Ejercicio aeróbico mejora rendimiento cognitivo y aumenta la calidad de vida de pacientes con esquizofrenia

Carla Nieto Martínez

29 de abril de 2019

MADRID, ESP. Las nuevas vías en el abordaje de la esquizofrenia, especialmente las ventajas de la práctica de ejercicio físico y de los antipsicóticos de larga duración inyectables, fueron parte de los principales temas tratados durante el XXVII Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría, celebrado en Vitoria, España, del 27 de febrero al 2 de marzo.

En el encuentro también se debatieron cuestiones de actualidad de esta especialidad, como las posibilidades que ofrecen la implantación de las tecnologías de la información en la consulta, la tendencia creciente a la psiquiatría personalizada, o los efectos derivados de la actual "ofensiva antipsiquiátrica". 

"Hoy en día, los tratamientos y terapias psiquiátricas están experimentando importantes avances. Por ejemplo, en el caso de la psicosis, disponemos de opciones que se pueden administrar cada tres meses, con un seguimiento desde enfermería, como se hace en pacientes con enfermedades crónicas. En este contexto se puede decir que más de la mitad de los pacientes con enfermedad mental grave, como la esquizofrenia, logrará disfrutar de una recuperación funcional completa, es decir, tendrá una vida social plena con autonomía", comentó el Dr. Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.

En esta línea, el Dr. Bobes refirió los resultados de un estudio realizado en Suecia, en el que se analizó la base de datos de 29.823 pacientes con esquizofrenia registrados en ese país entre 2006 y 2013, con edades comprendidas entre los 16 y los 64 años, y cuyos resultados demostraron la efectividad de los tratamientos antipsicóticos en la práctica clínica real y el avance que se está experimentando en la mejora de estas terapias.[1]

"Los fármacos antipsicóticos de larga duración se asocian a un menor riesgo de rehospitalización, en comparación con formulaciones orales, siendo este riesgo aproximadamente entre 20% y 30% menor con los tratamientos de larga duración inyectables frente a los orales. Además, en general, el tratamiento con antipsicóticos reduce el riesgo de mortalidad en 56% en esquizofrenia frente a los pacientes que no son tratados, y si este tratamiento es inyectable y de larga duración, la reducción de este riesgo de mortalidad es de 33%", agregó.

Alta intensidad + ejercicios de fuerza = mejor atención, memoria y cognición social

En el marco del curso se presentaron los primeros resultados del estudio de marcadores cerebrales asociados con entrenamiento cognitivo y ejercicio en esquizofrenia (CORTEX-SP), actualmente en marcha, liderado por el Hospital Psiquiátrico de Álava en colaboración con el Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad del País Vasco y la Universidad de Deusto.

Las conclusiones de este estudio demuestran que la práctica de ejercicio físico aeróbico de alta intensidad mejora, además de otros factores, la atención, la memoria de trabajo y la cognición social de los pacientes con esquizofrenia.

Los 150 participantes en el estudio realizan ejercicio aeróbico a intervalos, bajo la supervisión de un educador físico deportivo y con un programa personalizado, diseñado en función de las características personales. El proyecto se desarrolla en un recinto deportivo donde los pacientes realizan media hora de bicicleta de alta intensidad que se combina con ejercicios de fuerza, tres días a la semana.

La Dra. Nagore Iriarte, psiquiatra de la Red de Salud Mental de Álava y miembro del equipo que realiza el estudio, explicó que si bien los antipsicóticos han demostrado eficacia al momento de tratar los síntomas positivos de la esquizofrenia (alucinaciones, delirios, etc.), esta eficacia no es la misma respecto a los síntomas negativos (anhedonia, abulia, etc.) o el deterioro cognitivo, "por eso se planteó el uso conjunto de estos fármacos y otro tipo de intervenciones, como la rehabilitación cognitiva o el ejercicio físico, para abordar estas áreas".

Los resultados evidencian que el ejercicio físico no solo mejora las capacidades físicas y los trastornos metabólicos, como el colesterol, sino que también tiene un efecto importante a nivel cerebral y en los síntomas propios de la enfermedad.

"Concretamente, mejora el rendimiento de los dominios cognitivos — atención, memoria, cognición social—; produce cambios en la estructura cerebral, como una menor pérdida de volumen en la sustancia gris y una mayor conectividad estructural en las fibras de la sustancia blanca —comprobado mediante una resonancia magnética pretratamiento y postratamiento — y además, genera cambios en los niveles biomoleculares, ya que eleva las concentraciones de factores neurotróficos derivados del cerebro [BDNF], aumentando la neuroplasticidad en las áreas del cerebro relacionadas con la memoria y la atención", dijo la Dra. Iriarte.

