MADRID, ESP. En el marco del Día de la Lucha contra la Obesidad, celebrado el pasado 10 de diciembre, se presentó la iniciativa Stop discriminación, la obesidad también es una enfermedad, acción conjunta dirigida a denunciar y centrar la atención sobre la situación de "desventaja" en la que se actualmente se encuentra la obesidad respecto a otras patologías.[1]
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, se unieron para denunciar dicha situación, analizar las principales causas de esta discriminación, y aportar posibles soluciones para las áreas de mejora que existen en su abordaje.
La Dra. Irene Bretón, presidenta de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, señaló que "existe cierto nihilismo, pero hay que mirar a la obesidad a la cara. El tratamiento no es fácil y requiere controlar muchos factores, algo que es tarea de todos. Sin los tratamientos adecuados, las complicaciones son muy significativas: aumento de la mortalidad, mayor riesgo de padecer otras enfermedades, alteración de la calidad de vida, y un importante gasto sanitario. A esto hay que añadir que en ocasiones parte de la ciudadanía la considera un problema meramente estético, quizá porque no está bien informada acerca de qué problemas secundarios que padece derivan de esta enfermedad".

Dra. Núria Vilarrasa
En declaraciones a Medscape en español, la Dra. Núria Vilarrasa, coordinadora del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, explicó que el principal objetivo de esta iniciativa fue poner de manifiesto el poco reconocimiento que la obesidad tiene como enfermedad crónica, tanto a nivel del ámbito sanitario como de la sociedad.
"La obesidad es una de las patologías más prevalentes en nuestro medio, y se asocia o es causa directa de muchos otros trastornos y enfermedades como hipertensión arterial, diabetes de tipo 2, dislipidemia, síndrome de apnea-hipoapnea del sueño, hígado graso o alteraciones cardiacas, además de vincularse al desarrollo de al menos 13 tipos de cáncer".

Dra. Susana Monereo
En la misma línea, la Dra. Susana Monereo, secretaria de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, destacó que en España esta enfermedad afecta a 21% de la población adulta mayor de 18 años, y a 18% de los menores de esta edad, "pero a pesar de estos datos y de que las cifras siguen en aumento, esta enfermedad está infradiagnosticada e infratratada".
"Además, vemos con frecuencia que las personas con obesidad no reconocen la enfermedad como tal, sino como un problema tangencial, y no consideran que deben ser tratadas. Todas estas son razones que justifican con creces la puesta en marcha de esta iniciativa, realizada de forma conjunta por las sociedades científicas que tenemos la responsabilidad de esta patología, con el objetivo de concientizar sobre la situación de la obesidad como enfermedad discriminada", comentó a Medscape en español.
Estigma, retraso diagnóstico y mensajes con poco interés
Una de las principales áreas de mejora expuestas durante la presentación de la iniciativa es el importante retraso que se da en la consulta sobre el exceso de peso por parte del paciente, estimado en una media de 6 años, según datos del estudio ACTION-IO, y que se debe en gran medida al estigma que sufre esta enfermedad y al desconocimiento de sus dimensiones y consecuencias reales por parte de la población.[2]
"Se estima que una tercera parte de las personas con obesidad no considera este problema como una enfermedad crónica, y hasta 81% piensa que la pérdida de peso es su total responsabilidad. Desgraciadamente, estos retrasos en la consulta favorecen la aparición de patologías asociadas, haciendo la enfermedad cada vez más compleja", afirmó la Dra. Vilarrasa.
Respecto al estigma que aún pesa sobre esta patología, la Dra. Vilarrasa comentó que la obesidad ha sido considerada como "la última forma de prejuicio socialmente aceptable", y que su estigmatización (la etiqueta que la asocia a una baja voluntad, por ejemplo) desafortunadamente está muy arraigada en la sociedad actual, "que culpabiliza al paciente por tener malos hábitos alimentarios y lo hace responsable de su enfermedad, simplificando su compleja y multifactorial etiología, en la que se incluyen factores biológicos, psicológicos, sociales, personales, ambientales, etcétera".
La Dra. Vilarrasa añadió que en este contexto los pacientes demoran la consulta con el profesional de la salud porque creen que ellos mismos son los responsables y piensan que si mejoraran sus hábitos alimentarios no tendrían este problema. "Por parte del profesional de la salud, en muchas ocasiones existe la creencia de que el paciente no está suficientemente motivado para perder peso. Este hecho fomenta que no se aborde el tratamiento de la obesidad en la consulta de la misma manera que se presta atención a otras enfermedades, como hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, o enfermedad cardiovascular, de las que la obesidad es la causa principal".
