COMENTARIO

¿Vendrá una ola de suicidios por esta tormenta de COVID-19?

Dr. José J. Mendoza Velásquez

Conflictos de interés

14 de agosto de 2020

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Nota de la editora: Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la COVID-19 en el Centro de información sobre el coronavirus de Medscape en español.

COVID-19 es una tormenta que ha generado varias olas en nuestro inquieto mar de la salud global. Aquellas olas derivadas de la salud mental y particularmente la de suicidio son una parte trascendente.

Todos en algún momento hemos deseado no vivir lo que estamos viviendo en un momento determinado. Así aparece la idea suicida... sin buscarla, llega y puede prosperar o desaparecer.

Ante la pandemia por COVID-19, que llegó y se ha afianzado en lo que va del 2020 y sobre la cual desconocemos su permanencia, los factores de riesgo de conductas suicidas han aumentado. El estrés ha incrementado, aunado a cambios en nuestros patrones de sueño, modo de trabajo, alimentación y actividad física. Además, algunos se encuentran luchando en la línea de batalla. De la emergencia sanitaria han surgido grandes cambios sociales, económicos, políticos, ocupacionales e interpersonales que se convertirán en mayores factores de estrés y trastornos de adaptación

La pandemia de la COVID-19 llegó con el año 2020 y por el momento no sabemos cuánto tiempo permanecerá entre nosotros. No estábamos preparados para un evento sanitario de esta magnitud. Si bien la pandemia ha dejado claro que los sistemas de salud de la mayoría de los países no están preparados para las gran demanda generada por el SARS-CoV-2, más clara es aún la brecha existente entre las necesidades de atención a la salud mental y la capacidad de atención de los sistemas para brindarla.

La COVID-19 ha sometido a un desgaste impensable a los servicios sanitarios. Como individuos y como sociedad hemos ido cambiando nuestros patrones de sueño, alimentación y relación. Los trabajadores de atención médica de primera línea están luchando con las cargas mentales y físicas derivadas del aumento de fallecimientos de pacientes relacionadas con COVID-19. Sin embargo, desde hace varios años las tasas de suicidio en médicos han aumentado progresivamente a lo largo del mundo.

La tasa de suicidio en médicos es mayor que la de la población en general y la salud del médico consistentemente está en más riesgo. La llegada de COVID-19 a nuestras vidas potencializa el riesgo y convierte al gremio sanitario en el de mayor riesgo; esto además se suma al riesgo de contagio por SARS-CoV-2.

Ochocientas mil personas al año se suicidan. Más de 400 médicos en Estados Unidos mueren por esta causa. Somos más del doble con relación a las tasas de la población general. Datos del año 2018 hablan de la tasa de suicidios más alta en Estados Unidos desde 1941. Habrá que esperar el final del 2020 y considerar a aquellos que se encuentran en la línea de batalla. 

Ante el escaso reconocimiento social del riesgo de suicidio en los médicos de todos los países se pone en riesgo el resultado de la estrategia de salud pública. Sin embargo, la identificación de factores de riesgo y su intervención en ellos nos puede permitir prever el suicidio e intervenir.

Factores de riesgo

Las raíces de estos factores pueden ser tanto biológico-genéticas como psicosociales: intentos previos de suicido, situaciones psicosociales importantes recientes o habituales, diagnósticos de enfermedad o síntomas crónicos, consumo nocivo de alcohol, estrés emocional agudo o presencia de otros trastornos mentales.

Los factores interpersonales implican las respuestas emocionales derivadas de una conducta social como el aislamiento secundario a la percepción de rechazo, el abuso físico y emocional, la violencia y las relaciones conflictivas. Los factores comunitarios son aquellos relacionados al ambiente psicosocial y emocional inmediato, como la guerra, los desastres, las emergencias, estrés por aculturación o desplazamiento, estigma o discriminación.

Otros factores igualmente importantes se refieren a los sistemas de salud, siendo las dificultades para acceder a los servicios de salud, particularmente salud mental, a recibir tratamiento; otros como la regulación del acceso a medios para el suicidio como armas o tóxicos, y regular información responsable de los medios de comunicación y el estigma promovido ante el suicidio.

Algunos factores de riesgo en la conducta suicida, con relación a COVID-19 son:

  • Aislamiento/distanciamiento social.

  • Recesión económica mundial.

  • Estrés, ansiedad y presión en los profesionales sanitarios.

  • Boicot social y discriminación.

  • Estrés por COVID-19 y su manejo.

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