La esquizofrenia es un trastorno mental que afecta la forma en que las personas piensan, sienten y perciben. El síntoma distintivo de la esquizofrenia es la psicosis, que se define como interrupción de la realidad, y consiste en experimentar síntomas como alucinaciones y delirios (creencias e ideas falsas fijas). Las alucinaciones son sensaciones falsas. Las alucinaciones auditivas son las más comunes en personas con esquizofrenia; otros tipos son sensaciones visuales, del gusto, del olfato, y táctiles.
De acuerdo con la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales los criterios para el diagnóstico de esquizofrenia se cumplen cuando el paciente ha experimentado al menos dos de los siguientes síntomas: delirios, alucinaciones, habla desorganizada, conducta desorganizada o catatónica o síntomas negativos.[1,2] Como mínimo, uno de los síntomas debe ser la presentación de delirios, alucinaciones o habla desorganizada.[3] Los signos continuos de alteración deben persistir por lo menos 6 meses, durante los cuales el paciente debe experimentar síntomas activos al menos por 1 mes.
La esquizofrenia tiene fuerte componente genético y es un trastorno grave, persistente, de por vida, que produce alteraciones considerables del funcionamiento. Sin embargo, solo es una forma en la que puede manifestarse la psicosis; muchos otros trastornos también producen psicosis.
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Citar este artículo: Mini-examen clínico: Diagnóstico diferencial de la esquizofrenia - Medscape - 13 de oct de 2020.
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