Hace dos décadas, durante uno de los peores momentos de mi residencia, vi un anuncio en el pasillo del hospital que decía: "Día del Bienestar del Residente". Todo el evento consistía en una bandeja de pastelillos gratuitos. No necesitaba un pastelillo. Necesitaba un psiquiatra. Necesitaba dormir. Necesitaba un límite aceptable al número de horas que podía trabajar en una semana. Estaba sufriendo y mi hospital respondía… ofreciéndome un pastelillo. Ese gesto, al igual que otras tantas retóricas y artículos publicados, me dejó un mensaje claro: de mí dependía resolver mi desgaste profesional.
Pregunte a cualquier grupo de estudiantes de medicina, residente o médico en ejercicio: "¿Qué está haciendo para evitar o resolver su propio desgaste profesional?", y probablemente se enfrascará en una acalorada conversación. La investigación disponible sobre el desgaste profesional del médico señala de manera abrumadora que factores organizacionales son las causas principales. La formación educativa en medicina expone a los estudiantes a situaciones que carecen de protección psíquica básica, y en consecuencia, muchos sufrimos daños emocionales importantes.
Así que no es sorprendente que nos enojemos cuando las personas pregunten qué medidas hemos adoptado para resolver un problema que ellas causaron. Se siente como si alguien nos lanzara a un incendio y luego preguntara qué hacemos para evitar quemarnos.
Pero nuestra indignación por un reproche equivocado nos puede impedir aceptar y acoger lo que realmente nos ayuda. No hablo de ofrendas de sordos, como la clase de yoga esporádica o una bandeja de pastelillos. Más allá de estos esfuerzos de bienestar homeopático lamentables, podemos adoptar acciones válidas para ayudarnos a nosotros mismos. Lo sé, porque he encontrado algunas que han tenido una poderosa repercusión en mi vida.
La mente es importante
Lo primero que podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos es aprender a ser más conscientes de nuestros patrones de pensamiento y emociones asociadas, y cómo reaccionamos a ellos. Cuando somos estudiantes de medicina típicamente nos enseñan estrategias cognitivas útiles para combatir pensamientos de inadaptación pues nuestros propios maestros y líderes no suelen tener estas habilidades.
Si piensa en estas estrategias de la misma manera que piensa en cualquier otra habilidad muy técnica, es congruente que necesitaría buscar personas con el conocimiento especializado para que le enseñen.
La atención plena (mindfulness) es un camino para desarrollar estas habilidades. Estoy muy consciente de que la atención plena es una palabra "gatillo" para muchos estudiantes de medicina, residentes y personal. Dicen que esta técnica es como ofrecer un salvavidas a una persona que se está ahogando. Un problema común con el entrenamiento en atención plena es que las experiencias iniciales de muchas personas son demasiado breves, de calidad deficiente y no están adaptadas a los entornos clínicos.
Tal vez nuestra actitud hacia la atención plena sería mejor si la llamáramos "autorregulación y entrenamiento en percepción situacional para entornos de alta carga cognitiva en medicina", porque eso es en realidad.
En lo personal, me he entrenado en un programa publicado en JAMA, basado en evidencia, creado y dirigido por un médico que ofrece la University of Rochester School of Medicine and Dentistry. Este me enseñó cómo la atención plena, la autorregulación y la mayor consciencia de mí misma pueden aplicarse a cada momento en un contexto clínico real.
Estas habilidades me han ofrecido una forma de lidiar con algunas de las emociones más difíciles. En consecuencia, el programa no solo me ha hecho más feliz y mejor médica, sino también mejor gestora.
Puedo aguantar más fácilmente trabajar desde el interior de esas condiciones sistemáticas detestables y abusivas para influir en que otros cambien.
Para ser claros, una administración que pide a sus empleados o estudiantes que practiquen la atención plena no se ha absuelto a sí misma de tener que abordar las causas fundamentales del desgaste profesional. Sin embargo, pedir a estudiantes y personal que adopten esta medida como parte de una estrategia más amplia implica reconocer que las acciones y conducta del individuo son parte de lo que crea la cultura institucional. The Gold Foundation es ejemplo de una organización que ofrece entrenamiento en atención plena a facultades de medicina.
Después de trabajar en la percepción de nuestros patrones de pensamiento, un segundo paso es fortalecer la autovaloración. El Dr. Mickey Trockel, Ph. D, describe la autovaloración como "dar prioridad al bienestar personal aunado a una perspectiva de actitud de crecimiento hacia la imperfección personal".[1] El Dr. Trockel ha observado que los médicos con una puntuación más alta en medidas de autovaloración presentan menos riesgo de desgaste profesional. El diálogo interno duro es ejemplo de un hábito disfuncional que se enseña a los estudiantes de medicina. Aprender a ver y hablarnos a nosotros mismos con la misma empatía constructiva y actitud de crecimiento que ofreceríamos a un amigo cercano es ejemplo de una forma en que podemos aumentar nuestra autovaloración.
