La pandemia por COVID-19: una oportunidad para voltear a la salud mental del personal médico

Nelly Toche

Conflictos de interés

25 de junio de 2020

Nota de la editora: Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la COVID-19 en el Centro de información sobre el coronavirus (SARS-CoV-2).

Por las características de su intervención, el profesional de la salud enfrenta constantemente contextos hostiles y precarios, pero hoy estas situaciones de estrés se han agudizado con la llegada de la pandemia por COVID-19. Participar en la atención de la emergencia ha visibilizado trastornos mentales importantes que deben ser tratados de manera inmediata para la correcta adaptación del profesional a su entorno laboral.

Ante esta situación, las autoridades mexicanas dispusieron el programa Cuidemos a quien nos cuida, que entre otras cosas proporciona atención emocional y consejería psiquiátrica a los especialistas de la salud.

Dr. José J. Mendoza Velásquez

El Dr. José J. Mendoza Velásquez, especialista en psiquiatría y participante en la creación del programa (desarrollado entre el Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán), comentó que proporcionar atención al personal de la salud puede redundar en la calidad de vida, así como en incremento en la calidad de servicio de las instituciones nacionales del sector salud, por lo cual este programa busca incidir incluso en la parte preventiva.

Síntomas como dificultad para levantarse a trabajar, sensación de no disfrutar situaciones, sentir que el trabajo no vale, no sentirse reconocido, falta de sueño, distracciones continuas, no poseer autonomía del trabajo o actitud cínica frente a los pacientes, son actitudes que podrían estar asociadas al síndrome de desgaste profesional o burnout, muy claras, y que requieren atención.

El modelo creado para la atención de la emergencia incluye un tamizaje de orientación y detección alojado en la Universidad Nacional Autónoma de México; la respuesta en salud mental se basó en un grupo técnico en donde participaron más de 20 instituciones, y la clínica virtual está creada particularmente para los médicos. Asimismo se cuenta con recursos vía telefónica específicamente para el personal de salud por parte del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez (55 5487 4278) y del Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz  (líneas de atención: 8009531705 y 56557120; celulares 24 horas: 5588310201, 5588348588, 5588350475, 5588318761 y 5520128929).

https://twitter.com/Psiquiatria_SAP/status/1270771900499681280

Asimismo, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán tiene recursos para el apoyo a la salud mental que pueden consultarse en línea.

El especialista destacó que se han explorado técnicas de atención plena o mindfulness y de terapia cognitivo-conductual con muy buenos resultados en el personal de salud, así como en la población general. "Se ha documentado que disminuyen los efectos del estrés laboral y síntomas emocionales, incluidos la ideación suicida".

Son técnicas versátiles, flexibles en horario y duración, así como de aplicación grupal e individual, para lo que se tienen enlaces para agendar una cita y tomar virtualmente una clase.

Un problema del pasado traído al presente

El Dr. Mendoza Velásquez aseguró que "esto ya es una epidemia de salud mental considerada desde hace varios años. Ya había un desgaste muy particular que vino a complicarse durante esta etapa".

La salud mental para los médicos es algo muy necesario de plantear, porque de lo contrario, lo único que va a ocurrir es que posteriormente se tendrán dos escenarios: uno en el que se considere que no fue tan grave y quedemos todos afectados, o que creamos que todo fue secundario a la pandemia, lo cual tampoco es así, añadió el especialista.

Agregó que debido a que hay gran cantidad de estrés acumulado en el contexto psicosocial de México (violencia, política, desigualdad, variabilidad de la prensa), la COVID-19 no llega a un país sano, sino lleno de dificultades.

Al revisar específicamente este periodo, el Dr. Mendoza Velásquez explicó que la salud mental ha ido cambiando al ritmo de la pandemia y una primera dificultad es conceptualizarla como si fuera un solo momento; desde que empezó ha tenido muchos episodios, y a partir de esto las curvas de respuesta psicológica cambian.

Agregó que no es lo mismo cuando vivimos un momento de confinamiento a este, donde la idea es reintegrarnos con una nueva normalidad. "En algún momento se pensó que la llegada propiamente de la pandemia iba a tener toda una repercusión incrementando las emociones, más irritabilidad, molestia, tendencia a la violencia o consumo de sustancias y que iba a llegar a un momento donde toda esta actividad favorece en la recuperación social, para posteriormente disminuir hasta la depresión".

Estas etapas pueden ser claras, por ejemplo, en un temblor. En septiembre de 2017, durante el sismo en la Ciudad de México y otros estados de la República, en la primera etapa todo fue hacia arriba entre enojo, desesperación, frustración y la cohesión social, seguidos por la desilusión que llevó a la depresión, para después transitar de manera lenta hacia la recuperación.

Sin embargo, ahora es distinto porque hay momentos sumados: "Cuando pensamos que ya estamos en una fase donde nos enfrentamos a efectos desilusorios, vienen nuevos episodios, esto lo tenemos que visualizar como un problema de salud mental".

El Dr. Mendoza Velásquez añadió que en este momento la pandemia nos afectó a todos de manera desigual y a cada uno de manera muy particular. Hay quienes ya presentaban efectos depresivos desde antes de la COVID-19 y es más fácil que estos perfiles cursen con problemas posteriormente.

"De manera particular, en los servicios de salud los factores de riesgo, como falta de actividad física, sobrecarga de trabajo, falta de reconocimiento y autonomía dentro de las instituciones, el estrés emocional o la experiencia emocional, son características muy particulares de las tareas asistenciales —enfermería, medicina, psicología, trabajo social, carreras hospitalarias— y todas tienden a generar lo que desde los años 70 se describe como síndrome de desgaste profesional, después fatiga por compasión o trauma vicario o moral".

