Enfermera voluntaria: "La vacuna contra COVID-19 tiene efectos secundarios potenciales"

Marcia Frellick

Conflictos de interés

11 de diciembre de 2020

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La enfermera investigadora Kristen Choi, Ph. D., R. N., vivió de primera mano uno de los "peores escenarios" en cuanto a los posibles efectos secundarios después de recibir una vacuna COVID-19 experimental en un ensayo de fase 3. Señaló que los proveedores deben estar preparados para tranquilizar a los pacientes si se difunden informes de experiencias similares cuando comiencen los lanzamientos de vacunas.

"Esta fue la fiebre más alta que recuerdo haber tenido, y me asustó", comentó Choi, de la Escuela de Enfermería de University of California en Los Ángeles, Estados Unidos.

Choi se ofreció como voluntaria para participar en el ensayo de la vacuna COVID-19 de Pfizer en agosto. Cuando regresó para la segunda dosis en septiembre, comenzó a experimentar síntomas preocupantes.

En un artículo de perspectiva publicado en versión electrónica en JAMA Internal Medicine, escribió que los síntomas comenzaron con dolor inmediato en el lugar de la inyección.[1] Al anochecer se sintió "mareada, con escalofríos, náusea y un dolor de cabeza terrible" y se fue a la cama.

Despertó a medianoche y los síntomas se habían intensificado y apenas podía mover el brazo debido al dolor en el lugar de la inyección. Choi estuvo despertando durante la noche y a las 5:30 a. m. su termómetro marcaba 40,5 °C.

A la mañana siguiente todos los síntomas habían desaparecido, excepto una protuberancia y dolor en el lugar de la inyección.

Debido a que el ensayo fue enmascarado, a Choi no se le dijo si recibió la vacuna o el placebo, pero los síntomas la dejaron con pocas dudas.

Comentó a Medscape Noticias Médicas que su motivación para escribir el artículo es informar a cualquier persona que vaya a administrar una vacuna contra COVID-19 que al inicio de la vacunación, tras la autorización por las autoridades regulatorias, algunos pacientes pueden experimentar los mismos efectos secundarios. Los formularios de divulgación no son suficientes para asegurarse de que las personas comprendan que lo que pueden experimentar es normal.

Después de todo, incluso Choi, quien pone vacunas y cuya carrera se centra en la investigación, comenzó a temer que algo estuviese mal cuando los síntomas iniciaron a pesar de que se le informó detalladamente sobre los posibles efectos secundarios. Señaló que su pensamiento racional se fue por la ventana cuando su fiebre se disparó.

Los expertos dicen que su combinación de síntomas es inusual

Dos expertos en vacunas indicaron a Medscape Noticias Médicas que los síntomas de Choi eran un caso extremo y que la gran mayoría de las personas no experimentará su nivel de incomodidad.

Sin embargo, ambos coinciden en que el mensaje de Choi es un recordatorio importante de que los proveedores de salud deben estar preparados para responder las preguntas cuando comiencen los lanzamientos.

Los proveedores de salud deben estar preparados para responder las preguntas cuando comiencen los lanzamientos.

Su historia también puede indicar la necesidad de crear una línea directa o de acceso las 24 horas del día, los 7 días de la semana, de modo que si los pacientes experimentan síntomas graves, puedan obtener respuestas de inmediato, añadieron.

El Dr. William J. Moss, maestro en gestión de servicios públicos, director ejecutivo del International Vaccine Access Center en Johns Hopkins' Bloomberg School of Public Health, en Baltimore, Estados Unidos, manifestó a Medscape Noticias Médicas que el enfoque sobre los casos individuales con efectos secundarios extremos debe contrastarse con la experiencia de los pacientes con COVID-19 en una unidad de cuidados intensivos para dar el contexto adecuado.

"El tipo de efectos secundarios que estamos viendo con las vacunas de Pfizer y de Moderna es típico de cualquier vacuna", destacó el Dr. Moss.

"Las cifras que he visto oscilan entre 2% y 10%, tal vez hasta 15%, de personas que tienen este tipo de efectos secundarios realmente notables. Una vez más, todos son transitorios. Pero algunas personas tienen reacciones más graves que otras", continuó, añadiendo que cualquier respuesta inflamatoria, o reactogenicidad, es normal.

"Lo que no queremos es que la gente se sorprenda por eso", puntualizó.

Un punto importante es que los efectos "son siempre transitorios, duran de 12 a 36 horas, tal vez hasta 48".

El Dr. Moss agregó que las personas que reciban la vacuna deben salir del lugar de vacunación con un número de teléfono para llamar si experimentan síntomas graves, de modo que puedan hablar directamente con un profesional de la salud en cualquier momento del día o de la noche.

"Lo volvería a hacer"

Choi quiere dejar claro que su mensaje no pretende advertir sobre la vacuna en sí: "Lo volvería a hacer en un abrir y cerrar de ojos, incluso si supiera que iba a tener la misma reacción", añadió.

Su mensaje, más bien, es que los proveedores pueden estar subestimando el esfuerzo que se necesitará para estar preparados para contradecir la información errónea; deben tranquilizar a los pacientes diciéndoles que los síntomas se deben a que el cuerpo se está entrenando para combatir el virus.

El Dr. Albert Rizzo, director médico de la American Lung Association, indicó a Medscape Noticias Médicas que los efectos secundarios que experimentó Choi, especialmente todos a la vez, son poco comunes con la vacuna de Pfizer, así como con las vacunas de Moderna y de University of Oxford/AstraZeneca.

"La gente no debería esperar tener tantos efectos secundarios", dijo.

Sin embargo, los efectos secundarios más leves, como dolor en el lugar de la inyección, son comunes, destacó.

Parte del mensaje a los pacientes debe incluir el equilibrio entre riesgo-beneficio: se debe hacer énfasis en sopesar el riesgo mortal de COVID-19, así como el beneficio de ayudar a proteger a la sociedad en general contra los posibles efectos secundarios de la vacuna.

Los proveedores deben asociarse con otras personas influyentes dentro de las culturas, particularmente entre las personas de color, donde la confianza en las vacunas es particularmente baja, señaló el Dr. Rizzo. Los líderes que comprenden tanto las dudas como la necesidad de la vacuna pueden ayudar a reforzar el mensaje clínico.

La American Lung Association, por ejemplo, se está asociando en la comunidad de raza negra con pastores de iglesias y proveedores de centros de salud comunitarios.

"No podemos simplemente decir desde lo alto que esto es algo importante que hay que hacer", concluyó.

Choi informó que ha recibido subvenciones de la Agency for Healthcare Research and Quality fuera del trabajo presentado. Los doctores Rizzo y Moss han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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