Introducción
Saber interpretar los trastornos ácido/base es una herramienta fundamental para cualquier clínico, desde médicos generales hasta pediatras, ginecólogos, especialistas en medicina interna, etc. Revisaremos los principios básicos en la interpretación y diagnóstico de desequilibrio ácido/base.
Para el abordaje del trastorno ácido/base existen tres métodos principales:
El método fisiológico o bostoniano, que tiene al bicarbonato como amortiguador (buffer) principal y se basa en las respuestas compensatorias fisiológicas del organismo frente a estos trastornos. Es el más común y en el que basamos nuestra práctica clínica.
El método fisicoquímico de Stewart, que tiene como principio la diferencia de iones fuertes, y como base el principio de electroneutralidad del organismo. Es muy popular entre intensivistas y anestesiólogos.
El método del exceso (o déficit) de base tiene como principio la cantidad de álcali que nos falta (o sobra) para llevarnos a un pH neutro. Este es el más confuso por su nomenclatura, y también el menos popular. Clásicamente se usa más en trauma y urgencias.
Una de las reacciones químicas más importantes del organismo es la de la anhidrasa carbónica (AC), que facilita la combinación de agua y dióxido de carbono en ácido carbónico, que a su vez se disocia en bicarbonato e hidrogeniones (H+) en un pH fisiológico:
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El pH sanguíneo está en relación directa con la concentración de bicarbonato y la presión parcial de dióxido de carbono.
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No debemos confundir el dióxido de carbono (CO2) total que habitualmente se mide junto con los electrolitos y es una forma de estimar el bicarbonato (HCO3) sanguíneo, con la con la presión parcial de dióxido de carbono (PCO2) que se refiere solamente al dióxido de carbono disuelto en el plasma que medimos con los gasómetros.
El pH (potencial de hidrógeno) es el logaritmo negativo base 10 de la potencial del hidrógeno. Como las concentraciones de hidrogeniones o protones (H+) en la sangre son muy pequeñas (alrededor de 0,04 umol/l), al aplicar un logaritmo negativo nos da un resultado de 7,4, que es el pH normal de la sangre.
Para comprender la relación entre HCO3-, la PCO2 y el potencial de hidrogeniones (pH) sanguíneos que es la medida de acidez de la sangre, debemos recordar la fórmula de Henderson-Hasselbach:
Donde pKa es la constante de disociación del ácido, A- es una base y HA es un ácido. En otras palabras, la acidez de la sangre es directamente proporcional al bicarbonato (HCO3-) e inversamente proporcional a la PCO2:
Para fines prácticos, los pulmones son quienes llevan la batuta en la regulación del PCO2 y los riñones regulan al HCO3-. Estos órganos funcionan en armonía para regular el pH estrechamente. Cuando uno de ellos deja de cumplir su función (por ejemplo, eliminación de CO2) el otro echa a andar mecanismos de compensación para mantener la homeostasis.
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Los pulmones son los órganos más eficientes para la eliminación del exceso de ácidos orgánicos que producimos diariamente.
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Citar este artículo: Sin miedo al éxito en ácido/base - Medscape - 4 de sep de 2020.
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