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Después de casi dos décadas de progreso, la situación global de la vacunación contra el sarampión y la tasa de mortalidad por la enfermedad se están deteriorando. La vacilación respecto a la vacunación, los desastres naturales, las perturbaciones geopolíticas y más recientemente la pandemia de COVID-19, se han combinado para minar los esfuerzos, que se dirigían a erradicar el sarampión en este año.
Una de las preocupaciones más importantes en torno al sarampión es la de sus complicaciones neurológicas a largo plazo, incluidas panencefalitis esclerosante subaguda mortal y encefalitis por cuerpos de inclusión del sarampión, que suelen observarse en niños con deficiencia inmunitaria. Aunque se están haciendo algunos esfuerzos para determinar cuáles pacientes podrían ser más vulnerables a estas complicaciones y tratarlos, la mejor estrategia sigue siendo el combo prevención/vacunación, de acuerdo con el Dr. Banu Anlar, de la Hacettepe University, en Ankara, Turquía, quien expuso durante una sesión en el Congreso Conjunto de CNS-ICNA de 2020, que se llevó a cabo de manera virtual este año.
Las estrategias de vacunación mundial han decaído en los últimos años, lo que ha dado lugar a repuntes en los casos de sarampión y en las tasas de vacunación. En consecuencia, en 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) pospuso su objetivo de erradicar el sarampión hacia 2020. Las metas de erradicación futura probablemente necesitarán modificarse, de acuerdo con la Dra. Anaita Udwadia Hegde, neuróloga pediatra en Mumbai, India, quien también expuso en la sesión.
Después de que las muertes por sarampión descendieron 74% entre 2000 y 2010, coincidiendo con los aumentos generalizados de la vacunación, la OMS se animó a lidiar con la enfermedad mediante un golpe decisivo. En el año 2010 tuvo lugar la Global Technical Consultation para determinar la factibilidad de una campaña de erradicación, en la que se concluyó que debía ser posible hacia 2020. Varias características del sarampión hacen aceptable este objetivo: transmisión solo entre humanos sin ningún reservorio animal conocido, la infección natural confiere inmunidad de por vida, solo hay un serotipo, el virus es genéticamente estable, la vacuna es inocua y da lugar a seroconversión de 95% a 97% después de dos dosis, lo que confiere protección a largo plazo contra genotipos conocidos, la enfermedad es fácilmente reconocida y evaluada, y ya se ha erradicado satisfactoriamente en algunas regiones del mundo.
A partir de 2017 análisis demostraron que el programa de vacunación salvó las vidas de casi millón y medio de niños. Esto fue motivo de celebración, pero el objetivo de erradicación se había mantenido evasivo. Las tasas de vacunación se han rezagado con respecto a los objetivos. En 2018 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la OMS calcularon que 86% de los niños a nivel mundial recibió la primera vacuna contra el sarampión, sin cambio desde 2010 y por debajo del objetivo de 95%. Solo 69% de los niños recibió la segunda dosis, por debajo del objetivo de 80%. En cuatro países de Europa se perdió la categoría de erradicación del sarampión en 2018.
Otros intentos para erradicar las enfermedades han tenido resultados ambivalentes. El único éxito completo fue la viruela, erradicada en 1977. Esfuerzos similares para poliomielitis, malaria, dracunculiasis y, ahora, sarampión, no han logrado el triunfo. Estos fracasos podrían complicar los esfuerzos futuros debido a que los organismos globales y los donadores pueden estar recelosos de fracasos previos a causa del daño potencial a sus reputaciones, de acuerdo con la Dra. Hegde.
Estos programas requieren compromiso financiero sostenido y apoyo político, así como confianza local. Sin embargo, deben continuar por motivos éticos, señaló la Dra. Hegde, pero también económicos: cada dólar que se invierte en programas de vacunación ahorra 58 dólares en costos futuros en los países con bajos y medianos ingresos. Pasar por alto la vacunación en la infancia también da lugar a adolescentes futuros y adultos jóvenes vulnerables, y a esas poblaciones es mucho más difícil llegar, por lo que pueden desencadenar brotes epidémicos considerables.
Varios factores contribuyen a la regresión global en la cobertura de la vacuna, de acuerdo con la Dra. Kristen Feemster, maestra en salud pública, infectóloga pediatra y directora global de asuntos médicos en Merck. La globalización ha permitido la propagación de la enfermedad. La mayoría de los casos en Estados Unidos es importada por viajeros que regresan de países donde la enfermedad es endémica.
"El sarampión se encuentra en cualquier parte del mundo y puede trasladarse y propagarse. Si un viajero no vacunado se expone al sarampión en el extranjero puede regresar a su país y transmitirlo a cualquier otra persona que no esté vacunada o que no sea inmune. Los casos que vemos son esporádicos, pero si los expuestos vuelven a una población donde las tasas de inmunización son bajas, se tiene el potencial de propagación más sostenida", indicó la Dra. Feemster.
¿Por qué hay tantos viajeros no vacunados? Un motivo fundamental consiste en que la vacilación para la vacunación está creciendo. La mayoría de los individuos afectados en los brotes epidémicos no está vacunada, por lo general a causa de su elección más que por motivos médicos. Las inquietudes en torno a la vacuna del sarampión y el autismo continúan, por los estudios desacreditados de Andrew Wakefield.
En un ejemplo, una comunidad somalí en Minnesota, Estados Unidos, presentó un número de casos de autismo más alto que el habitual y los padres buscaron motivos para explicarlo. Descubrieron la supuesta conexión entre la vacunación y el autismo, y el propio Wakefield se reunió con un grupo de ellos. El resultado fue descenso de la vacunación, y en 2011 y 2017, brotes considerables de sarampión.[1]
Desde luego, en 2020 hubo un nuevo reto para la vacuna contra el sarampión con la pandemia de COVID-19, que ha reducido el acceso a la asistencia sanitaria y desviado la atención científica y sanitaria del sarampión y otras enfermedades prevenibles mediante vacuna. En el aspecto positivo, el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la restricción a los desplazamientos probablemente estén reduciendo la exposición al sarampión, pero es probable que la reducción de las tasas de vacunación dé lugar a brotes futuros.
"A nivel global ha habido un descenso importante de las tasas de inmunizaciones sistemáticas, por lo que incluso existe el potencial del resurgimiento del sarampión y otras enfermedades prevenibles mediante vacunas", concluyó la Dra. Feemster.
La Dra. Feemster es empleada de Merck. Los doctores Anlar y Hegde han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Este artículo fue originalmente publicado en MDedge.com, parte de la Red Profesional de Medscape.
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Citar este artículo: La vacunación mundial contra el sarampión se encuentra en descenso - Medscape - 4 de nov de 2020.
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