
Sergio Bautista Arredondo M. Sc.
CIUDA DE MÉXICO, MEX. A dos años de que México comenzara el estudio ImPrEP para determinar la factibilidad de implementar un programa público nacional de prevención del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) con profilaxis preexposición, los resultados preliminares son alentadores, explicó el maestro Sergio Bautista Arredondo, director del área de economía de la salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).[1]
La búsqueda por erradicar el virus de inmunodeficiencia humana del mundo continúa, los avances en tratamientos han conseguido disminuir significativamente los niveles de mortalidad de los casos diagnosticados y ahora la tarea más importante consiste en impulsar acciones de prevención entre las poblaciones de riesgo.
Algunas estrategias de prevención más populares a lo largo de la historia han enfocado sus esfuerzos en modificar los comportamientos de los grupos de alto riesgo de contagio con campañas educativas y combate a la estigmatización, promoción de pruebas de detección y uso del condón, e incluso con incentivos económicos para que las personas mantengan un estatus seronegativo.[2]
Una de las más efectivas ha sido la profilaxis preexposición, que puede garantizar hasta 90% de reducción de riesgo por infección de virus de inmunodeficiencia humana con buen cumplimiento. Sin embargo, dado que esta estrategia pide a las personas sanas en actividades de riesgo que tomen un fármaco de forma regular para evitar el contagio, es necesario conocer a profundidad su contexto y comportamientos para garantizar un programa público exitoso.
Al respecto, Bautista señaló que cuando se introdujo por primera vez en México la idea de utilizar la profilaxis preexposición como parte de una política pública, una de las preocupaciones más apremiantes fue el posible aumento de las conductas de riesgo de los participantes bajo una sensación de inmunidad. "Eso podría llevar a diversos efectos secundarios no deseables, como el aumento en la prevalencia de otras infecciones de transmisión sexual, porque las personas dejaron de usar el condón".
Otra preocupación importante se enfoca en las tasas de cumplimiento y retención a los fármacos, elementos necesarios para que funcione la intervención. "Si eso es difícil con personas ya diagnosticadas que están tomando un tratamiento, es completamente justificable pensar que es doblemente difícil con quienes ni siquiera están enfermas y tienen que mantenerse en un programa simplemente para seguir sanas", añadió. Al respecto, los primeros resultados de ImPrEP son alentadores.
La profilaxis preexposición es bien recibida
A lo largo de dos años el estudio ha logrado reclutar 2.785 participantes en la Ciudad de México, Guadalajara y Puerto Vallarta. La mayoría está constituida por hombres que tienen sexo con hombres y en menor proporción mujeres transexuales; todos demostraron tener comportamientos de riesgo (sexo sin condón, parejas con virus de inmunodeficiencia humana y sexo transaccional) en los últimos 6 meses previos a que iniciara el estudio, y gran parte integrada por mayores a 30 años y con nivel educativo alto.
Esto representa un reto para ampliar la cobertura a otros sectores que no estuvieron representados en el estudio.
En cuanto a los niveles de retención y cumplimiento a los fármacos, 68% de participantes seguía activo en el estudio a los 7 meses de haber comenzado su participación en el programa, de los cuales 69% mantuvo el cumplimiento necesaria para que el fármaco sea efectivo.
"Si esto se mantiene va a ser uno de los ejemplos de estudios de retención más exitosos en el mundo", señaló Bautista, añadiendo que sucedió algo similar con los comportamientos de riesgo. "Después de tomar la profilaxis preexposición, más de 90% de la población reportó haberse mantenido igual o disminuido su comportamiento de riesgo".
Las cifras pudieron haber sido aún más altas si la pandemia por COVID-19 no se hubiera interpuesto en el camino.
Pese a que ante la pandemia de COVID-19 se interrumpió el servicio y algunos participantes nunca regresaron, el porcentaje de deserción fue solo de 10% y los investigadores aprovecharon la crisis para llevar a cabo un estudio de salud mental, encontrando que 53% de los participantes tenía síntomas depresivos, aumento significativo si se compara con encuestas previas a la pandemia, en donde solo 8,6% de la población informó síntomas similares.
Asimismo, se llevaron a cabo otros estudios alrededor de ImPrEP, con participantes diferentes a los incluidos en el estudio, para determinar el conocimiento general del fármaco por parte de las poblaciones de riesgo, así como el valor social que le dan.
En términos de conocimiento, prácticamente el doble de hombres que tienen sexo con hombres manifestó conocerlo, en comparación con mujeres transexuales, y 40% de los encuestados estaría dispuesto a pagar hasta 2.000 pesos mensuales por el fármaco de forma privada, lo que implica que el beneficio social potencial de implementar un programa público gratuito es alto.
Hacia un programa público
Aunque los resultados preliminares del estudio (que concluirá oficialmente en junio de 2021) son alentadores, Bautista es consciente de que este fue solo un primer esfuerzo y aún queda trabajo pendiente para desarrollar una estrategia de prevención con profilaxis preexposición efectiva en el país. "Podemos aprender de ImPrEP para el programa nacional, pero no podemos suponer que los resultados se van a reproducir tal cual".
Esto se debe principalmente a que los participantes de ImPrEP tienen alto grado de escolaridad y poco más de la mitad está concentrada en la Ciudad de México. "Seguramente lo que estamos documentando en el estudio es el mejor escenario. Conforme alcancemos a poblaciones más vulnerables los resultados van a ser menos ideales", destacó el maestro Bautista.
El Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA (Censida) planea implementar un programa público al que puedan entrar todos los participantes del proyecto ImPrEP a más tardar en julio de 2021, con la esperanza de incluir más personas.[3] Se estima que el costo unitario del programa será de 30.000 pesos por persona por año a lo largo del país y de 15.000 pesos al año en la Clínica Condesa de la Ciudad de México, que concentra a la mayoría de participantes. Pese a que aún no están claros los detallas de su funcionamiento, el experto señaló algunos puntos clave que será necesario tomar en cuenta.
Pare empezar, es importante que los centros de salud y organizaciones de la sociedad civil que ofrezcan el servicio cuenten con la infraestructura adecuada (instalaciones, personal de servicio y consejería, pruebas de laboratorio, etc.). También es importante implementar un modelo adecuado de consejería y un buen sistema electrónico que permita tener bajo control el seguimiento de la retención y el cumplimiento.
Dado que un efecto positivo de los programas preventivos con profilaxis preexposición es la detección temprana de virus de inmunodeficiencia humana, pues los candidatos deben hacerse una prueba de detección antes de comenzar con el régimen, es importante fortalecer los sistemas de vinculación al tratamiento médico necesario.
También será fundamental organizar actividades de difusión y facilitar el acceso al programa, las dos barreras más importantes de esta estrategia preventiva. "Va a implicar que seamos muy creativos en cómo generar esta demanda, desde campañas de información para explicar qué es y cómo funciona, hasta modelos de provisión de servicio muy flexibles que se adapten a las necesidades de las personas", concluyó Bautista.
Bautista Arredondo ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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Citar este artículo: Hacia un programa público de profilaxis preexposición en México - Medscape - 28 de dic de 2020.
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