Esta falta de concientización también evidencia la necesidad de "afinar" más los mensajes que se transmiten a la población respecto a este problema de salud, como manifestó la Dra. Monereo: "Lo primero y primordial es considerar la obesidad como una enfermedad crónica que se puede prevenir si desde el inicio de la vida, incluyendo el embarazo, se realiza una alimentación correcta y saludable, sin excesos, con alimentos que están al alcance de todos a un precio asequible".
"Los mensajes deben dirigirse a toda la población (gestantes, niños, adultos y personas de edad avanzada), evitando la promoción de la sobrealimentación, de alimentos de alta densidad calórica, con grandes cantidades de azúcares y grasas saturadas. Hay que adaptar las pautas de alimentación a cada edad, en el contexto de la promoción de la vida sana, y sobre todo, de la alimentación saludable como un gran valor, no como algo lleno de restricciones y sacrificios".
El concepto "dieta" y sus efectos colaterales
La Dra. Monereo destacó que hay que regular la exaltación de la alimentación como herramienta de felicidad o de aceptación social: "Es importante relacionarse sin tener que comer copiosamente. Hay que aprender a comer menos cantidad y a disfrutar de la comida, viendo la ingesta de alimentos como algo positivo, no restrictivo, fenómeno o tendencia que ya se está produciendo en clases sociales con mayor nivel de educación, donde la obesidad es mucho menos prevalente".
La Dra. Monereo hizo hincapié en la necesidad de eliminar la palabra "dieta" y cambiarla por el concepto de alimentación saludable, "sin caer en tópicos extremos de la alimentación fanática e imposible, como el veganismo extremo, o reclamos como la Real Food, alimentación ecológica, etc., que generan confusión, no están al alcance de todo el mundo, y con frecuencia llevan a dietas desequilibradas".
"La dieta mediterránea, rica en frutas y verduras de temporada, legumbres, frutos secos y cereales, preferentemente integrales, con el aceite de oliva como grasa principal y con proteínas de alto valor biológico como carnes no grasas, huevos y pescados de cualquier tipo, congelados o frescos, está al alcance de todo el mundo. La educación en nutrición es básica, facilitaría mucho la comprensión de los mensajes y evitaría los extremos a los que se llega con la pseudociencia nutricional".
La Dra. Monereo también recordó la necesidad de extender estos esfuerzos de concientización a la práctica del ejercicio físico: "Somos una sociedad totalmente sedentaria, pegada a un ordenador, a un móvil, a una televisión, o sentada en un coche. La vida, sin darnos cuenta, nos ha sentado en una silla, y para moverse hay que pensarlo, sacar tiempo y a veces pagar por ello. Los niños han dejado de jugar activamente por razones múltiples, y desde pequeños se han hecho sedentarios: solo ven deporte, no lo practican".
"Los médicos, por nuestra parte, debemos aprender a prescribir ejercicio físico, y para ello es necesario formarnos y colaborar con expertos en actividad física y deporte, pero el problema es anterior. La promoción de la actividad física le corresponde al estado y a las familias; tiene que ser una asignatura obligatoria y prioritaria durante toda la vida escolar y universitaria, y se debe premiar y promocionar el ocio activo".
Fármacos eficaces… pero sin financiación
Otro aspecto que determina la situación discriminatoria de la obesidad es la existencia de fármacos para su tratamiento, que a pesar de la disponibilidad y la eficacia demostrada, no están financiados por el sistema sanitario, "de manera que su uso se encuentra limitado por las condiciones económicas del paciente. Teniendo en cuenta que esta enfermedad afecta a todos los estratos sociales, pero sobre todo a los económicamente más precarios, este aspecto ejerce gran impacto discriminativo frente a otras enfermedades crónicas", explicó la Dra. Vilarrasa, añadiendo que esta situación no es exclusiva de España, "sino que en los países de nuestro entorno, aunque hay en marcha varias iniciativas para obtener la financiación en determinados casos de obesidad, estos fármacos tampoco están financiados".
Concretamente, actualmente en las farmacias españolas se encuentran disponibles tres fármacos autorizados por la Agencia Española de Medicamentos para el tratamiento de la obesidad, que pueden administrarse como coadyuvantes a los cambios del estilo de vida en personas con índice de masa corporal ≥ 30 kg/m2, y con un índice de masa corporal entre 27 y 29,9 kg/m2, con al menos una comorbilidad (hipertensión, dislipidemia, diabetes de tipo 2, apnea obstructiva del sueño, etc.)