Muchos médicos en México tienen dos o tres trabajos, lo que aunado a la carga familiar y las necesidades propias de cada individuo, suma el riesgo de que la situación se complique. Partiendo de estos elementos se puede tener una percepción un poco más global de cómo el concepto de la pandemia ha ido afectando al personal médico.

Dentro de la suma de factores de riesgo para estos tiempos también tenemos el miedo al contagio y el temor a la falta de recursos de equipo de protección personal, "situaciones que han aumentado los niveles de ansiedad, el aislamiento y la dificultad, pues los médicos duermen en cuartos separados, lejos de sus parejas, o en hoteles o albergues".

Como reflexión, el Dr. Carlos Armando Herrera Huerta, residente de tercer año en la especialidad en psiquiatría y miembro de la Asamblea Nacional de Médicos Residentes, pidió recordar que los médicos no son solo eso, sino que tienen una familia y una vida personal, "ha sido difícil entender que la medicina ya no está en la etapa de oro de los años 70. La carga legal, la sobrecarga tecnológica, la capacitación constante, las búsquedas de actualización, los problemas administrativos, hacen que la medicina ya no sea la misma".

El clínico aseguró que ya no se puede ver solo como una vocación, sino como un trabajo que se tiene que cortar cuando termina la jornada, además de mantenerse vigilante de los horarios de comida, sueño, tiempo libre, descanso y relajación.

Asimismo, enfatizó que la medicina es la profesión que más suicidios presenta; en Estados Unidos se habla de más de uno diario (400 al año), por lo que es necesario considerar variaciones dentro del mismo trabajo; por ejemplo, hay momentos en los que se tiene que dejar la clínica para entrar a la administración, más por salud que por vocación.

El estigma de la salud mental entre profesionales

El Dr. Herrera Huerta aseguró que para este periodo de pandemia se han abierto varios canales de recursos para los profesionales de la salud, pero el problema no son estos, sino el estigma de la patología mental, que no necesariamente depende por completo del gobierno. "El problema somos nosotros y la tendencia a invalidar estas enfermedades".

Explicó que en las profesiones relacionadas con salud, el hecho de incapacitarse por depresión o ansiedad implica descalificación de los compañeros, lo que provoca que quienes presenten síntomas ya sea en el marco de una depresión, trastornos de pánico, estrés agudo, consumo de sustancias (alcohol, ansiolíticos), trastorno de ansiedad, síndrome de desgaste por el trabajo, o hasta intentos de suicidio, no acudan a tiempo con las unidades que existen para la intervención en crisis.

De manera particular se refirió a los médicos residentes en quienes el tema de salud mental es bastante precario, "antes, durante y después de la pandemia hay una serie de elementos muy característicos en cuanto al médico en formación; el primero de ellos es la demanda en cuanto a trabajo, junto con mala calidad del sueño, mala alimentación, y ya en un hospital, jornadas laborales extenuantes".

Además existe una serie de comportamientos normalizados, como la violencia intrahospitalaria por las jerarquías que existen entre médicos ya contratados y los que están en formación. Ahora, con una crisis sanitaria que demanda toda la atención del personal, que muchas veces trabaja en condiciones de mayor riesgo (por ejemplo, con insumos insuficientes para afrontar el problema), además de enfrentarse a los ataques constantes por parte de la sociedad, los problemas que estaban contenidos se van a agudizar, pero nadie habla de esto.

El Dr. Herrera Huerta compartió su experiencia: "En realidad todo el personal requiere cierto grado de atención en su salud, empezando por la física; por ejemplo, al inicio de la pandemia vimos gran cantidad de médicos que se tuvieron que separar de sus espacios por patologías crónicas, como hipertensión, diabetes, u obesidad. Tenemos un personal de salud muy enfermo, y creo que debemos empezar desde ahí, antes de pasar a las políticas públicas en la población".

Por otro lado, de acuerdo con los reportes en unidades médicas del Instituto Mexicano del Seguro Social, las prevalencias en los trastornos depresivos y de ansiedad en un médico de formación, por ejemplo, van desde 25% a 80% por depresión, y de 39% a 70% por ansiedad; los porcentajes más elevados se presentan en unidades médicas de alta especialidad por la enorme demanda de trabajo. También la prevalencia de ideación suicida oscila entre 1,4% y 32,2%, hasta 12%, en residentes.[1]

El residente concluyó que esta es una oportunidad muy valiosa para valorar cómo nos afectó esta crisis o en qué manera desajustó el funcionamiento del papel del personal de salud y comenzar a atenderlo, primero en su salud física, pero no por casualidad, pues también "hay una relación" entre los síntomas de las otras enfermedades contribuyen a los síntomas depresivos y de ansiedad.[2]

Hasta ahora la salud mental es una mera sugerencia para el personal de salud, por lo que la propuesta del Dr. Herrera Huerta y sus colaboradores es que se busque la obligatoriedad de la evaluación psiquiátrica al menos dos veces al año, sobre todo en especialidades de riesgo, como cirugía o urgencias, incluso áreas de psiquiatría, pues conviven con enfermedades similares.

Por su parte, el Dr. Mendoza Velásquez pidió a sus colegas acercarse a los distintos recursos y servicios; "hay un gran problema, y es que no los usamos. La salud mental no es algo que se procure porque se piensa que las cosas no son tan graves. En realidad los pacientes no solo necesitan a su doctor, sino al sistema, que es el que tiene que resolver, no el médico exclusivamente; una sola persona no hace la diferencia, lo que necesitamos son médicos que se mantengan sanos por más tiempo".

El Dr. Herrera Huerta ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. El Dr. Mendoza Velásquez forma parte del comité editorial de Medscape en español y del Grupo técnico de trabajo en salud mental del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) parte del Consejo Nacional de Salud Mental (CONSAME).

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