Las "edades psiquiátricas"

Otro de los aspectos que se debatieron durante el curso fue la importancia de abordar los problemas de salud mental en función del segmento de edad de los pacientes, algo cada vez más factible gracias a los últimos avances.

Dr. Pedro Sánchez Gómez

Así, el Dr. Pedro Sánchez Gómez, del Hospital Psiquiátrico de Álava y profesor de la Universidad del País Vasco, durante su participación relativa a los aspectos neurobiológicos del paciente mayor con esquizofrenia, comentó que "la misma intervención que es válida y segura para una persona con depresión en su época de adolescente puede ser ineficaz o hasta perjudicial en su edad media de la vida".

Asimismo, el Dr. Sánchez Gómez opinó que si bien los especialistas conocen algo de las peculiaridades del tratamiento de las personas que viven en la senectud, así como en la infancia o la adolescencia, no suele hablarse tanto en los congresos médicos de las características del tratamiento de las que viven en su madurez.

"Las personas que sufren enfermedades mentales graves suelen tener un envejecimiento de peor calidad que el resto. La propia enfermedad mental se asocia a mecanismos moleculares y celulares que producen un envejecimiento desordenado y acelerado. A ello hay que unir que estas personas suelen tener una serie de hábitos que agilizan los procesos del envejecimiento: tabaquismo, sedentarismo, hábitos dietéticos perjudiciales, etcétera", destacó.

El especialista hizo hincapié en los elementos sociales que intervienen con la misma fuerza que los hábitos en el estado de estos pacientes (aislamiento social, dificultad de acceso a los servicios médicos, estigma), y destacó como uno de los elementos más "escandalosos" la pérdida de expectativa de vida de las personas con enfermedad mental grave.

"En el caso de la esquizofrenia, se estima que las personas con esta enfermedad van a vivir entre 15 y 20 años menos que el resto de la población. Si sumamos el hecho del desempleo casi universal que sufre este grupo de personas, podremos hacernos cargo de las repercusiones de todo esto", comentó.

En esta línea, en el encuentro también se abordaron las peculiaridades de la salud mental en otro sector de la población: la juventud.

El Dr. Fernando Uribe, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, comentó al respecto que en la población joven, la menor percepción del riesgo y su impulsividad facilitan la adopción de conductas peligrosas, entre las que destacan el uso y abuso de diferentes tóxicos (alcohol, tabaco, cannabis). "Asimismo, la incertidumbre respecto al futuro —desempleo, asunción del propio código de valores, fracasos en las relaciones personales— es fuente de ansiedad, de modo que hasta 50% puede llegar a padecer estrés más o menos intenso".

Patología infanto-juvenil: más incidencia y mayor detección

Sobre la incidencia de los trastornos psiquiátricos en este grupo de población, el Dr. Uribe señaló que estos pueden estar presentes en 12% a 15% de los jóvenes, destacando algunos que persisten desde la adolescencia, como los trastornos de conducta alimentaria o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. "Otros pueden comenzar en este periodo, como el trastorno bipolar o el grupo de las esquizofrenias, siendo en estos casos difícil de precisar el diagnóstico y pronóstico futuros, así como su estabilidad diagnóstica".

En cuanto al suicidio, el experto comentó que en este grupo de edad tiende a crecer, llegando a ser la tercera causa de muerte en los jóvenes, con tasas de 3,65 por 100.000 habitantes, por ejemplo, en el País Vasco (datos de 2013).

Respecto a si los expertos han detectado un incremento en cuanto a la incidencia de los trastornos de salud mental en los jóvenes, el Dr. Sánchez Gómez comentó a Medscape en Español que durante décadas no ha habido una asistencia específica centrada en la atención de las patologías de salud mental infanto-juvenil, "algo que ahora sí existe. Se trata de un campo reciente con gran desarrollo. Actualmente ya hay profesionales especializados en esta área y se empiezan a diagnosticar patologías en este grupo de población; lo que no quiere decir que antes no existieran, sino que no eran detectadas".

"En este contexto, en números absolutos, hay muchos más jóvenes y adolescentes que están recibiendo tratamiento psicológico y psiquiátrico en unidades de infanto-juvenil en los servicios de salud. No es tanto que hayan aumentado los casos, sino que antes se asumía que este tipo de enfermedad solía surgir a los 18 años, y ahora se ha visto que niños y adolescentes también presentan patologías de salud mental, lo que explica el ‘aumento’ en este grupo de población", indicó.

