Urge consolidar un programa nacional de control de cáncer en la infancia y la adolescencia

Myriam Vidal

4 de julio de 2019

ACAPULCO, MEX. Durante el XXV Congreso Internacional de Onco-Hematología Pediátrica, en Acapulco, México, el Dr. Roberto Rivera Luna, subdirector de hemato-oncología del Instituto Nacional de Pediatría en la Ciudad de México, México, presentó una propuesta para mejorar el ‘Programa Nacional de Control de Cáncer en la Infancia y la Adolescencia 2019 - 2024’, discutiendo sobre el mejor curso de acción a tomar frente a esta enfermedad.[1]

Dr. Roberto Rivera Luna

En un mundo donde el cáncer infantil sigue siendo una de las primeras causas de mortalidad entre niños y adolescentes, con un estimado de 80.000 muertes al año, y en el que aproximadamente 43% de los casos no se diagnostica a nivel mundial, las tasas de sobrevida por país siguen mostrando enorme disparidad. Por un lado, en los países desarrollados sobrevive 80% de los niños, mientras que en los países de bajos ingresos solo se alcanza una sobrevida de 10%.[2,3]

De estos casos, la Organización Mundial de la Salud estima que aproximadamente 65% se produce en Latinoamérica y el Caribe, con 17.500 casos diagnosticados al año y más de 8.000 muertes.

Estas cifras se deben a obstáculos tales como el bajo nivel socioeconómico de las familias, que no pueden pagar los tratamientos, la lejanía de los centros de salud especializados de los pacientes, la falta de un seguro médico igualitario por sistemas de salud fragmentados, el atraso de la medicina preventiva por la baja capacitación tanto de familias como de médicos de primer contacto para detectarlo a tiempo, y la falta de acceso a fármacos, entre otras.

Ante este situación, la Organización Mundial de la Salud ha vuelto los ojos hacia esta enfermedad para convertirla en un tema prioritario y empezar a atacar estos problemas tanto a nivel local, por medio de la Organización Panamericana de la Salud, como a nivel mundial, desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible: hacia una agenda 2030 y la Organización de las Naciones Unidas que, en septiembre del presente año incluirá el tema de la cobertura universal como algo que va más allá de la Organización Mundial de la Salud.

Entre estos compromisos asumidos por la Organización Mundial de la Salud se encuentran la Resolución 70.12(2017) de la Asamblea Mundial de la Salud y el Programa General de Trabajo de la Organización Mundial de la Salud 2019 - 2023, que promueven la equidad para todos los niños con cáncer en el mundo.

La idea es alcanzar por lo menos 60% en la tasa de sobrevida de los pacientes pediátricos con cáncer para el año 2030, poniendo énfasis en dos objetivos principales: el aumento de las capacidades a nivel país para brindar servicios de calidad en niños con cáncer, y aumentar la priorización del cáncer infantil a niveles nacional y mundial.

Dr. Miguel Malo

Sin embargo, el Dr. Miguel Malo, viceministro de gobernanza y vigilancia de la salud del Ministerio de Salud Pública de Ecuador y asesor de la Organización Panamericana de la Salud, explicó que esta iniciativa requiere de un compromiso individual dentro de cada uno de los países para garantizar que realmente se cumplan las metas. "Aunque se supone que cada una de las resoluciones de la Organización Mundial de la Salud implica un compromiso del consenso de los países para desarrollar sus políticas, en algunos casos esto no sucede".

De acuerdo con el Dr. Malo, las intervenciones estratégicas de la Organización Mundial de la Salud cubren temas prioritarios, como propiciar la excelencia en los centros de atención, así como la promoción de redes de atención con suficiente fuerza de trabajo competente, asegurar las coberturas de salud universales, crear regímenes de tratamiento apropiados, y dar evaluación y seguimiento constantes y de calidad a los pacientes.

Lo anterior será mucho más fácil de alcanzar en un sistema de salud homogéneo. "Lo primero es tener planes nacionales de control de cáncer que incluyan a todos los grupos etarios", puntualizó el Dr. Malo. Y eso es justamente lo que se pretende conseguir con el ‘Programa Nacional de Control de Cáncer en la Infancia y la Adolescencia 2019 - 2024’.

"Esto es una propuesta, un anteproyecto, para el Programa Nacional de Control de Cáncer Infantil de la nueva administración. Tratamos de delimitar todos los puntos oscuros que tuvo el programa anterior y presentar nuevas propuestas", aclaró el Dr. Rivera.

El onco-pediatra añadió que la visión de este programa es disminuir la carga de enfermedad y propiciar su financiamiento integral, lo cual no sucedió con el programa anterior, en el que, de acuerdo con el experto, la sobrevida global del Seguro Popular de 2017 a 2018 fue únicamente de 53%.

"En el programa anterior, el dinero era asignado al gobernador, quien llevaba esos recursos al secretario de salud, y este al director del hospital. A muchos hospitales prácticamente no llegaban recursos", continuó el Dr. Rivera.

Por tanto, se propone que el nuevo Programa Nacional de Control de Cáncer Infantil enfoque sus recursos en mejorar la detección temprana, el diagnóstico correcto, y en ofrecer tratamiento de primera línea a todo niño y adolescente con cáncer a través de hospitales acreditados a nivel nacional; también es importante elevar la calidad de los profesionales de la salud.

