Ruido de aviones durante la noche vinculado a muerte cardiovascular

Batya Swift Yasgur

Conflictos de interés

28 de diciembre de 2020

Un estudio indica que las personas expuestas a ruido de aviones durante la noche pueden tener riesgo más alto de muerte por enfermedad cardiovascular con solo 2 horas de exposición al ruido.[1]

Un equipo de investigadores suizos estudió casi 25.000 fallecimientos por causas cardiovasculares en personas que vivían cerca del aeropuerto de Zúrich y encontró que el ruido de los aviones contribuyó a 3% de todas las muertes cardiovasculares.

En concreto, el riesgo de muerte cardiovascular aumentó 33% con niveles de ruido nocturno entre 40 y 50 decibeles, y 44% con niveles de ruido arriba de 55 decibeles.

El autor principal, Dr. Martin Röösli, Ph. D, profesor de epidemiología ambiental del Swiss Tropical and Public Health Institute, University of Basel, en Basilea, Suiza, y jefe de la Unidad de Exposiciones Ambientales y Salud del Swiss Tropical and Public Health Institute, institudoasociado de la University of Basel, declaró a Medscape que "el mensaje práctico de este estudio es que debe adaptarse y atenuarse el ruido nocturno. Los médicos deben considerar la exposición al ruido un factor de riesgo adicional al evaluar la historia clínica de un paciente".

El estudio se publicó el 20 de noviembre en versión electrónica en European Heart Journal.

Diseño de casos cruzados

La exposición al ruido ambiental contribuye a 48.000 casos nuevos de cardiopatía isquémica anuales. Estudios previos se han centrado en los efectos a largo plazo y no han investigado suficientemente el riesgo a corto plazo, explicó el Dr. Röösli.

En concreto, es necesario conocer mejor si la exposición al ruido actúa también como desencadenante de episodios cardiovasculares y cómo influye en la respuesta el momento de la exposición al ruido, añadió.

Para investigar esta cuestión se analizaron los datos de un periodo de 15 años de la Cohorte Nacional Suiza (SNC), que vincula el censo nacional con los registros de mortalidad de toda la población suiza. La Cohorte Nacional Suiza contiene información personal y datos de domicilio, inmuebles y mortalidad (incluyendo hora y causa de la muerte). Los investigadores se centraron en 24.886 personas mayores de 30 años fallecidas por causas cardiovasculares que habían vivido cerca del aeropuerto de Zúrich.

Asimismo, relacionaron todos los movimientos de aviones en el aeropuerto de Zúrich entre 2000 y 2015 con los cálculos de exposición al ruido de aviones exterior preexistente. Con un diseño de casos cruzados emparejaron cada caso de muerte con hasta 4 días de control seleccionados el mismo mes y día de la semana. A continuación examinaron por separado los decesos ocurridos durante el día (7:00 - 23:00) y durante la noche (23:00 - 7:00).

La primera autora del estudio, Apolline Saucy, aspirante del Tropical and Public Health Institute, explicó que "el diseño de este estudio es muy útil para investigar los efectos agudos de la exposición al ruido con alta variabilidad día a día, como el ruido de aviones, debido a los cambios en las condiciones climatológicas o a los retrasos de los vuelos".

Saucy añadió que "con este método de análisis temporal podemos aislar de otros factores el efecto en la mortalidad de un nivel excepcionalmente alto o bajo de ruido. Este diseño del estudio evita el sesgo provocado por las características del estilo de vida, como el tabaquismo o la alimentación".

Los investigadores evaluaron las asociaciones durante una ventana de exposición de 2 horas antes de los fallecimientos nocturnos. Para las muertes diurnas evaluaron las asociaciones en cinco ventanas de exposición durante la noche previa al día del suceso:

  • Toda la noche (12:00 - 7:00).

  • Principio de la noche (19:00 - 23:00).

  • Tráfico aéreo reducido reservado para vuelos retrasados (23:00 - 23:30).

  • Periodo intermedio de la noche (23:30 - 6:00).

  • Madrugada (6:00 - 7:00).

Todas las mediciones de ruido eran más altas durante la ventana de tiempo del principio de la noche y más bajas durante el periodo intermedio de la noche. Los investigadores analizaron también la exposición nocturna a largo plazo en el domicilio al ruido del tráfico ferroviario y por carretera durante el año de la muerte, además de la contaminación del aire y los factores meteorológicos.