Esta mayor "estratificación" de la salud mental por edades puso sobre la mesa la tendencia creciente hacia una "psiquiatría personalizada" que, según los expertos, está en vías de convertirse en una realidad en las consultas, aunque el abordaje de precisión o "a medida", no tiene aún una gran expansión en el campo de la psiquiatría, se está avanzando en su estudio y aplicabilidad.

Dr. Edorta Elizagarate

"En otras especialidades médicas, la nanotecnología, los biomarcadores, la farmacogenética, etc., han tenido una mayor penetración que en la psiquiatría, pero eso no quiere decir que no exista ni que no nos encaminemos hacia un abordaje cada vez más personalizado", comentó a Medscape en Español el Dr. Edorta Elizagarate, jefe de psiquiatría de la Red de Salud Mental de Álava y codirector del curso.

Inteligencia artificial y otras tecnologías de la información y comunicación para "afinar" el diagnóstico

Un campo donde se están dando importantes avances es la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (apps y programas informáticos dotados de sistemas de comunicación y de inteligencia artificial) a esta especialidad (la psiquiatría 3.0), cuyas aplicaciones, según el Dr. Elizagarate, ya se traducen en cuatro beneficios: detección precoz de las enfermedades mentales, dar tratamientos, mantener el anonimato y facilitar la accesibilidad.

El último aspecto es muy importante, teniendo en cuenta que en 2014 aproximadamente 45% de la población mundial vivía en un país donde había un psiquiatra por cada 100.000 personas. "En muchas ocasiones el acceso al tratamiento es un lujo que mucha gente no tiene o no puede costearse y las aplicaciones de comunicación facilitan esta tarea".

Como ejemplo práctico de aplicación de las tecnologías de la información y comunicación a la psiquiatría. El Dr. Elizagarate comentó dos estudios llevados a cabo por el Departamento de Psiquiatría Computacional y Neuroimagen de la compañía IBM, junto a varias universidades, basados en la construcción de una inteligencia artificial que detecta diferencias en los patrones de habla en pacientes de alto riesgo que desarrollaban psicosis y aquellos que no lo hacían.

Para detectarlo usaron el método de procesamiento natural del lenguaje, que analizaba el habla de los pacientes en busca de diferentes indicadores, como la coherencia de su discurso e ideas, logrando una increíble exactitud retrospectiva de detección de 83% en el segundo grupo de estudio.

De los "antivacunas"... ¿a la "ofensiva antipsiquiátrica"?

En este foro, los expertos también advirtieron sobre el peligro que entrañan los tratamientos en salud mental impartidos por ciertos profesionales sin titulación oficial, que no están regulados y que ofrecen servicios de entrenamiento, enseñanza, gestión personal y terapias de gestión del estrés y la ansiedad, entre otros.

Asimismo, mostraron su preocupación acerca de la nueva "ofensiva antipsiquiátrica", alimentada desde ciertos sectores y grupos asociativos. "Tenemos la necesidad de defender a nuestros enfermos y a nuestra profesión. Como ya sucedió hace unas décadas, los argumentos que esgrimen los enemigos de la psiquiatría conllevan cierto interés (réditos económicos, venta de libros, proselitismo de determinados colectivos, competencia de otras profesiones, etc.) repetitivos y carentes de rigor científico en sus planteamientos", denunció el Dr. Bobes.

En declaraciones a Medscape en Español, el Dr. Sánchez Gómez señaló al respecto: "Esta ofensiva antipsiquiátrica claramente está teniendo eco en la sociedad, pero no se trata solo de una tendencia en contra de la psiquiatría ni un problema específico de esta especialidad, sino que también se están dando corrientes antivacunas, anticardiólogos, etcétera, que se encuadran dentro de una reacción anticientífica que se presentan en los países desarrollados y que tiene varias causas, aunque, en mi opinión, una de las más importantes es que, en la medida que hemos constituido la ciencia como una "religión" que lo explica todo, surgen sentimientos reactivos".

Para el Dr. Sánchez Gómez, aunque los movimientos "anti" son una tendencia que se da en todos los campos de la medicina, en el caso de la psiquiatría afecta a algunas enfermedades específicas como el autismo, la esquizofrenia o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, a las que, según postulan estos movimientos, no hay que tratar con fármacos.

"Evidentemente, promover que ciertas patologías no sean tratadas con las terapias indicadas y probadas con evidencia científica contrastada implica riesgos importantes para la salud de estos pacientes", concluyó el clínico.

Los Dres. Sánchez Gómez y Elizagarate han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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