COVID-19: el resumen semanal (17-23 de abril)

Matías A. Loewy

24 de abril de 2020

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Países de Iberoamérica entran en distintas fases de su combate

En un escenario dinámico, los países de Iberoamérica han impuesto sus propias modalidades para contener y mitigar la diseminación de la pandemia de COVID-19. Esta semana, España, que ya superó su momento más álgido a fines de marzo, aunque sigue con un número elevado de casos, extendió el estado de alarma hasta el 11 de mayo, en lo que representa la tercera prórroga. Los resultados demuestran la efectividad de las medidas de confinamiento, señaló el ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien añadió que ahora el objetivo es doblegar la curva.

Ante el aumento rápido de los casos y de camas ocupadas de cuidados intensivos, México declaró de forma oficial el inicio de la fase 3 de la pandemia en el país. Asimismo, prolongó las acciones dirigidas al distanciamiento social hasta el 30 de mayo; el subsecretario de Prevención y Promoción de la Secretaría de Salud, Dr. Hugo López-Gatell, destacó que estas acciones se toman "con el propósito de conservar la intensidad de las medidas de mitigación que están dando resultados, y que si continúan, seguirán dando resultados". También se informó que para el 19 de abril, en la Ciudad y el Estado de México, de las 526 camas disponibles de terapia intensiva para atención de COVID-19, solo quedaban 77 libres. 

Brasil, por su parte, transitó su primera semana con nuevo ministro de Salud, y sigue con el mayor número de casos confirmados en Latinoamérica, aun cuando un estudio sugiere que los contagios reales podrían multiplicar la cifra oficial por doce. El jueves 23 el país registró el récord de muertes en 24 horas (407), por lo que los decesos llegaron a 3.313.

Obesidad, uno de los principales factores de riesgo

Los pacientes con obesidad deben ser considerados como grupo de riesgo para la infección grave por COVID-19, lo que implica que gran proporción de personas en los países de Latinoamérica debe estar consciente de esta situación y reforzar las medidas de prevención de contagio.

Así lo comentó para Medscape en español el Dr. José Gotés Palazuelos, endocrinólogo del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en la Ciudad de México, quien repasó diversos estudios y citó datos oficiales de México: al 13 de abril, la obesidad era la tercera comorbilidad más frecuente entre los fallecidos por COVID-19 (35,5%), detrás de hipertensión (41,6%) y diabetes (37,6%).

En tanto, nuevo estudio francés mostró que los pacientes con COVID-19 cuyo índice de masa corporal es mayor de 35 kg/m2 aumentan siete veces el riesgo de requerir ventilación mecánica.

Secuela de COVID-19: ¿puede aumentar la resistencia a los antibióticos?

Debido al uso extendido de azitromicina, cefalosporinas de cuarta generación y algunos otros antibióticos para tratar infecciones pulmonares bacterianas secundarias a COVID-19, infectólogos en Francia temen que haya un repunte de la resistencia a esos fármacos una vez que termine el confinamiento.

"Tenemos que estar extremadamente atentos", advirtió el Dr. Benjamin Davido, del Hôpital Raymond-Poincaré, en Garches. "Eso ahora no lo vemos porque estamos en una situación de crisis. Es como si todo fuera el virus y las bacterias no existieran. Pero admito que me da miedo".

Los síntomas neurológicos pueden confirmar el diagnóstico

Más allá de que los estudios han identificado distintos síntomas neurológicos en cerca de un tercio de pacientes con COVID-19, la anosmia y ageusia "parecen ser algunas de las herramientas de diagnóstico precoz más confiables en pacientes sin síntomas respiratorios marcados", sostuvo en la edición alemana el Dr. Hans Christoph Diener, exjefe del Departamento de Neurología de Universität Duisburg-Essen, en Duisburgo, Alemania, y autor de un blog de neurología.

"Esto es bastante plausible, porque también se sabe que el virus del herpes llega al cerebro a través del nervio olfativo. Esto también podría explicar los síntomas del sistema nervioso central, como el caso de meningoencefalitis en un paciente de 24 años con COVID-19 reportado en Japón", expresó el Dr. Diener.

