Protocolo de limpieza vaginal frena las infecciones de la herida quirúrgica profundas después de operación cesárea

Heidi Splete

Conflictos de interés

24 de diciembre de 2020

Un plan de mejora de la calidad que incorpora limpieza vaginal y azitromicina redujo significativamente las infecciones de la herida quirúrgica después de partos por cesárea, informó la Dra. Johanna Quist-Nelson, de la University of North Carolina, en Chapel Hill, Estados Unidos.[1]

"Las infecciones de la herida quirúrgica después de una operación cesárea son más frecuentes si la paciente está en trabajo de parto o tiene rotura de membranas", manifestó en el Congreso del American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) de 2020, efectuado de manera virtual.

Dos opciones para reducir el riesgo de infecciones de la herida quirúrgica después de cesárea para estas pacientes en trabajo de parto o con rotura de membranas son limpieza vaginal y azitromicina, utilizadas además de los antibióticos preoperatorios, señaló la Dra. Quist-Nelson. Ella y sus colaboradores llevaron a cabo un estudio de mejora de la calidad sobre los efectos de una implementación escalonada de limpieza vaginal y azitromicina para reducir las infecciones de la herida quirúrgica en el parto por cesárea en esta población con alto riesgo. Los datos se obtuvieron de 2016 a 2019 en la Thomas Jefferson University, en Filadelfia, Estados Unidos.

"Tratamos de disminuir 30% nuestra tasa de infecciones de la herida quirúrgica adoptando una intervención de limpieza seguida de azitromicina", destacó.

Los investigadores añadieron limpieza vaginal al protocolo de prevención de las infecciones de la herida quirúrgica en enero de 2017, agregando azitromicina en marzo de 2018. La limpieza vaginal consistía en 30 segundos de limpieza en dirección anterior a posterior antes de la inserción de la sonda urinaria. Se administró azitromicina en dosis de 500 mg por vía intravenosa además de los antibióticos preoperatorios y al cabo de una hora de la operación cesárea.

Un total de 1.033 partos reunió los requisitos para el estudio al encontrarse las pacientes en trabajo de parto o con rotura de membranas; de ellos, 291 se llevaron a cabo antes de las intervenciones, 335 pacientes recibieron limpieza vaginal únicamente y 407 recibieron limpieza vaginal y azitromicina. La edad promedio de las participantes era de 30 años; aproximadamente 42% de raza negra y 32% de raza caucásica.

El protocolo de limpieza reduce las infecciones de la herida quirúrgica

En general, la tasa de infecciones de la herida quirúrgica fue de 22% en el grupo con tratamiento estándar, 17% en el grupo que recibió limpieza vaginal y 15% en el grupo asignado a limpieza vaginal más azitromicina. Cuando se analizaron según tipo de infección no ocurrieron infecciones de la herida quirúrgica profundas en el grupo asignado a limpieza vaginal o en el asignado a limpieza más azitromicina, en comparación con 2% en el grupo asignado a tratamiento estándar (p = 0,009).

Además, la endometritis, que es una infección de la herida quirúrgica en el espacio de un órgano, fue más baja de manera estadísticamente significativa en el grupo asignado a limpieza (10%) y en el grupo asignado a limpieza más azitromicina (11%), en comparación con el grupo asignado a tratamiento estándar (16%).

Los hallazgos del estudio fueron limitados por factores que incluyeron el uso de historias clínicas electrónicas para la recolección de datos y, puesto que es un estudio para mejora de la calidad, hay falta potencial de generalización a otros centros. El estudio se enfocó en pacientes con alto riesgo de infecciones de la herida quirúrgica y el uso del método Plan-Do-Study-Act para llevar a cabo la investigación, indicó la Dra. Quist-Nelson. En comparación con el tratamiento estándar, la implementación de la limpieza vaginal redujo 33% la tasa de infecciones de la herida quirúrgica, sin cambio adicional significativo en las infecciones de la herida quirúrgica después de añadir azitromicina, concluyó.

Compartir datos mejora el cumplimiento

En una sesión de preguntas y respuestas, la Dra. Quist-Nelson señaló que se eligió povidona yodada para la limpieza vaginal porque era fácilmente accesible en su centro, pero que a las pacientes con alergias se les aplicó clorhexidina. La limpieza en sí fue "principalmente vaginal, no limpieza vulvar completa", aclaró. La limpieza se realizó inmediatamente antes de colocar la sonda, e incluyó la uretra.

Cuando se le preguntó sobre estrategias para aumentar el cumplimiento, la Dra. Quist-Nelson señaló que compartir datos era útil, es decir, "informar del cumplimiento actual a nuestro grupo", así como compartir información por correo electrónico y comentarlo durante las rondas multidisciplinarias.

El estudio fue un proyecto para mejora de la calidad y no un estudio aleatorizado, de manera que los investigadores no pudieron distinguir entre el efecto de la limpieza vaginal y el de azitromicina, destacó la Dra. Quist-Nelson.

Con base en sus resultados, la Dra. Quist-Nelson dijo que recomendaría la utilización del protocolo en pacientes que requieren operación cesárea después de iniciar el trabajo de parto o que tienen rotura de membranas, y que "hay estudios que respaldan el uso de las dos intervenciones".

Los resultados indican oportunidades para otros estudios aleatorizados, incluido el examen del uso de azitromicina oral frente a intravenosa, añadió.

El estudio no recibió financiación externa. La Dra. Quist-Nelson ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Este artículo fue originalmente publicado en MDedge.com, parte de la Red Profesional de Medscape.

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