Aumento de la respuesta al estrés

De las 24.886 muertes cardiovasculares, 7.641 se produjeron durante la noche y 17.245 durante el día.

Alrededor de 3% de los fallecimientos totales (n = 782) era atribuible al ruido de aviones (es decir, exposición en las 2 horas previas a la muerte), porcentaje "parecido al de otros desencadenantes de mortalidad cardiovascular, como ira, emociones positivas, actividad sexual y comidas copiosas, y a cálculos previos de exposición al ruido de aviones a largo plazo", explicaron los autores del estudio.

La exposición nocturna al ruido durante la ventana de 2 horas tenía relación estadísticamente significativa con la mortalidad cardiovascular por todas las causas en las personas con exposición al ruido de 40 a 50 decibeles y en las personas con exposición al ruido > 50 decibeles (odds ratio [OR]: 1,33; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,05 a 1,67 y OR:1,44; IC 95%: 1,03 a 2,04, respectivamente; p para la tendencia = 0,01).

Estas relaciones estaban presentes en los pacientes con insuficiencia cardiaca (p para la tendencia = 0,05) y eran "probables" en los pacientes con cardiopatía isquémica, pero sin alcanzar significación estadística (p para la tendencia = 0,18).

Las probabilidades de mortalidad en el periodo de exposición de 2 horas eran más altas en las mujeres que en los hombres (OR: 1,13; IC 95%: 1,04 a 1,23 frente a OR: 0,98; IC 95%: 0,89 a 1,07), sobre todo por arritmias.

Los hombres suizos tenían riesgo más bajo de mortalidad que otros hombres europeos. Los hombres con nivel educativo más bajo, peor nivel socioeconómico y edad avanzada tenían riesgo más alto.

Es destacable que las personas divorciadas tenían la probabilidad de mortalidad más alta (OR: 1,22; IC 95%: 1 a 1,51. Los hombres casados tenían el riesgo más bajo de mortalidad (OR: 0,98; IC 95%: 0,87 a 1,11) comparados con las mujeres casadas, cuyo riesgo era tan alto como el de las divorciadas (OR: 1,22; IC 95%: 1,01 a 1,48).

El Dr. Röösli explicó que el ruido causa una respuesta de estrés mediante activación del sistema nervioso autónomo y del sistema hormonal.

Señaló que "además esta respuesta de estrés aumenta por trastornos del sueño, que pueden estar causados también por la exposición al ruido".

Estudio "sólido e innovador"

En su comentario del estudio para Medscape, el Dr. Mathias Basner, Ph. D., M. Sc. Epi., profesor y director de la División de Regulación del Comportamiento y Salud en la Unidad de Psiquiatría Experimentalde la Perleman Schoool of Medicine en la University of Pennsylvania, en Filadelfia, Estados Unidos, lo calificó como "sólido e innovador".

El uso de una cohorte nacional amplia hace que el estudio sea especialmente "sólido y aporta estimaciones de la exposición y del vínculo con los datos de salud". El ruido provocado por los aviones es diferente del ruido más uniforme de una autopista con mucho tráfico. "Un ruido único intermitente, como el de un avión, puede provocar una respuesta del sistema nervioso autónomo y considerarse desencadenante de un episodio mortal como un infarto de miocardio", explicó el Dr. Basner, que no participó en el estudio.

También comentó el estudio para Medscape el Dr. Thomas Münzel, jefe del Departmento de Cardiología de la Johannes Gutenberg University Mainz, en Mainz, Alemania, y destacó que "en la actualidad hay evidencia científica sustancial que indica que el ruido de los aviones es un factor de riesgo cardiovascular que no pueden modificar los pacientes ni los médicos".

El Dr. Münzel, que no participó en el estudio, afirmó que estas modificaciones deben realizarla los políticos y las sociedades cardiovasculares "reforzando, por ejemplo, los nuevos límites de ruido publicados en las guías de la Organización Mundial de la Salud para el ruido provocado por coches, aviones y trenes".

El estudio está financiado por una beca de la Boehringer Ingelheim Foundation y por la Foundation Heart of Mainz y el DZHK (German Center for Cardiovascular Research) de Partner Site Rhine-Main, Mainz (Alemania). Los doctores Röösli, Münzel, Basner y los coautores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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