Tres retos de la enfermedad cardiovascular a lo largo de la vida: demencia vascular, enfermedad subclínica y educación médica

Pablo Hernández Mares

2 de abril de 2020

GUADALAJARA, MEX. Durante el Congreso Anual de Cardiología Internacional (CADECI) 2020, el Dr. Valentín Fuster, jefe, del Mount Sinai Heart, en Nueva York, Estados Unidos y director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III en Madrid, España, impartió tres conferencias acerca de los retos de la enfermedad cardiovascular en las tres edades en que divide a la población: 50 a 100 años; 25 a 50, y del nacimiento a los 25.[1,2,3]

Dr. Valentín Fuster

Reto en la edad avanzada: demencia vascular

En el año 2020 estamos de acuerdo en que la hipertensión, la diabetes y la hipercolesterolemia dan lugar a la demencia vascular, y al mismo tiempo contribuyen a la enfermedad de Alzheimer, afirmó durante su conferencia.[1]

Para el Dr. Fuster el reto fundamental de la edad de los 50 a los 100 años es la demencia.[4] "Creemos que existe relación entre los factores de riesgo que dan lugar a las enfermedades de las grandes arterias con una enfermedad que no es arterosclerosis, pero que es hiperplasia de la íntima de las arteriolas del cerebro", señaló.

La hipótesis que ha trabajado el equipo del Dr. Fuster en los últimos tres años indica que es posible que al mismo tiempo que las arterias del cerebro se van cerrando con la hiperplasia, el metabolismo cerebral empieza a disminuir el poder cognitivo, aunque se desconoce si esto en realidad sea evidente desde el punto de vista de la conducta del individuo, pero que es claro que la isquemia da lugar a microinfartos del cerebro, lo cual se ve a través de la resonancia magnética, y hay gran disminución del poder cognitivo, y como prueba está la enfermedad de Alzheimer.

Asimismo, el especialista aseguró que los avances respecto al tema de la relación de los factores de riesgo y el cerebro en el último año son absolutamente espectaculares.

El Dr. Fuster mencionó cuatro estudios publicados en el último año, que están de acuerdo en que los factores de riesgo que dan lugar a la enfermedad aterosclerótica de las grandes arterias pueden afectar a las pequeñas arterias o arteriolas del cerebro, y al final originar microinfarto y alteración del poder cognitivo.

El primer estudio analiza la distribución y prevalencia de demencia dividida en tres tipos: enfermedad de Alzheimer, demencia vascular, y combinación de ambos.[5] "La gente está más preocupada por el cerebro, por el poder cognitivo, que por un infarto de miocardio. Esto tiene mucha importancia cuando ven enfermos que les dicen: ‘Moriré de un ataque cardiaco’; pero cuando ustedes les piden que dejen de fumar o que controlen la hipertensión porque el poder cognitivo de su cerebro estará disfuncional, sí los van a escuchar", puntualizó el Dr. Fuster.

El segundo estudio, TANSNIP-PESA, que inició hace 3 años en Europa y Estados Unidos, evalúa 1.000 individuos; en 500 con demencia se observaron las grandes arterias, y en 500 con enfermedades de las grandes arterias se vio si se desarrollaba demencia, como en un estudio cruzado, detalló el expresidente de la World Heart Federation.

El especialista adelantó algunos datos del estudio, mencionando que han logrado analizar a 400 de los 1.000 individuos que se propusieron; "no puedo presentar resultados, pero en los primeros 100 se ve que en cuanto más avanzado se encuentra el poder de los factores de riesgo de puntaje de Framingham, más disminuye el poder cognitivo".

De acuerdo con el Dr. Fuster, el tercer estudio es fundamental y completamente nuevo; en este se observa el metabolismo cerebral de 4.000 individuos a una edad media de 45 - 50 años. El clínico destacó que básicamente han estudiado todos los factores de riesgo, entre ellos la hipertensión; y en una hipertensión no tratada, cuando se realiza una tomografía por emisión de positrones, se observa que regiones cognitivas muy importantes tienen hipometabolismo, algo que también se ha visto en diabetes e hipercolesterolemia avanzadas.

