Alta tasa de pensamientos suicidas en preadolescentes

Michelle E. Grady

Conflictos de interés

19 de agosto de 2019

Hasta 18% de los preadolescentes entre los 11 y 13 años de edad tiene pensamientos suicidas, según una nueva investigación.[1]

Los resultados del estudio de seguimiento longitudinal de tres fases mostraron que 15,9% de niños y niñas preadolescentes experimentaron ideación suicida en la primera fase, y 18,2% y 18,0% en la segunda y tercera fases, respectivamente.

"A pesar de la mejora global en la salud, las tasas globales de comportamiento suicida siguen siendo altas y los suicidios ocurren en todas las regiones del mundo y en todas las edades", señalaron los investigadores, dirigidos por la autora principal, Núria Voltas, Ph. D., de la Universitat Rovira i Virgili, en Tarragona, España.

Los investigadores también analizaron los factores de riesgo de ideación suicida en los participantes y descubrieron que los síntomas depresivos, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo eran los principales factores de riesgo, y que estos diferían según el género.

"En los varones, los síntomas depresivos previos son los que determinan la ideación suicida posterior", señaló Voltas en un comunicado. En las mujeres es una combinación de síntomas de ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo y estado socioeconómico de la familia, agregó.

El estudio fue publicado en versión electrónica el 22 de abril en Archives of Suicide Research.

Segunda causa principal de muerte

Los datos de Centers of Disease Control and Prevention muestran que el suicidio es la segunda causa principal de muerte entre adolescentes y adultos jóvenes. Sin embargo, los investigadores señalaron que pocos estudios longitudinales han examinado los factores de riesgo que pueden conducir a tener pensamientos y comportamientos suicidas.

Los investigadores señalaron que existe una "falta de estudios epidemiológicos sobre las tasas de prevalencia, el riesgo y los factores de protección, así como otras variables que nos permitirían comprender mejor este complejo y multideterminado fenómeno".

También informaron que hay una falta de claridad en la literatura actual con respecto a la definición de comportamiento suicida. Por tanto, en el estudio actual consideraron el término ampliamente e incluyeron "ideación suicida, planes suicidas, amenazas suicidas, comportamiento autolesivo, intentos de suicidio y consumación del suicidio, todo lo cual se considera dentro de un espectro de comportamiento suicida".

Los objetivos primarios del estudio fueron determinar la prevalencia de la ideación suicida y los factores de riesgo predictivos en la adolescencia temprana. El equipo de investigación estudió a 720 niños y 794 niñas, repartidos en 13 escuelas en Reus, España.

Los jóvenes participantes fueron monitoreados durante tres periodos de desarrollo, a los 10, 11 y 13 años.

Al comienzo del estudio, 1.514 niños con una edad promedio de 10,2 años respondieron a una serie de pruebas psicológicas para determinar qué niños presentaban síntomas emocionales relacionados con la depresión, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo.

Estas pruebas incluyeron el Inventario de depresión infantil (CDI) y otras pruebas psicopatológicas. A partir de sus respuestas, los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos: un grupo control y el grupo en riesgo de tener problemas emocionales.

Durante la primera fase, 16% de los participantes del estudio informaron que habían pensado en el suicidio, y de ellos, 33% informó lo mismo 1 año después.

Los niños en riesgo de trastornos emocionales (n = 405) y una submuestra de niños considerados sin riesgo (n = 157) fueron evaluados 1 año después en la segunda fase del estudio. Estos incluyeron 254 niños y 308 niñas (edad promedio: 11,3 años).

En esta fase se volvió a administrar la misma batería de pruebas y un psiquiatra infantil y dos psicólogos infantiles hicieron diagnósticos psiquiátricos utilizando la Mini entrevista neuropsiquiátrica internacional para niños y adolescentes (MINI-Kid).

En la segunda fase, 21,6% (n = 121) informó que había buscado ayuda profesional para problemas psicológicos. La prevalencia de los trastornos emocionales fue de 3,4% para los trastornos depresivos, de 11,8% para los trastornos de ansiedad y de 1,8% para el trastorno obsesivo-compulsivo.

Dos años después, todos los niños de la segunda fase fueron invitados a participar en la tercera y última fase del estudio. Esta fase incluyó a 245 participantes (174 niñas, 98 niños; edad promedio: 13,5 años).

