Por lo general se suspenden todos los tratamientos modificadores de enfermedad antes del embarazo debido a su potencial teratogénico (acetato de glatirámero es una excepción y no raras veces se utiliza durante el embarazo.) Se deben valorar muy bien los beneficios y riesgos potenciales del uso del tratamiento modificador de enfermedad en toda paciente gestante o que planee embarazarse.
El fármaco teriflunomida pertenece a la categoría X de las categorías de embarazo de la FDA (obsérvese que después de 2015 la FDA adoptó un sistema más descriptivo para comunicar la información sobre el riesgo durante el embarazo) debido a su embriotoxicidad o teratogenicidad y, por tanto, debe evitarse en estas pacientes. Dado que permanece en la sangre durante varios meses después de suspender el tratamiento, las mujeres que reciben teriflunomida y que planean embarazarse deben someterse a un procedimiento de eliminación acelerada con colestiramina o carbón activado. El potencial teratogénico de cladribina también limita su uso.
El fármaco acetato de glatirámero corresponde a la categoría B y es el tratamiento modificador de enfermedad más inocuo que se utiliza durante el embarazo y la lactancia materna. Los interferones beta pertenecen a la categoría C y conllevan riesgo mínimo durante el embarazo. En 2020 la FDA eliminó la advertencia en la categoría C de posible riesgo en el embarazo y la lactancia materna para el tratamiento de la esclerosis múltiple con interferón beta-1a.[3]
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Citar este artículo: Mini-examen clínico: Manejo de la esclerosis múltiple remitente-recurrente - Medscape - 18 de sep de 2020.
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