Sin embargo, para el Dr. Fuster el estudio más fascinante es el publicado sobre un modelo experimental de la enfermedad de Alzheimer.[6] La investigación en modelos murinos con enfermedad de alzheimer en el que la administración de dabigatrán (a una dosis parecida a la que se utiliza en humanos con fibrilación auricular) inhibió la trombina y la formación de trombos oclusivos con impacto en el mantenimiento de la cognición y perfusión cerebral en los ratones.

"Actualmente nos preocupan mucho las estatinas en el terreno médico. ¿Estos fármacos pueden afectar el poder cognitivo? En el estudio más importante que se ha hecho en individuos que nunca han tomado estatinas o pacientes que las están tomando divididos en cuatro grupos,[7] la realidad es que no hay afectación del poder cognitivo, como tampoco se afecta la memoria", aseguró el Dr. Fuster.

Reto en la edad mediana: enfermedad subclínica

En tanto, en la edad mediana el Dr. Fuster se refirió a que el reto más importante en este rango es conocer si se desarrolla o no la enfermedad coronaria, mencionando el estudio PESA, que dio seguimiento por 20 años a 4.184 individuos que trabajan en el Banco Santander, en Madrid.[2]

"Repetimos la misma tecnología tres años más tarde; los resultados se publicarán en algunas semanas, pero básicamente consisten en que la enfermedad progresa en 41% de los individuos tres años más tarde; pensar que hablamos de una enfermedad estable, sin ningún problema, no es verdad", detalló el especialista.

El cardiólogo expuso que en 1.000 de estos individuos de 40 a 55 años, 53% ya tiene enfermedad fibrótica en las carótidas, con resonancia magnética, "pero si vamos a la iliofemoral, es de 74 %, lo que resulta interesante, puesto que ahí es donde empieza la enfermedad; esto lo hemos visto en el cerdo experimental, que tiene el mismo sistema cardiovascular que los seres humanos."

El Dr. Valentín Fuster cuestionó si la enfermedad coronaria es una enfermedad por factores de riesgo solamente, o hay un problema genético importante. "Lo que hicimos fue guardar en una nevera todas las muestras de sangre de estos individuos, la preparamos para estudios genéticos que algún día se iban a hacer y, ese día llegó hace 3 años".

La mayoría de individuos que tienen un factor genético de riesgo importante también tiene factores de riesgo que pueden alterarse; cuando intentamos modificarlo, específicamente el colesterol con estatinas bajó significativamente los eventos cardiovasculares, lo que indica que una genética importante no justifica no cuidarse, argumentó el Dr. Fuster.

El especialista también señaló que el objetivo en la edad de 25 a 50 años es la detección temprana del desarrollo de la enfermedad a través de tecnologías baratas; "solamente necesitamos hacer una ecografía de la iliofemoral, porque aquí es donde la enfermedad empieza, y luego mirar los factores de riesgo. Entrar en genética es difícil en países de economía baja", puntualizó.

Los programas de salud con participación comunitaria han sido exitosos en la modificación de los estilos de vida. 

"En siete lugares de España hemos visto lo mismo que en alcohólicos anónimos: individuos que tienen obesidad, hipertensión, tabaquismo o falta de ejercicio se reúnen una vez al mes, donde se les pide cuidar su salud. Los resultados son fascinantes, concluyendo que a mediana edad estos individuos cambia, pero solamente si se rodean de otras personas, ya sea familia, vecinos, o miembros de la iglesia; solos, el cambio no dura mucho tiempo", explicó.

Reto en la infancia: educación médica

Por último, en su conferencia sobre el reto en la infancia el Dr. Fuster detalló que 75% de los adultos con obesidad empieza a edades tempranas (de los 2 a los 19 años), pero los grandes estudios inician hasta los 30 años de edad. "Podemos empezar a explicar a los niños de los 3 a los 6 años que la salud es una prioridad", recomendó el Dr. Fuster.[3]

También mencionó algunos resultados del estudio que realizaron en Harlem, Nueva York, en donde trabajaron con 600 familias, indicando que la enfermedad aterosclerótica empieza a los 20 años.[8]

"Estos son proyectos científicos. Nuestra misión es ir con la ciencia para enseñar al público algo que entienda, no decirle que baje de peso; esto va mucho más lejos", puntualizó el cardiólogo, concluyendo que cuando más tarde se empieza a trabajar en la salud, la posibilidad de beneficio es baja y el costo es muy alto; y al contrario, cuanto antes se empiece, el beneficio es mayor y el costo disminuye.

El Dr. Valentín Fuster ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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