Una estrategia concreta para desarrollar esta habilidad es describir eventos y sentimientos difíciles en tercera persona. Por ejemplo, en vez de una autocrítica del propio desempeño, se podría hablar a sí mismo en tercera persona: "Sara acaba de atender un caso muy difícil. Nunca antes había atendido a un paciente como este, y sabrá cómo hacerlo mejor la próxima vez".
Esta técnica puede ser útil para manejar emociones que rápidamente se convierten en inadaptación, como vergüenza, culpa y sentimientos de ser un impostor. Traten de utilizar esta estrategia con compañeros de clase y amigos cuando estén atorados en un ciclo de autocensura, y pídanles que se den cuenta de cómo se sienten antes y después.
De nuevo, esta no es una validación de la teoría de que de alguna manera somos culpables de nuestro propio desgaste profesional. Es una estrategia práctica para fortalecer una capacidad que ha demostrado ser protectora, y que puede ofrecer beneficio en cualquier entorno clínico.
El cuerpo también es importante
Aunque las prácticas ideadas para fortalecer la mente son decisivas, cuidar nuestro propio cuerpo tiene la misma importancia. Sigo buscando con ahínco y esforzándome por seguir los consejos de salud concernientes específicamente a los médicos. En esencia, trato de conceptuar mi cuerpo como una máquina médica compleja y especializada. Como señaló el Dr. Trockel, es el "instrumento de la práctica" más importante.
Maryam Hamidi, Ph. D., ha publicado amplia información sobre nutrición específica para médicos. Uno de sus artículos de investigación demuestra el momento óptimo para evitar comer durante los turnos nocturnos, a fin de mitigar la alteración relacionada con el sueño.[2] Otra investigación correlaciona la deshidratación con el trastorno cognitivo leve.[3]
Familiarizarnos con tal literatura puede hacernos mucho más difícil aceptar normas culturales que nos fomentan descuidar nuestras necesidades básicas. De nuevo, el sistema es el principal culpable, y estoy plenamente consciente de que la autonomía en la facultad de medicina y la residencia suele ser muy limitada. Sin embargo, cuando era estudiante, mis propios impulsos tempranos para ignorar las necesidades físicas también surgieron de mis actitudes y creencias personales en torno al cuidado de mí misma.
Este es un ejemplo más de cómo el desarrollar la comprensión de mis patrones de pensamiento me permitió cuidarme a mí misma de una manera que ha influido en mi calidad de vida y en el cuidado que brindo a mis pacientes. Los cambios pequeños se suman, y podemos beneficiarnos de ellos, independientemente de que trabajemos en un entorno tóxico o saludable.
Lo que he llegado a creer es esto: si pensamos que la única solución para resolver el desgaste profesional del médico es reparar el sistema, nos arriesgamos a interiorizar la idea de que todas las soluciones están fuera de nuestro control. En ese momento renunciamos a la facultad personal de controlar las cosas que podemos. No se trata de quitar culpa a las organizaciones e instituciones en lo que respecta a que hagan su parte para abordar los principales factores que determinan el desgaste profesional. Se trata de aceptar lo que podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos.
Más de 3 años después de hacer un esfuerzo importante para aprender cómo aplicar la atención plena en mi vida clínica, he observado una diferencia importante. Me siento más plenamente presente con los pacientes y los colegas y acepto más la diversidad compleja de emociones que se me presentan durante un día clínico normal. Me trato a mí misma y a otros con más compasión. Ahora también enseño práctica consciente a estudiantes de medicina, a profesores y líderes en diferentes lugares del país, como una de las muchas estrategias que he adoptado.
El sistema debe cambiar, y también debemos hacer lo posible por identificar y practicar estrategias de bienestar significativas como si nuestras vidas dependieran de ello. Pues me parece que así es. De manera que cuando alguien les ofrezca un pastelillo como cura para su desgaste profesional, no duden en rechazarlo. Pero no rechacen la idea de que hay cosas que pueden hacer para asumir el control de su propio bienestar.
La Dra. Jillian Horton, F.R.C.P.C., es jefa asociada del Department of Internal Medicine, directora del Programa Alan Klass en Humanidades en Salud, y decana asociada de asuntos de estudiantes de pregrado en la University of Manitoba en Winnipeg, Canadá. Es miembro del grupo de Stanford University Chief Wellness Officer 2019 y se capacitó en la práctica de la atención plena en la University of Rochester School of Medicine and Dentistry. Sus memorias sobre medicina y educación médica serán publicadas por Harper Collins Canada en febrero de 2021.
Para más contenido siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
Contenido relacionado |
Medscape Noticias Médicas © 2020 WebMD, LLC
Citar este artículo: Su desgaste profesional no es su culpa, pero asuma su responsabilidad - Medscape - 17 de feb de 2020.
Comentario