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CIUDAD DE MÉXICO, MEX. En la región de las Américas los pueblos indígenas de varios países constituyen una población vulnerable que está experimentando creciente número de casos y fallecimientos por COVID-19, según declaraciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que además instó a las autoridades de salud a "redoblar esfuerzos para prevenir el avance de la infección en dichas comunidades, así como para asegurar el acceso a los servicios de atención de salud".[1]
De acuerdo con un informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la OPS, las poblaciones más vulnerables se encuentran desprotegidas por razones de pobreza, discriminación y falta de acceso a servicios de salud de calidad.[2] Aunque estas desigualdades tienen raíces en factores sociales, cuando se intersectan con la salud en medio de la actual pandemia surge un ciclo que replica y aumenta la vulnerabilidad de la población en general, y aplanar la curva se torna complejo.[3]
Vulnerabilidad en México
De los más de 126 millones de habitantes en México, 25 millones de personas se reconocen como indígenas y habitan dentro de 64.172 comunidades, todas interconectadas.
La población indígena de México presenta los mayores índices de marginación del país y fuerte dispersión territorial.[4] Muestra intensa migración regional, nacional e internacional, y cuenta con antecedente de esperanza de vida 7 años inferior al resto de la población, altas tasas de desnutrición crónica, predominio de enfermedades infecciosas, mortalidad general, infantil, preescolar, escolar y materna superior a la de la población nacional. Según datos del año 2000, 39,1% tiene servicios de salud, 27,4% tiene acceso a estos servicios y 33,5% no tiene acceso.[4]
La desigualdad social es cada vez más profunda en la población indígena y ante la presencia de la COVID-19 solo ha crecido la brecha; la enfermedad ha impactado en la salud y el acceso a servicios por parte de este grupo de la población.
"No se está atendiendo el foco rojo de la discriminación, de la inequidad", señaló Abel Barrera, antropólogo social y fundador del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, en Guerrero, durante una conferencia del Instituto Nacional de Salud Pública.[5] Además, explicó que las personas de escasos recursos, muchas de ellas pertenecientes a comunidades indígenas, no han podido entrar en cuarentena porque deben salir a trabajar.
Por un lado, existe una movilidad constante que trasciende las fronteras entre comunidades y estados por el trabajo diario y, por el otro, muchas personas originarias de estas comunidades que migraron en busca de mejores trabajos han estado regresando a sus hogares, sin las precauciones sanitarias necesarias. "Las poblaciones indígenas no están aisladas geográficamente", comentó a Medscape en español un experto en políticas de salud pública y poblaciones indígenas de Chiapas, que pidió permanecer en el anonimato para prevenir represalias.
Las condiciones de hacinamiento en que viven son otro factor que contribuye al contagio. "Si una persona tiene la COVID-19 y en el mismo cuarto duermen 6, 4, 8 personas y no hay un cuarto exclusivo para aislarlo, ahí está el riesgo", añadió Tania García, coordinadora de la cooperativa de salud Tosepan Pajti, en la sierra norte de Puebla. Y mientras todo esto sucede, la pandemia y otras enfermedades, avanzan sin control.
La pandemia "silenciosa"
Históricamente las poblaciones indígenas han desarrollado desconfianza hacia el sistema de salud, pues este no suele ser muy sensible hacia sus cosmovisiones, explicó el experto de Chiapas. Las poblaciones indígenas han aprendido a base de experiencias negativas que en los centros de salud van a ser víctimas de malos tratos y discriminación.
Por otro lado, las intervenciones del sistema de salud suelen hacerse de forma vertical dentro de las comunidades, con interacciones desde una perspectiva utilitaria. "Se pide a los pobladores que participen con acciones de apoyo, como el transporte de fármacos, la limpieza de centros de salud, su construcción, su mantenimiento, incluso en algunos lugares con la alimentación del personal", agregó el experto.
Si a esta desconfianza se le suma la falta de fármacos, insumos y personal necesario en los centros de salud para proporcionar la atención, muchos de ellos eligen sobrellevar sus síntomas de coronavirus en casa, sin importar qué tan graves puedan llegar a ser.
Aunque esta decisión no es un escenario ideal, es mucho más conveniente que trasladarse a un hospital para obtener un servicio que no pueden costear y que a puede significarles morir en soledad, dentro de un sistema de salud rebasado. "Por lo general acaba en una decisión que implica quedarse en casa para sanar o para morir. Sin registro y sin atención", indicó el Dr. Joel Heredia, fundador de la organización Salud y Desarrollo comunitario A.C (SADEC), en la selva lacandona.
El Dr. Heredia explicó que debido a que muchos de estos pacientes no están llegando a las clínicas y hospitales, no son considerados dentro de las cifras de nuevos casos registrados y existe una falsa impresión de que la pandemia está bajo control. Entre estas comunidades la pandemia "camina de manera silenciosa, de manera expansiva hacia la población rural en un aparente descenso donde la gente muere sin registro".
