Cinco de los estudios oncológicos más relevantes del Congreso de la American Society of Hematology (ASH) de 2020

Dra. Susanne Heinzl

Conflictos de interés

17 de diciembre de 2020

En el 62.° Congreso de la American Society of Hematology (ASH) de 2020, efectuado virtualmente del 5 al 8 de diciembre de 2020, se presentaron 5 estudios con 2 malas noticias y 3 positivas para los pacientes oncológicos.[1]

Neoplasias hematológicas: mayor mortalidad por COVID-19

Un registro confirmó que los pacientes con cáncer hematológico tienen más probabilidades de desarrollar COVID-19 y morir con más frecuencia que las personas sanas.[2]

Cuando los pacientes con diversas formas de neoplasias hematológicas presentan COVID-19, uno de cada cinco muere. Este es el resultado del análisis de los datos de 656 pacientes entre abril y noviembre de 2020 del Registro COVID-19 para Hematología del ASH Research Collaborative. De los pacientes que tuvieron que ser hospitalizados o tratados en unidades de cuidados intensivos, hasta 33% falleció.

El mayor riesgo de muerte se asoció a los pacientes de mayor edad, con padecimiento de COVID-19 grave que habían recibido terapia más intensiva, por ejemplo, en unidades de cuidados intensivos y, que según la evaluación de su médico, tenían mal pronóstico, incluso antes de la pandemia.

Los pacientes con neoplasias hematológicas recidivante o resistente al tratamiento presentaron mayor riesgo de desarrollar infección grave de SARS-CoV-2 y morir a causa de ella.

Los resultados del análisis "subrayan el hecho de que debemos alentar constantemente a nuestros pacientes a que tomen las precauciones adecuadas para protegerse de una infección. Dichos pacientes deben ser examinados preferencialmente y luego vacunados preferentemente, cuando se disponga de una vacuna segura y eficaz", destacó el director del estudio, Dr. Willam A. Wood, de la University of North Carolina, en Chapel Hill, Estados Unidos.

Por otro lado, también se distinguieron muchos pacientes con neoplasias hematológicas que sobrevivieron con COVID-19 grave y terapia intensiva. Por tanto, estos deben ser tratados tan bien e intensamente como sea posible, mientras así lo deseen.

Estudio A-TREAT: ácido tranexámico no previene las hemorragias

El ácido tranexámico antifibrinolítico no previene las hemorragias cuando se administra profilácticamente en pacientes con trombocitopenia grave que han tenido que ser sometidos a quimioterapia o a trasplante de células madre debido a un tumor hematológico.[3]

Este resultado del ensayo estadounidense sobre el uso del ácido tranexámico en neoplasias hematológicas(A-TREAT), lo explicó la directora del estudio, Dra. Terry B. Gernsheimer, de la University of Washington School of Medicine, en Seattle, Estados Unidos, con el hecho de que los pacientes con recuentos bajos de trombocitos y neoplasias hematológicas presentaban diferentes patrones de sangrado que los pacientes con hemorragias debidas a una lesión o cirugía: "Es probable que su sangrado se deba a daño endotelial en que el ácido tranexámico no está funcionando. Para prevenir esta hemorragia debemos intentar acelerar la eliminación del daño endotelial que puede ocurrir con quimioterapia, radiación y enfermedad de injerto contra hospedero después del trasplante".

En el estudio, 327 pacientes de 3 centros de Estados Unidos sometidos a tratamiento para trombocitopenia fueron asignados al azar para recibir ácido tranexámico profiláctico (1.000 mg por vía intravenosa o 1.300 mg por vía oral) o placebo cada 8 horas.

Sin embargo, la frecuencia de las hemorragias y transfusiones de eritrocitos y trombocitos no difirió entre los dos grupos durante el periodo de tratamiento ni durante otras 2 semanas. Los pacientes del grupo de ácido tranexámico experimentaron oclusión significativamente más frecuente del catéter venoso central.

Enfermedad crónica de injerto contra hospedero: ruxolitinib, primera terapia eficaz de segunda línea

Por primera vez se ha demostrado un efecto en la segunda línea en pacientes con enfermedad crónica de injerto contra hospedero, en un estudio de fase 3 con el uso de ruxolitinib, inhibidor de las cinasas Jano (JAK) 1/2, demostró ser significativamente más eficaz que la mejor terapia alternativa disponible.[4]

REACH-3 "es el primer estudio controlado aleatorio multicéntrico positivo de enfermedad crónica de injerto contra hospedero dependiente de esteroides o refractaria a esteroides", informó el director del estudio, Dr. Robert Zeiser, de la Clínica Universitaria de Friburgo, en Breisgau, Alemania. "Muestra ventaja significativa para ruxolitinib y es probable que estos resultados lleven a la aprobación de ruxolitinib para esta indicación y a un cambio en las guías".

