COMENTARIO

Calidad de vida en el sobreviviente de cáncer infantil

Dra. Farina Arreguin González

Conflictos de interés

19 de noviembre de 2020

COLABORACIÓN EDITORIAL

Medscape &

El texto ha sido modificado para su mejor comprensión.

Hola, soy la Dra. Farina Arreguin González, oncóloga pediatra, jefa del Servicio de Oncología Pediátrica del Centro Médico Nacional 20 de noviembre del ISSSTE, transmitiendo para la Alianza Medscape en español-Sociedad Mexicana de Oncología (SMeO); en esta ocasión vamos a hablar de la calidad de vida en sobrevivientes de cáncer infantil.

Como todos sabemos, la sobrevida en cáncer infantil se ha incrementado de forma dramática en los últimos años gracias a las nuevas terapias, al tratamiento de soporte y a las novedades que se han dado.

En 1960 teníamos sobrevida alrededor de 30% y actualmente, sobre todo en aquellos lugares donde hay buen ingreso económico, la sobrevida es de aproximadamente 80%, lo que significa que ocho de cada diez niños pueden curarse.

Sin embargo, el problema radica en la cantidad de tratamientos y terapias multimodales que ofrecemos a niños y adolescentes con cáncer, que muchas veces (alrededor de 70%) pueden tener eventos secundarios o secuelas importantes cuando ya terminó el tratamiento, de modo que la curación podría ser una espada de doble filo, debido a la gran cantidad de secuelas.

Cuando hablamos de sobrevivientes no existe un concepto claro; en general se consideran sobrevivientes aquellas personas que a cinco años del diagnóstico se encuentran libres de enfermedad, e incluso terminaron el tratamiento, por lo que podemos hablar de cura. Pero es conveniente reiterar en el hecho de que estos sobrevivientes tienen múltiples secuelas físicas, sociales y emocionales; un aspecto relevante es el económico, ya que muchas veces los familiares de estos pacientes pediátricos tienen problemas y pueden ser no económicamente productivos, por lo que los clínicos que vemos cáncer estamos obligados a dar seguimiento a los niños de forma individualizada.

Incluso sería conveniente tener un semáforo para dar buena atención a todas estas secuelas que dejamos con los tratamientos que ofrecemos para lograr altas tasas de sobrevida, que incluyen quimioterapia, radioterapia, o cirugía.

En una investigación realizada por el Childhood Cancer Survivor Study mencionan que valoraron a más de 14.000 sobrevivientes y por lo menos dos terceras partes de ellos tendrán secuelas (al menos una) 25 años posteriores al término del tratamiento, muchas de ellas graves, que pueden poner en peligro la vida.[1]

De modo que nosotros como oncólogos o hematólogos pediatras tenemos la obligación de llevar un buen récord del tratamiento de los pacientes. Esto es, cuando lo terminen, poner dosis acumuladas de fármacos y de radiación, incluso transfusiones, y observar qué secuelas quedan, para que posteriormente, mediante un gran equipo multidisciplinario, se lleve a cabo seguimiento y se pueda reintegrar a la sociedad a estos sobrevivientes de forma digna para que logren no solo la cura, sino que tengan calidad en la sobrevida.

El Childhood Cancer Survival Study también encontró diversos aspectos sobre la calidad de vida, mostrando que muchas veces esta se ve disminuida. En cuestión de fertilidad también hay disminución; no es lo mismo un sobreviviente de cáncer que una persona que no ha tenido esta patología y que no ha sido sometida a este tipo de tratamientos.

También pueden tener alteraciones en disfunción psicosexual, algo que muchas veces no tomamos en cuenta. De igual manera, la salud mental es muy importante, y con la pandemia ha recobrado fuerza, pero lamentablemente no la consideramos. De modo que cuando los pacientes se encuentran en el tratamiento es muy importante cuidar la salud mental.

Otra situación que muchas veces no se ve favorecida por la sociedad o incluso por negocios, salvo empresas privadas, es el empleo. Los sobrevivientes de cáncer infantil tienen más dificultad para encontrar un trabajo bien remunerado. Existe un concepto llamado job lock que ofrece seguridad social, y muchas veces el paciente permanece en el trabajo solo para tener el seguimiento médico, lo que puede frenar su crecimiento laboral, generando frustración, repercutiendo en la calidad de vida. Es relevante para médicos, gobierno y sociedad en general, voltear a ver al sobreviviente de cáncer infantil.

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