Tanto en la segunda como en la tercera fase del estudio, 18% informó ideación suicida medida por un puntaje de 1 o 2 en el ítem 9 del Inventario de depresión infantil. El riesgo de suicidio se determinó en una entrevista personal y estuvo presente en 12,2% de los niños con una edad promedio de 11 años. Los investigadores encontraron que la gravedad del comportamiento suicida era mayor en los niños.

Las tasas de reporte de pensamientos suicidas fueron altas en las tres fases del estudio y oscilaron entre 15% y 18%. Sin embargo, solo 0,7% marcó el ítem "quiero suicidarme".

La mayor prevalencia de pensamientos suicidas en la segunda y tercera fases del estudio puede deberse a que desde la primera hasta la segunda fase, la muestra se analizó en busca de problemas emocionales.

Por tanto, la muestra en la segunda fase del estudio incluyó a participantes con un mayor riesgo de presentar trastornos emocionales, en comparación con la muestra de la primera fase.

La identificación de los factores de riesgo asociados con la ideación suicida "nos permitirá tener un mayor control sobre este aspecto en particular y tomar medidas de prevención en los preadolescentes, que están pasando por un período de vulnerabilidad considerable", señaló Voltas.

Los investigadores reconocen las limitaciones del estudio que incluyen su pequeño tamaño de muestra en la fase de seguimiento, que no se realizó ninguna entrevista de diagnóstico en la tercera fase de seguimiento y que la Escala de evaluación global para menores (CGAS) se determinó a partir del autonotificación.

Sin embargo, señalan que "la ideación suicida se considera un problema importante de salud pública que puede conducir a discapacidades graves en la vida cotidiana de las personas que lo padecen".

Los hallazgos del estudio, concluyen los investigadores, destacan la necesidad de llevar a cabo actividades de prevención efectivas y "evitar que muchos adolescentes sufran con pensamientos y comportamientos suicidas".

Interpretar con precaución

Al comentar sobre los hallazgos de Medscape Noticias Médicas, el Dr. Tyler R. Black, director médico de la Unidad de Emergencia Psiquiátrica Infantil y Adolescente en el BC Children's Hospital, en Vancouver, Canadá, comentó que es importante considerar las preguntas que se hicieron al interpretar los datos.

"Sabemos que un porcentaje importante de los niños tienen pensamientos suicidas y es importante definir qué queremos decir con eso", destacó el Dr. Black, quien no participó en la investigación. "Algunos tienen fuertes pensamientos suicidas como: 'Quiero morir', y otros tienen pensamientos leves: '¿Cómo sería morir?'. Entonces, cuando alguien responde a una pregunta de la encuesta, realmente importa cuáles preguntas se hicieron.

"En el estudio, 15% de los niños dijo que piensa en el suicidio pero que no lo haría, y es difícil saber la peligrosidad de esos pensamientos. Podrían sólo estarse preguntando sobre el suicidio a medida que se corre la voz, mientras que un porcentaje menor, 0,7% que quiere suicidárse lo integran niños que nos preocuparían porque tienen un pensamiento más activo".

Uno de los principales desafíos del estudio es que la pregunta principal, que recibió una tasa de respuesta de 12% a 16%, es una pregunta suicida muy leve, puntualizó el Dr. Black.

Menos niños informaron que querían morir activamente por suicidio. El Dr. Black dijo que la ciencia también está dejando de clasificar a las personas como de alto, bajo o mediano riesgo de suicidio.

"Simplemente no hay forma de saber quién tiene riesgo alto, bajo o medio. El riesgo de suicidio debe considerarse en todas las personas mayores de 10 años, por todos los médicos", añadió. "Hubo muchos comentarios en el estudio sobre el riesgo alto, bajo y medio, y la ciencia nos está alejando de esta dirección, y observando más cuáles factores de riesgo los hacen más suicidas o menos suicidas. Me gustó el comentario de la importancia de la ansiedad, la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo, que está asociado con las tasas de suicidio".

Finalmente, el Dr. Black señaló la importancia de reconocer que la persistencia a 1 año de querer morir activamente por suicidio se mantuvo en 33%, y la persistencia a 3 años fue de 9,3%.

El estudio fue financiado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social de España y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España. Voltas y el Dr. Black han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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