Testear, testear, testear…. pero no con cualquier prueba

Si bien testear de manera extensa mejora la detección y aislamiento de los infectados, el rastreo de sus contactos y el conocimiento de la inmunidad en poblaciones, la Organización Panamericana de la Salud advirtió que eso no se puede hacer con cualquier método. "Es igualmente importante asegurarnos de que las pruebas que empiezan a aparecer sean confiables y eficaces", manifestó la Dra. Carissa Etienne, directora de la organización.

La preocupación parece ser más marcada respecto de las pruebas rápidas serológicas, varias de las cuales ya se comercializan por internet. En Estados Unidos ya salieron al mercado aproximadamente 90 sin ningún proceso de validación. "Tener muchas pruebas imprecisas es peor que no tener ninguna", aseguró Kelly Wroblewski, directora de enfermedades infecciosas de Association of Public Health Laboratories.

En Alemania, en tanto, advierten contra la promoción de pruebas para la autoevaluación en el hogar: "Estas pruebas rápidas no son lo suficientemente confiables; hay demasiadas fuentes de error, y esto a su vez puede conducir a riesgos para la salud", señaló el Dr. Martin Schulz, presidente de la Arzneimittelkommission der Deutschen Apotheker (Comisión de Drogas de los Farmacéuticos Alemanes).

La pandemia exacerba la ansiedad patológica (pero estar muy tranquilo tampoco conviene)

Las personas con ansiedad patológica tienden a tener un pensamiento catastrófico, e imaginar siempre el peor escenario, y esa característica puede estar naturalmente exacerbada en momentos tensos como el actual, señaló Antônio Geraldo da Silva, presidente de la Associação Brasileira de Psiquiatria.

"No podemos decir que la preocupación de las personas con ansiedad en este momento sea infundada", reconoció el Dr. Da Silva. "Esta es, incluso, una de las características que se pueden agravar durante el periodo de pandemia".

De cualquier forma, un editorial en Journal of Anxiety Disorders alertó que la situación opuesta, la de aquellos que no manifiestan ninguna ansiedad por COVID-19 y creen que tienen muy baja probabilidad de enfermar, puede aumentar el riesgo de que no se adhieran a las medidas de distanciamiento social, afectando el control de su diseminación.

Cuatro parámetros para predecir el riesgo de progresión

Un nuevo modelo de puntuación desarrollado a partir de 208 pacientes consecutivos con COVID-19 confirmada predice con precisión general de 91% si el riesgo de progresión es bajo, intermedio o alto, según autores chinos. Se basa en cuatro factores, variables o parámetros: presencia o no de comorbilidad; edad mayor o menor de 60 años; recuento de linfocitos (peor si es inferior a 1x109/litro), y lactato deshidrogenasa (peor si es mayor a 500 U/l).

"Si se valida este modelo, permitirá la utilización eficiente de recursos médicos, aumentará el efecto terapéutico, y reducirá la mortalidad por COVID-19", concluyeron los autores en Clinical Infectious Diseases.

Una perspectiva ética contra hidroxicloroquina

Si usted estuviera muriendo por COVID-19 en una sala de cuidados críticos, ¿no valdría la pena probar si hidroxicloroquina funciona? No, respondió Art Caplan, Ph. D., director de la División de Ética Médica en New York University Langone Medical Center, en Estados Unidos.

Y explicó que el estudio en Francia que combina el fármaco con azitromicina no aporta ninguna evidencia confiable, ya que se ignoran la dosis, la frecuencia de administración y el efecto. Mientras que un estudio retrospectivo en Estados Unidos tampoco pudo documentar una asociación con la menor necesidad de ventilación mecánica.

Otro problema con los antimaláricos es que fueron aprobados para personas de 35 años que van a lugares donde hay mosquitos que transmiten la malaria, agregó Caplan. "No fueron aprobados para adultos mayores de 75 años con ventiladores y trastornos cardiacos y pulmonares subyacentes. ¿Alguien se acuerda de Vioxx? Es un fármaco aprobado, pero hasta que se empezó a administrar en adultos mayores y comenzaron a tener ataques cardiacos y morir, no sabíamos que no era seguro para ese grupo".