¿Por dónde empezar?

Como con cualquier otra enfermedad, el cáncer infantil está inserto en un sistema nacional de salud particularmente complejo en el que factores como su fragmentación, mala distribución y manejos de recursos, así como la ambigüedad sobre quién recaen responsabilidades, como la optimización de los centros de salud o la compra-venta de los fármacos, lo convierten es un complejo laberinto sin una salida aparente.

Dr. Ruy López

El Dr. Ruy López, director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, habló desde su experiencia personal como médico y director de la dependencia sobre los rubros que requieren una atención más urgente para mejorar la sobrevida del cáncer infantil en México.

"Uno de los problemas más grandes que tenemos es esta desarticulación en todo el sector de salud con diferentes estrategias y coberturas", señaló el Dr. López.

Sin embargo, aunque mucho se ha hablado de contar con un sistema nacional de salud centralizado, existe un temor recurrente entre los médicos de que esto tuviera como consecuencia que enfermedades que hasta hace poco lograron tener visibilidad, como en cáncer infantil, pierdan los servicios ya ganados.

"Me preocupa que en la centralización vayamos a integrarnos al cáncer de adultos, porque probablemente perdamos visibilidad. Ojalá que esta sea una política bien estudiada, bien pensada, porque es algo que hemos ganado en los últimos 20 años", comentó la Dra. Araceli Castellanos, onco-pediatra del Instituto Nacional de Pediatría.

Al respecto, el Dr. López opinó que es posible tener un programa infantil dentro de un programa nacional de cáncer articulado; de hecho, eso facilitaría llevar un control más estricto de la enfermedad con bases de datos únicas y recursos más dirigidos; pero para ello es imprescindible asegurar que los recursos se distribuyan de forma equitativa, sin generar más competencia entre áreas.

"Los queremos juntar para hacer políticas públicas mucho más eficientes; hay muchos recursos terapéuticos que se comparten; aunar enfermedades en un mismo programa no quiere decir perder prioridad y valor, sino aprovechar más los recursos", continuó el especialista.

Otra consecuencia de la desarticulación consiste en que varios centros acreditados para atender enfermedades como el cáncer infantil no estén realmente preparados para atender a los pacientes bajo los requerimientos básicos de los padecimientos.

"Hay muchas instituciones acreditadas, pero que carecen de un laboratorio las 24 horas, de una unidad de terapia intensiva activa, suficiente personal de enfermería o del verdadero presupuesto para personal especializado", señaló el Dr. López.

El problema no necesariamente se resolverá retirando las acreditaciones, como ha sucedido en estados como Durango o Guerrero, sino más bien asegurando que se tengan los recursos necesarios para conservarlas.

"La acreditación es un problema, y la federación se tiene que responsabilizar de esas acreditaciones y no seguir en la postura de: ‘Estado, si no cumples no te doy el dinero’", advirtió el Dr. López.

Además, esta desarticulación ha provocado que constantemente haya escasez de fármacos como vincristina (de uso básico en leucemia, el cáncer infantil más común en México y el mundo) en clínicas a nivel nacional.

La compra consolidada de fármacos de 2019 pretende poner un alto a tal problema, pero esto no es seguro, pues también se han reportado retrasos en las licitaciones a las farmacéuticas y, por tanto, en la distribución de los fármacos.

Aunque es incierto en cuál de los diferentes procesos dentro del sistema se están quedando atoradas las medicinas, el Dr. López mostró apertura al diálogo con los médicos para encontrar soluciones.

"Mi insistencia con integrantes del Seguro Popular es que nos digan en dónde está el riesgo del desabasto, y si es un desabasto crónico o actual. Si es actual necesito entender, porque en mi opinión, hay muchos contratos con farmacias que se metieron en la consolidación y no me queda claro por qué hay desabasto", aclaró el experto.

Finalmente, el director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) enfatizó que para tener una disminución en la demanda de atención del cáncer infantil es crucial empezar a fortalecer las políticas públicas de prevención que incluyen rubros como diagnóstico precoz, atención temprana, e intervenciones dirigidas al individuo.

Ante esto, el Dr. Malo recordó que México no cuenta actualmente con un plan nacional de prevención y control de cáncer, que le permitiría organizar y coordinar los múltiples programas de asistencia en las principales instituciones públicas de salud. "Hay que fortalecer el primer nivel de atención. La posibilidad de hacer un diagnóstico precoz está en el primer nivel de atención".

Gran parte del problema del diagnóstico temprano comienza en el primer nivel de atención. "En prácticamente todas las escuelas de medicina a nivel nacional no hay una materia de oncología, y menos de oncología pediátrica", señaló el Dr. Rivera.

Reforzar la prevención, la detección temprana, el abasto de fármacos y el acceso equitativo a la salud siguen pareciendo metas complicadas, pero no imposibles. El punto es aprender a trabajar en equipo y privilegiar al paciente más allá de las necesidades personales porque, como bien concluyó el Dr. López, "no es lo mismo decir ‘cobertura universal’, que tener atención médica y de calidad".

Los doctores López, Rivera Luna, Malo y Castellanos han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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