Entre el 25 de marzo y el 19 de julio el equipo de SADEC registró 147 inhumaciones en los panteones de Palenque, aproximadamente 40 por mes, sin considerar las cremaciones. Al comparar estas cifras con las tasas de mortalidad del año pasado, 20 fallecimientos por mes, encontraron incremento de 94,6%. "Creemos que esto puede ser una ola de la primera llegada de la COVID-19 en estas zonas urbanas rurales", destacó el Dr. Heredia.
El fundador de SADEC añadió que la falta de insumos y la suspensión de atención en las clínicas rurales y hospitales para pacientes que no tengan coronavirus ha tenido fuerte impacto en la salud de personas con comorbilidades como diabetes, hipertensión arterial, padecimientos crónicos, tuberculosis pulmonar y un dramático aumento en el riesgo de muerte materna. "Cientos de mujeres embarazadas dejaron de recibir su control prenatal por la falta de atención".
El reto de la atención: un área de oportunidad
El tratamiento y la prevención sanitarios hacia los pueblos indígenas necesitan tomar en cuenta factores como las barreras comunicativas (muchas personas indígenas no hablan español), sus creencias mágico-religiosas, el respeto y la inclusión a la medicina tradicional, y sus realidades socioeconómicas.
El Dr. Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México, a mediados de julio se reunió con el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, y autoridades del gobierno federal para presentar un modelo de salud comunitaria en el estado. Aunque estas acciones buscan brindar mayor protección a las poblaciones vulnerables ante el impacto de la epidemia de COVID-19, hasta ahora no existe una estrategia nacional de intervención unificada.
Mientras tanto, muchos miembros de estos pueblos originarios y habitantes de zonas rurales siguen enfrentando la imposibilidad de costear servicios médicos o la incredulidad ante los peligros del virus, destacó el experto de Chiapas. Por tanto, el reto principal en este momento tiene que ver con la información y el conocimiento que tengan las personas sobre la enfermedad, y esta información necesita ser clara, asertiva y basada en evidencia científica.
La falta de comunicación también da pie a lo que el especialista llamó "dilema de la autonomía del paciente" que se observa cuando la comunidad médica atiende a personas indígenas que no quieren acudir a los servicios de salud, no quieren hospitalizarse e incluso pueden tener comportamientos violentos contra los doctores. "¿Cómo respetamos la autonomía del paciente cuando los servicios de salud están tratando de hacer todo lo posible por salvar su vida y existe la corresponsabilidad de que es una enfermedad infecciosa y tenemos que aislar a este paciente?".
El experto hizo hincapié en que las estrategias de comunicación también aborden el tema del trato digno, asegurando "que no van a recibir ninguna forma de maltrato y de discriminación, pero decirlo es fácil: hay que garantizarlo".
Para lograr esto, la Dra. García señaló la importancia de los promotores de salud, pues ellos "conocen el contexto de cada comunidad y de alguna forma serían personas medulares para crear, implementar, impulsar y monitorear, estrategias locales de cuidado y prevención en cada localidad".
Sin embargo, aún hay mucho camino que recorrer, pues actualmente son muy escasos los centros de salud que han tomado la iniciativa en busca de mejor relación con los pacientes indígenas, entre ellos está el Hospital de la Mujer en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
"La dirección del hospital se preocupó por buscar maneras de comunicar apropiadamente", señaló el experto, y la manera de hacerlo fue que el personal del hospital hablante de alguna de las lenguas indígenas predominantes en la región brindara una explicación apropiada en todo momento sobre la COVID-19 y las medidas que se estaban tomando en la institución. "Se tiene que construir a contracorriente una buena relación entre las instituciones de salud y la población indígena. Sin embargo, hay mucho trabajo que hacer".
Un apoyo adicional es la Guía para la Atención de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afroamericanas ante la Emergencia Sanitaria Generada por el Virus SARS-CoV2 (COVID-19), del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
Finalmente, el Dr. Heredia sugirió que para tener estrategias de intervención exitosas es necesario ver a la población "como sujetos de derecho y no como objetos de atención" y habilitar los centros de atención en un proyecto de salud que tome en cuenta las voces de estas comunidades y sus modelos de medicina tradicional en la toma de decisiones. "Los sistemas de salud fueron rebasados, pero esto nos puede dar la oportunidad de hacer las cosas diferentes, de construirnos de otra manera".
Abel Barrera, Tanía García, el Dr. Joel Heredia y el experto en políticas de salud pública y poblaciones indígenas de Chiapas han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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Citar este artículo: Los retos de proteger la salud de las comunidades indígenas en México ante la pandemia de COVID-19 - Medscape - 20 de agosto de 2020.
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