Aun así, el día 23 de abril, el Conselho Federal de Medicina de Brasil amplió la autorización de prescripción de cloroquina y de hidroxicloroquina para pacientes con cuadros leves y con síntomas importantes, pero sin necesidad de cuidados intensivos (antes solo se permitía para los casos graves).

¿Se pueden reutilizar las mascarillas N95?

Mientras se extiende la preocupación por la falta de suficientes equipos de protección personal/individual en profesionales de la salud, un estudio preliminar de National Institutes of Health (NIH), en Estados Unidos, sugiere la factibilidad de una vía alternativa: reutilizar mascarillas especiales N95, que sin embargo, se fabricaron para ser descartados después de su empleo.

Según el trabajo, que aún no fue publicado en una revista con revisión por pares, exponer las mascarillas contaminadas a peróxido de hidrógeno vaporizado (10 minutos), luz ultravioleta o calor seco (60 minutos), elimina los SARS-CoV-2 de la superficie y preserva la integridad del producto hasta dos o tres usos. "Debemos explorar otros mecanismos para tener estas mascarillas en uso cuando hay escasez", reconoció Ravina Kullar, doctora en farmacia, de la Infectious Diseases Society of America, quien no participó en el estudio. La Food and Drug Administration de Estados Unidos ya había convocado a fabricantes de estos dispositivos para facilitar la autorización de su reprocesamiento en este contexto de emergencia.

La radiografía de tórax no permite descartar COVID-19, pero podría tener un lugar

Los pacientes que se presentan en centros de urgencia con síntomas que habilitan la sospecha de COVID-19 pueden tener una radiografía de tórax normal aun estando infectados con SARS-CoV-2, según un estudio en Journal of Urgent Care Medicine.

Sin embargo, aunque no sean sensibles ni específicos, los rayos X aún podrían tener un lugar: "Son razonablemente buenos para determinar qué tan mal va el proceso de la enfermedad. En la medida en que los médicos sean conscientes de que una radiografía negativa no es un pasaporte para abandonar el distanciamiento social y el aislamiento, yo alentaría su uso", aseguró el Dr. Saurabh Jha, profesor de radiología en el hospital de la University of Pennsylvania, en Filadelfia, Estados Unidos.

El enigmático papel de la nicotina

La mera pregunta es perturbadora: ¿es posible que fumar tenga un efecto preventivo sobre COVID-19? La sospecha fue planteada por el Dr. Jean-François Delfraissy, director del comité científico contra COVID-19 en Francia.

"Descubrimos que la gran mayoría de los casos graves no está integrada por fumadores, como si el tabaco protegiera contra este virus a través de la nicotina", dijo el Dr. Delfraissy. Se ha planteado que el efecto podría estar mediado por una regulación negativa de la expresión de receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2, que son la puerta de ingreso del SARS-CoV-2 a las células del pulmón.

Sin embargo, los datos de los estudios epidemiológicos y de laboratorio son contradictorios e incompletos. El Dr. Bertrand Dautzenberg, neumólogo y tabacólogo, recordó que el tabaco ha matado a 20.000 fumadores en Francia desde principios de año.

Asimismo, según los datos de comorbilidades en México al 13 de abril, muestran al tabaquismo presente en 11,4% de los fallecidos por COVID-19 en el país. La OMS informa que es probable que los fumadores sean más vulnerables a la COVID-19.

Las víctimas ocultas de la pandemia: los enfermos por otras causas

Aunque retrasar chequeos, cirugías y otros procedimientos electivos para liberar camas de cuidados intensivos y preservar el distanciamiento social es de sentido común, muchas enfermedades que no son emergencias podrían convertirse en una amenaza para la vida, o si no se tratan rápidamente, dejar al paciente con una discapacidad permanente. Entran en una zona gris de riesgo médico, afirmó Denise Grady en The New York Times, quien cita, por ejemplo, que una cuarta parte de los pacientes de cáncer en Estados Unidos informó de retrasos en su atención debido a la pandemia.

Son las víctimas ocultas de COVID-19, afirma el artículo. Desde neurocirugías y trasplantes de órganos hasta pruebas de laboratorio para ajustar las dosis de anticoagulantes, muchas prácticas se han suspendido o no se realizan con la frecuencia necesaria.

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