Mini Examen Clínico: Arritmias

Dra. Yasmine S. Ali

Conflictos de interés

20 de mayo de 2019

La taquicardia ventricular puede ser sintomática. Los síntomas suelen estar relacionados con la frecuencia cardiaca o con el proceso causal, como el infarto agudo de miocardio Los pacientes sintomáticos presentan palpitaciones, aturdimiento y síncope por hipoperfusión cerebral.

Pueden tener dolor torácico como consecuencia de la isquemia o por el propio ritmo alterado. Comprensiblemente, muchos pacientes presentan ansiedad. El síncope es más frecuente cuando se produce una taquicardia ventricular en el contexto de una cardiopatía estructural.

Las causas de taquicardia ventricular son las siguientes:[6]

  • Cardiopatía isquémica (más frecuente).

  • Cardiopatía estructural con alteración de los patrones de conducción normales (p. ej., miocardiopatía no isquémica, miocardiopatía arritmógena o displasia arritmógena ventricular derecha o miocardiopatía hipertrófica).

  • Cardiopatías congénitas (p. ej., tetralogía de Fallot) y fibrosis quirúrgica asociada.

  • Canalopatías adquiridas, normalmente secundarias a fármacos que prolongan el intervalo QT (p. ej. antiarrítmicos clase IA y clase III, fenotiazinas, metadona y muchos otros); los fármacos que retrasan la conducción miocárdica (p. ej. flecainida, propafenona, halotano) también pueden desencadenar una taquicardia ventricular por reentrada.

  • Canalopatías congénitas (p. ej. síndrome del segmento QT largo, síndrome del segmento QT corto, síndrome de Brugada y taquicardia ventricular polimorfa catecolaminérgica).

  • Desequilibrios electrolíticos (p. ej. hipopotasemia, hipocalcemia, hipomagnesemia).

  • Fármacos simpaticomiméticos, como inotrópicos intravenosos y drogas ilegales como metanfetamina o cocaína.

  • Toxicidad digital, que puede producir taquicardia biventricular.

  • Enfermedades sistémicas que causan miocardiopatía infiltrativa o fibrosis (p. ej. sarcoidosis, amiloidosis, lupus eritematoso sistémico, hemocromatosis, artritis reumatoide).

El electrocardiograma es la prueba diagnóstica de elección para el diagnóstico de taquicardia ventricular. Sin embargo, en un paciente hemodinámicamente inestable o inconsciente, el diagnóstico se basa exclusivamente en los signos físicos y en la tira de ritmo del electrocardiograma.

El ecocardiograma se usa en pacientes con alto riesgo de arritmias ventriculares graves o de muerte súbita cardiaca. En concreto, el ecocardiograma permite cuantificar la función sistólica del ventrículo izquierdo y puede mostrar la presencia o ausencia de anomalías asociadas del movimiento de la pared del ventrículo izquierdo que habitualmente indican la presencia de una cicatriz previa.

El ecocardiograma puede mostrar también hallazgos indicativos de un proceso infiltrativo del miocardio.

En pacientes estables con taquicardia ventricular monomorfa y función del ventrículo izquierdo normal, el ritmo sinusal se normaliza habitualmente con procainamida, amiodarona, o sotalol por vía intravenosa. Si la función del ventrículo izquierdo está alterada, para la conversión farmacológica es mejor usar amiodarona (o lidocaína) que procainamida, por la posibilidad de que este último fármaco empeore la insuficiencia cardiaca.

Sin embargo, evidencia científica reciente indica que amiodarona no debe ser el antiarrítmico de primera línea en la taquicardia ventricular estable, porque sus efectos en la conducción miocárdica y en la refractariedad tienen un inicio gradual.[7]

Para más información sobre taquicardia ventricular, lea aquí.

Comentario

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