgo bajo o intermedio.[2] |
Retinoblastoma En el caso de este padecimiento se deben tomar en cuenta varias consideraciones, como los procedimientos o estudios diagnósticos, estadio y objetivo del tratamiento de acuerdo al estadio. Se sugiere diferir las quimioterapias intraarteriales. Los pacientes a los que no se puede salvar el globo ocular deberán ser enucleados lo más pronto posible. Las dosis de quimioterapia posenucleación no deberían ser modificadas.[2] |
Tumor de Wilms Durante esta pandemia se recomienda que a todo paciente con masa abdominal se le realicen ecografía abdominal, radiografía de tórax, y si es posible, tomografía axial computarizada de tórax y abdomen. Para los tumores renales primarios en niños menores de 6 meses se recomienda nefrectomía; de no ser posible, se recomienda quimioterapia neoadyuvante. La cirugía y radioterapia deberán realizarse en el tiempo estimado de acuerdo al protocolo, si está indicado; de haber retrasos para realizarla, se recomienda continuar con quimioterapia si ha tenido buena respuesta, hasta poder llevarse a cabo. La quimioterapia adyuvante deberá aplicarse de acuerdo a los protocolos. |
Asistencia a pacientes oncológicos y hematológicos pos-COVID-19 Pacientes con cáncer y COVID-19 que han interrumpido su tratamiento serán evaluados de manera individual. En los pacientes asintomáticos, después de 14 días se considerará, de acuerdo a cada centro, tener una prueba negativa o no para reiniciar el tratamiento con quimioterapia. Los pacientes sintomáticos después de 14 días se recomienda realizar otra prueba o considerar esperar hasta la mejora de síntomas. Esto dependerá de cada centro y del caso de cada paciente, ya que en algunos en quienes se difirieron cirugía o radioterapia, en muchos hospitales es requerida una segunda prueba negativa antes de realizar estos procedimientos. Aún no existe suficiente información acerca de secuelas en pacientes pediátricos con cáncer y COVID-19; la mayoría no cursa con enfermedad respiratoria grave, por lo que puede reiniciar tratamiento al ceder la infección. |
Para más contenido siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
© 2020 WebMD, LLC
Citar este artículo: 6 recomendaciones para la atención de pacientes pediátricos con cáncer durante la pandemia de COVID-19 - Medscape - 30 de dic de 2020.
Comentario