Dichos fármacos son: orlistat 120 mg, naltrexona/bupropión 8 mg/90 mg comprimidos de liberación prolongada, y liraglutida 3 mg pluma precargada inyectable por vía subcutánea.
La Dra. Monereo hizo un repaso a las indicaciones y mecanismos de acción de estas opciones terapéuticas, mencionando que orlistat lleva más de 10 años en el mercado; tiene una eficacia baja y puede tener como efecto secundario una esteatorrea siempre que no se haga bien la dieta baja en grasa recomendada. La mezcla de naltrexona/bupropión ofrece mejor eficacia, consiguiendo pérdidas de peso de más de 5% en 25% - 30% de los pacientes, con respuesta variable según los estudios; actúa reduciendo el hambre y la sensación placentera asociada al consumo de alimentos, pero tiene efectos secundarios que hacen difícil el cumplimiento terapéutico.
Liraglutida 3 mg es el fármaco más potente para la pérdida de peso y mantenimiento del peso perdido; en ensayo clínico ha demostrado ser eficaz con pérdidas de peso de más de 5% en 70% de los pacientes, y más aún en la vida real, donde los pacientes respondedores consiguen pérdidas de 10% - 15% del peso, siempre asociado a dieta y ejercicio. Actúa reduciendo el hambre y aumentando la saciedad, debido a un doble mecanismo a nivel cerebral en los centros del hambre y la saciedad, y a nivel gástrico, ralentizando el vaciado del mismo.
Tiene efectos secundarios de tipo gastrointestinal (náusea y vómito), pero son excepcionales. Dada su elevada eficacia, seguridad y mecanismo de acción, este fármaco está indicado en prácticamente todo tipo de pacientes, incluyendo aquellos con problemas psicológicos o psiquiátricos, al no interferir con otros fármacos.
Cirugía bariátrica: una opción al alza (y cada vez más necesaria)
Respecto a la falta de financiación, la Dra. Monereo comentó que aunque evidentemente esto no sería posible en todos los casos de obesidad, debido a su elevado costo, deberían financiarse estos fármacos para ciertos grupos de pacientes en los que la pérdida de peso es prioritaria, "ya que, por ejemplo, la obesidad es el factor causal de muchas otras enfermedades, como diabetes, para la que sí están financiados este tipo de fármacos. Por tanto, hace falta concientización política, social y sanitaria de la obesidad como enfermedad crónica, así como estudios en los que se demuestre el costo-beneficio de financiar estas terapias".
Durante la presentación de la iniciativa se habló sobre la importancia de tener en cuenta que, sobre todo en algunos casos de escasa respuesta a las estrategias anteriores (control de la alimentación, ejercicio, fármacos), la cirugía bariátrica supone una excelente alternativa.
En este sentido, la Dra. Monereo comentó que esta intervención está indicada en pacientes con índice de masa corporal mayor a 40 kg/m2, o bien índice de masa corporal de 35 asociado a comorbilidades, como pueden ser diabetes de tipo 2, síndrome de apnea-hipoapnea del sueño, enfermedad cardiovascular, etc. "Desgraciadamente estamos viendo que el grupo de obesidad que más crece es el de la obesidad mórbida, tanto en jóvenes como en adultos. Este tipo de obesidad ha pasado de ser poco prevalente (< 0,1%)a tener una prevalencia significativa (> 2%), lo que hace que el número de candidatos a cirugía bariátrica haya aumentado".
Sin embargo, esta mayor demanda choca con las largas listas de espera, que actualmente se sitúan en 1 - 3 años, dependiendo de la comunidad autónoma y del centro sanitario en cuestión.
"Los individuos con obesidad no son prioritarios y, por tanto, no están en las listas de pacientes preferentes para los gestores. Hoy sabemos que la cirugía bariátrica es segura y eficaz, y supone, en muchas ocasiones, el único tratamiento y salida para estos pacientes.
Esta intervención soluciona no solo el exceso de peso, sino que reduce, o incluso hace desaparecer la hipertensión arterial, la diabetes de tipo 2, la enfermedad cardiovascular, y probablemente disminuya la prevalencia de ciertos cánceres, como el de mama, cuello uterino, esofágico y próstata", concluyó la Dra. Monereo.
Las doctoras Vilarrasa y Monereo declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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Citar este artículo: Endocrinos denuncian la situación de "discriminación" en la que se encuentra el abordaje de la obesidad en España - Medscape - 16 de enero de 2020.
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