En el ensayo abierto REACH3, 165 pacientes con enfermedad crónica de injerto contra hospedero recibieron ruxolinitib (6 ciclos de 28 días) y 164 pacientes recibieron la mejor terapia disponible. El estudio cumplió con el criterio de valoración primario, 50% de los 125 pacientes evaluados que habían recibido la terapia completa respondió al tratamiento con ruxolitinib, y 26% a la mejor terapia disponible completa o parcialmente (odds ratio [OR]: 2,99; p = < 0,0001). Con ruxolitinib 7% logró respuesta completa, con mejor terapia disponible 3%.

Los eventos adversos de gravedad ≥ 3 fueron igualmente frecuentes en ambos grupos con 57% y 58%, respectivamente. Anemia, hipertensión, fiebre y elevación de las transaminasas fueron más frecuentes con ruxolitinib que con la mejor terapia disponible.

Síndrome mielodisplásico: el trasplante de células progenitoras hematopoyéticas también tiene éxito en pacientes de edad avanzada

El trasplante alogénico de células progenitoras hematopoyéticas duplica la tasa de sobrevida de los pacientes de 50 a 75 años de edad con síndrome mielodisplásico, en comparación con la terapia de hipometilación o los mejores cuidados de apoyo, según los resultados del Estudio 1102 de la Blood and Marrow Transplant Clinical Trials Network. [5]

Si bien se sabe que un trasplante de células progenitoras hematopoyéticas tiene efecto curativo en los síndromes mielodisplásicos, este procedimiento se ofrece generalmente solo a pacientes jóvenes, porque el beneficio en pacientes mayores aún no había sido probado. Este estudio proporciona ahora pruebas de que el trasplante alogénico de células progenitoras hematopoyéticas también puede mejorar el pronóstico en pacientes mayores.

"Con base en estos hallazgos, todos los pacientes deberían ser remitidos a un centro de trasplantes, a fin de que los pacientes adecuados para los que haya un donante compatible puedan ser trasplantados y así tener mejor oportunidad de sobrevida", destacó el director del estudio, Dr. Corey Cutler, del Dana-Farber Cancer Institute, en Boston, Estados Unidos.

En el ensayo abierto se incluyeron 384 pacientes con síndrome mielodisplásico y edad media de 67 años. Para 260 pacientes se identificó un donante y se sometieron a trasplante de células progenitoras hematopoyéticas en un plazo de 90 días. Para 124 pacientes, en los que no se encontró ningún donante, se administró la terapia estándar.

Después de 3 años, 47,9% de los pacientes con donante continuaba con vida y 26,6% de quienes no tuvieron donante (p = 0,0001). La superioridad del trasplante de células progenitoras hematopoyéticas quedó demostrada en todos los subgrupos, incluidos los pacientes menores o mayores a 65 años.

En la sobrevida libre de leucemia se observó diferencia absoluta de 15,2 puntos porcentuales después de 3 años (35,8% frente a 20,6%; p = 0,003).

La calidad de vida no difirió en los dos grupos del estudio.

Mieloma múltiple: daratumumab por vía subcutánea es igualmente eficaz que como infusión

Daratumumab administrado por vía subcutánea en el tratamiento de segunda línea en pacientes con mieloma múltiple, en combinación con pomalidomida y dexametasona reduce el riesgo de progresión o muerte en 37%, en comparación con pomalidomida más dexametasona.[6]

Sobre este resultado del estudio europeo de fase 3 APOLLO, comentó el director del estudio, Dr. Meletios A. Dimopoulos, de la Universidad de Atenas, en Grecia: "Esta es una combinación eficaz con perfil de seguridad predecible".

La aplicación subcutánea de daratumumab es mucho más fácil para el paciente y acorta significativamente la duración de la estancia en la unidad de quimioterapia ambulatoria. La administración por vía subcutánea solo dura 5 minutos, mientras que para una infusión el paciente debe permanecer todo el día en la clínica ambulatoria.

En el estudio APOLLO, 304 pacientes de 12 países europeos fueron asignados al azar para recibir pomalidomida y dexametasona con o sin daratumumab por vía subcutánea. La duración media del tratamiento en el grupo de daratumumab fue de 11,5 meses y de 6,6 meses en el grupo de control.

Se cumplió el criterio de valoración primario y la administración adicional de daratumumab por vía subcutánea prolongó significativamente la sobrevida libre de progresión (hazard ratio [HR]: 0,63; p = 0,0018). La media de sobrevida libre de progresión fue de 12,4 meses en el grupo de daratumumab y de 6,9 meses en el grupo de control. Los datos sobre la sobrevida global aún no están maduros. Los efectos secundarios graves más comunes fueron neutropenia, leucopenia, linfopenia, neutropenia febril y neumonía.

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